Clásicos Del Género: Electric Wizard – «Come My Fanatics…» (1997)
Stoner / Doom Metal
(Rise Above Records)
Conocida y catalogada por muchos medios como la banda más pesada del mundo y como antesala a su monolítico “Dopethrone” (reseña aquí), el cuarteto de Dorset, antes de escribir con letras de oro su hegemonía dentro de las vitrinas del sonido pesado, rendiría culto a ese seudónimo en su fundamental “Come My Fanatics…”.
Sería en esos últimos años del siglo XX y como principal inyector el segundo álbum de ellos el que daría el definitivo y endurecido estilo de los británicos a través de conductos instrumentales llenos de distorsión y mucha pesadez. Todo esto se consiguió con su formación más bestia hasta la fecha y decimos esto porque el batería Mark Greening y el bajista Tim Bagshaw, no se encuentran entre sus filas en la actualidad. Estos dos músicos, formarían ese denso power trío al lado de del frontman, Jus Oborn.
Las bajas entonaciones que produce esta malévola bestia hacen que junto con su continuación, hablemos de verdaderos “Clásicos Del Género”. A todo esto, hay que añadir los guiños en muchos de los sampler que se esconde dentro del redondo en guiños a cintas como “Cannibal Ferox”, “El Regreso Del Planeta De Los Simios” o “No Profanar El Sueño De Los Muertos”.
Al igual que en los días del presente, unos compatriotas suyos como son Uncle Acid & The Deadbeats sean auténticos artífices en recrear esa lúgubre puesta en escena, con muchas indagaciones al horror/sci fi de serie B en décadas de los 50’, 60’ y 70’. Con el trasfondo apropiado, es dónde entra en escena la fusión del stoner/doom en su máxima expresión bañado de musculosos riffs, solos que tiran al blues con más tonelaje y las largas canciones con una media entre 8 y 10 minutos.
A pesar de que muchos consideran a un disco como “Let Us prey” con una mejor marca auditiva en las guitarras, son estas las abanderadas de liderar el sonido final de Electric Wizard. Su abrumador sello instrumental deja de lado unas voces que el bueno de Jus Oborn, en toda la discografía de su banda, nos ha hecho entender que siempre quedan en segundo plano, sonando por debajo de los normal, como si quisieran transmitirnos más lamentos agónicos que propios coros que dieran un sentido a su música, cuando el único sentido de estos tipos es triturarte hasta el descuartizamiento final.
Evidentemente en esa batalla entre “Dopethrone” y “Come My Fanatics…” siempre ganará la originalidad de este último. El tercer disco ya partía con una base hecha fomentada por este segundo álbum que resultó ser todo un choque de masas y con más enganche que un “Dopethrone” mucho más oscuro, improvisado y psicodélico.
Electric Wizard son únicos a la hora de recrear esas asfixiantes atmósferas, intoxicantes riffs capaces de recrear las cuatro paredes de tu habitación en un santurario humeante del mejor stoner. El sofocante e intenso modus operandis de los ingleses, acrecenta este humo durante 6 verdaderos himnos de batalla a cada cuál mejores.
Más directos que nunca, los músicos se apoderan de tu mente desde las primeras acometidas de “Return Trip” para nublarte la mente y crear ese deseo saludable para la ingesta de material tóxico. Un estado mental que rápidamente tiene y debe alterar, y que mejor que hacerlo con un maníaco como Jus Oborn y sus gemidos como maestro de ceremonias en este ritual que nos induce a este fantástico viaje.
También tenemos partes para perdernos en el espacio exterior con “Ivixor B/ Phase Inducer” y esos efectos space a la guitarra con toda la violencia psicodélica que emanan de ellos. Pero sobre todo, aquí lo verdaderamente cuenta es el culto al señor riff, ese es su mandato con promesa. “Wizard In Black” o “Doom-Mantia” llevaban por aquel 1997 una nueva producción más sucia, más cruda y mucho más opresiva que lo que sonará en su álbum debut. El despliegue aplastante y sorprendente de la primera pieza, alargaría su sombra en los siguientes minutos bajo un ambiente de lo más desconcertante, muchos matices psicodélicos y más acidez por medio.
La parte final del disco con pistas como “Son Of Nothing” y el final con “Solarian” tiran de un paisaje más post apocalíptico, de ciencia ficción, con letras que encarnan a la esperanza y el miedo. Un buen trippy de efectos ambientales que rueda sobre ti como un remolino.
Más ágiles que nunca, la fuerza que recoge este “Come My Fanatics” sirve para mejorar cada canción que lo compone. Aquí es dónde Electric Wizard encuentra su vocación en tan solo su segundo álbum de estudio, cuando apenas tenían unos años desde su nacimiento. El oscuro firmamento plasmado, te llevan a través de un sueño del que nunca querrás despertar, dónde los campos oscuros y riffs de guitarra, obtienen como resultado un trabajo lento, demoledor y muy constante. Si verdaderamente quieres disfrutar del stoner/doom en su mayor expresión, estamos ante uno de los que rellenan ese pódium de recomendaciones.