Jesus The Snake – “Black Acid, Pink Rain”: Lluvia ácida…
Unos asiduos de las jornadas de desenfreno en Moledo, llegan a nuestra habitación en este lunes con su nuevo álbum, “Black Acid, Pink Rain”, el primero de los 2 debuts larga duración con los que nos toca tratar hoy, y para los músicos de la portuguesa Braga, el sucesor de aquel homónimo EP reseñado en 2017 (reseña aquí).
“Black Acid, Pink Rain” es otro álbum que se marcha a una categoría que empieza a superpoblarse enriquecedoramente en este 2019. Los discos instrumentales en muchos casos, son la mejor versión para disfrutar de la naturaleza musical. La inspiración y el talento van cogidos de la mano en este caso y en el que caso de enfrascarnos en una banda de principios progresivos, entonces tendremos que prestarle clara atención a los detalles porque podríamos estar ante algo bien gordo.
Los portugueses Jesus The Snake abren sus puertas en este disco a todas las influencias llevadas en sus chuletas musicales. Su álbum debut es un canto setentero en toda regla, usando todos y cada uno de los principios dónde la historia del rock y mayormente del heavy psych, se escribía con letras de oro décadas atrás, gestando a las bandas pioneras del estilo.
Otros súbditos más de esta índole, que a día de hoy, como tantos discos al igual que este, suenan totalmente atemporales, exquisitos es su buen hacer, de una exuberancia cálida en su fina psicodelia, como técnica en su firma final.
Realmente “Black Acid, Pink Rain”, es el verdadero reflejo a la ambición de estos músicos, mostrados en trazos como los 2 actos que contiene “Floyds”. Caras diferentes del álbum y de una banda en este caso, abierta a muchos árboles generacionales. Está claro que tiene un fuerte énfasis por el páramo progresivo, pero seduce muchísimo el magnetismo que desprende el álbum, únicamente a la misma altura que emana su belleza.
En términos de comparación con su anterior EP, las teclas reclaman un mayor protagonismo en este álbum y es en cortes como “Duna” o esa mágica apertura con “Karma” dónde se denota su presencia, transportándonos directamente a los tiempos de Jethro Tull o Yes. Son momentos como los de la mencionada cuarta pista cuando la guitarra seduce de la misma manera que cualquier masterpiece de un grande de las seis cuerdas como es Stanley Jordan, sumergidos en el universo jazz de los portugueses, dentro de un clímax totalmente amistoso que invita al remanso de paz recreado a lo largo del disco. La pista que da nombre al álbum, lo cierra de enorme manera como la versión más afanosa hasta la fecha del cuarteto de Braga. Todo el paquete de sonido y prestaciones de la banda, se esparce en estos diez minutos finales épicos, plasmados con la dulzura que caracteriza el resto del redondo, así como las melodías con sabor a la épica que levanta el vuelo de estos Jesus The Snake, floreciendo como aquellos jóvenes entusiastas en medio del corazón de los 70, pero llevado a la actualidad con la misma manera, y lo que es mejor, con la misma entrega. Al fin y al cabo, esto es lo que hace grande a un músico, abrir su corazón hacía su imaginario universo instrumental, todo lo que de ahí sale, posiblemente valga su peso en oro, igual que este gran “Black Acid, Pink Rain”.
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