Big Red Panda – «Grand Orbiter» (2015)
Psychedelic Rock / Progressive / Stoner
Big Red Panda es un colectivo portugués de rock principalmente orientado al psych progresivo, jóvenes músicos con un mismo deseo “devorarse los instrumentos”, grabaron en 2014 su debut homónimo repleto de inagotables riffs y viajes espaciales.
Luego de un año de giras promocionales vuelven por su consagración definitiva, en noviembre y vía Bad Bad Mary Records llega «Gran Orbiter», un breve y alucinante disco de líneas progresivas y armonías siderales.
Un obra que consta de prácticamente sólo de 5 cortes si no consideramos la intro (“Departure”) y outro (“Arrival Pt. I”). Cinco temas son suficientes para pegarte un viaje verdaderamente alucinante, luego del despegue “Milestones” y “High Ride” te golpean con riffs abrasivos y de gran musculatura, temas montados sobre jams que atraviesan el espacio a la velocidad de la luz, un teclado que le otorga una sensación astral de ensueño, muy en la onda de las bandas progresivas de los setenta.
“Sunride Station” es una jodida odisea espacial en donde las influencias floydianas son indiscutibles logrando un sonido altamente envolvente y en exceso cautivante. Las capacidades técnicas ilimitadas te ponen en órbita a golpe de exquisitas guitarras. “Barefoot” tiene ese peso cósmico que arrastra el disco, hasta ahora instrumental, pero que en este tema sorprende por la inclusión de voces a cargo de Pedro Ferreira, como si de Jon Anderson se tratara. Le agrega un carismático toque al evolucionado sonido que Big Red Panda, logra capturar, de fondo volátiles guitarras a lo Earthless, capas de distorsión que aportan un sonido mucho más stoner al disco que vuela muy alto y que termina con el corte que da título al disco. Un cambio más abajo en peso, pero elevadísimo en composición y estructura.
Big Red Panda vuelve después de 1 año de su debut a pegarnos un alucinante viaje espacial, un disco encantador y orgásmico, consolidan un sonido progresivo y psicodélico. Como astros viajeros que iluminan el oscuro espacio con su virtuosismo, guitarras verdaderamente fantasmagóricas que te transportan de un puntapié a otro planeta. Un disco tan breve como preciso, su corta duración hace que los minutos vuelen y de seguro querrás volver a recorrer una y otra vez este fascinante “Gran Orbiter”.
