Church Of Misery – «And Then There Were None» (2016)
Stoner / Doom Metal
Los japoneses Church Of Misery han vuelto en este 2016 con la continuación del que era hasta ahora su último álbum “Thy Kingdom Scum” (reseña aquí), lanzado en el año 2013 por los sellos Rise Above Records y Metal Blade. Para la ocasión y con su nueva obra, “And Then There Were None”, han contando nuevamente con los primeros, la discográfica de Lee Dorrian británica para la distribución de este sexto disco de estudio que viene con la característica de que el único japonés que queda, es el propio Tatsu Mikami, bajista, miembro original y fundador de la banda.
Por primera vez en sus más de 15 años de servidumbre, Church Of Misery cuenta con tres músicos americanos provenientes de bandas como Blood Farmers, Cathedral, Earth Ride o Repulsion, y como siempre, su temática en cada álbum de contarnos ese setlist con nombres de asesinos de masas que van desde la novela de culto “Heaven’s Gate”, pasando por la familia Bender, el médico británico Harold Shipman, causante de más de 200 muertes, o el asesino de adolescentes Tommy Lynn Sells, quién sembro el pánico por varios de los estados de país norteamericano durante las dos últimas décadas del pasado siglo. Todo esto como siembre bien surtido con una trituradora de riffs, que aunque parezcan con menos fuerza que anteriores veces, siguen llevando esa bola de demolición en sus composiciones.
Hay que quitarse el sombrero con la soberana contribución que da su nuevo frontman Scott Carlson, quién acostumbrados a esos gruñidos más propios del genero death metal en su banda Repulsion, también ex bajista de Cathedral, acudió a la llamada de Tatsu para formar parte de su veterano proyecto y evidentemente el resultado ha sido formidable ya que Carlson se ha adaptado bien al estilo doom metal de la banda inundando cada dos por tres esas ennegrecidas ranuras que traen las 7 canciones que componen este disco. Por otro lado, los otros dos fichajes no son menos y si bien Dave Szulkin (Blood Farmers) conlleva esos descerebrados riffs, veáse el caso de un martillo como es “Confessions Of An Embitered Soul”, es el percusionista Eric Little quién lleva esa vendimia tamborilera y sabe marcar pistas enérgicas como puede ser “Rider Demon” y ese marca setentera.
¿Piezas destacadas? Podría decir todo el álbum pero como diría el bueno de Jack El Destripador, muy propio en estos terrenos, vamos por partes… “Murderfreak Blues” me parece un cierre extraordinario para este disco al más puro estilo heavy blues, parece como si el mísmisimo homicida Tommy Lynn te estuviera cortanto lentamente la piel a tiras mientras ves como disfruta del momento y sacia su sed de sangre. El núcleo de esta canción gira en torno a Tatsu, como verdadero motor de esta banda, nos funde de unas grasientas líneas de bajo, monolíticos riffs y esa parte más blusera que acaba asestando el martillazo final. Pero es que desde que el disco arranca con “The Hell Benders” automáticamente nos meten en esa visión sombría muy propia de los discos de Church Of Misery dónde emergen esos vapores psicodélicos y la hemoglobina se esparce por todo su espectro. Incluso cuando escuchas el inicio de “Make Them Slowly” solo falta que suenen los vocoder de “Iron Man”, esta pieza es la mejor versión que tiene el nuevo trabajo de Church Of Misery de invocar al señor riff.
Notable bastante alto para Church Of Misery en este nuevo capítulo de sus novelas musicales en honor a los mayores carníceros de la historia, con el mérito como siempre de un nuevo cambio de formación y un sonido de la banda que se mantiene intacto, como una muralla infranqueable que por muchas oleadas que vengan encima no hace ni una sola grieta para resquebrajarse. Lo de Church Of Misery, no tiene nombre, y con cada disco, sin importar las bajas que hayan sucedido en el camino, siguen manteniéndose firmes como una puta roca.