Ancestro – «El Gran Altar» (2017)
Psychedelic / Stoner / Instrumental
(Man In The Box Records / Necio Records)
Después del debut de 2016, “El Regreso de Los Brujos” (reseña aquí), y que nos convirtió en seguidores de estos chicos de Trujillo, al norte de Perú, ese gran trabajo del año pasado marcó un antes y un después para sus jóvenes mentores, presagiaba un futuro alentador y nos mantuvo en alerta hasta el día que nos vuelven a mostrar su alta clase con este su segundo larga duración.
Con un pequeño ajuste desde su formación original ya que a Diego Cartulín (guitarras, teclados) y Boris Baltodano (bajo) se les sumó Víctor García en batería, con esta alineación entraron a los estudios de Man in the Box para marcar su retorno, de nombre ritualista como lo fue el debut, “El Gran Altar”, liberado al mundo este pasado 24 de Septiembre.
En este nuevo disco podríamos hablar de un pequeño quiebre en la música de Ancestro, se vuelven más introspectivos, incluso meditativos, la sola intro “Icaro” (canto chamánico), se eleva como un mantra que te obliga a una preparación para el ritual, un viaje que te llevará por inusuales estados sensoriales. Desde la hipnosis inicial, la brutalidad del viaje, pasajes de calma y meditación, y algunas visiones de espanto sobrecogedor. Viaje alienado que va cobrando sentido en el transitar de cada episodio.
Musicalmente Ancestro conserva lo exhibido en “El Regreso de los Brujos” guarda esa crudeza del fuzz elevado, ritmos densos y caóticos como el de “Mareación” que se impulsa con reverberantes riffs y una robusta base rítmica, un disco que revela nuevas visiones musicales, espectrales formas con angustiados cortes de guitarra que se clavan como puñales invisibles en tu pecho, como lo que sucede en “Aguijón”.
Punto central del disco es “Purga – El Gran Altar”, todos los conceptos del disco en una explanada psicodélica, los primeros efectos lúdicos de la ayahuasca se manifiestan en forma de electrizantes guitarras de alta complejidad emotiva, largas jams ejecutadas desde el más allá, una prolífica odisea, que puede recordarte a Earthless y que fácil debe ser una de las mejores composiciones que ha desarrollado Ancestro a lo largo de su breve, pero intensa historia.
La brutalidad se concentra en los 2 últimos tracks, donde la furia de la naturaleza se expresa en ese atormentado “Agua Muerta”, intenso y doloroso, con una fuerte carga emocional, pero que pareciera liberarse con rabia después de cada sentido golpe en las percusiones que aquí palpitan sus mejores momentos del disco. Claramente existe un elemento onírico/lisérgico que se expresa en todo momento del disco, las invocaciones y fantasma que nuestra mente dibuja van tomando forma y estructura musical, se pueden casi palpar las sensaciones que sus autores no quieren transmitir. De hecho, el desenfreno de “Gallinazos”, actúa como liberador de energías, carroñear para limpiar, una salida o un retorno a la realidad, con una gran línea de bajo y un ritmo mucho más limpio y abordable, una señal de esperanza y vida.
El regreso de Ancestro con “El Gran Altar” es de lo más esperanzador, un disco que refleja el gran momento que vive la escena rockera de Perú. Para la banda de Trujillo este álbum no sólo es nuevo viaje, es una auténtica odisea, en donde las vivencias y estados por los que pasan sus composiciones invitan al oyente a sumarse y entender con mucha facilidad el mensaje no escrito, pero si graficado en ejecuciones de alta clase, exquisitas instrumentalizaciones, alto vuelo y emotividad en su máxima expresión, es sólo una cosa de tiempo que algún sello importante fije sus ojos en esta obra mágica que de seguro marcará el futuro de Ancestro.