Clásicos Del Género; Dead Meadow – «S/T» (2000)
Heavy Blues / Psychedelic
(Tolotta Records)
La mantra del heavy blues más ácido lleva su nombre en una banda portadora de ser uno de los cimientos del sonido pesado del nuevo milenio. Nuevamente, las mejores vivencias de los dominadores Dead Meadow, vuelven otro viernes más con nosotros, esta vez, recordando su mágico inicio.
Es cierto que la banda norteamericana, contiene una pentalogía inicial fundamental para el género, abierta a un gran dilema cierto, pero la naturaleza espesa de este homónimo álbum, sumado a un Jason Simon totalmente extasiado y acomodado dentro de sus funciones, hacen que el debut de este, por aquel entonces power trío inicial de Washington, sea nuestro cierre de la semana en un nuevo capítulo de “Clásicos Del Género”.
Así como los lanzamientos posteriores de la banda, el bajista Steve Kille, sería el encargado de producir este homónimo debut de Dead Meadow, banda por aquel entonces muy unida al corazón de Fugazi, y es que la edición original de este álbum llegaría vía Tolotta Records, sello regentado por el bajista Joe Lalli y continuado un año después con “Howls From The Hill” bajo la misma edición. Las conexiones con Fugazi continuaron en esas “Peel Sessions” efectuadas por los norteamericanos, las primeras fuera de los estudios de la BBC, gestado en el mismo búnker de operaciones de Fugazi con una grabadora de 8 pistas. Este registro vería la luz justo una década después en su formato físico y es un buen manjar con lo mejor de sus dos primeros registros.
Todo esto se forma en la era pre “Shivering King And Others” (reseña aquí), posiblemente el disco más pesado de la banda y el que les llevaría a un reconocimiento masivo por parte de la crítica y el respetable.
En esta formación original con Simon, Kille y el batería Mark Laughlin fue dónde se fabricaron durante el año 2000 las 8 pistas que constituyen este mágico arranque, el inicio de una caravana de canciones a las que tiempo después tendría su aparición en muchas de las escenas de esa joya de serie llamada “The Wire”, creada precisamente por David Simon, tío del frontman de Dead Meadow.
Como muchas bandas, los norteamericanos emergieron desde el fructuoso estado de Washington y todo lo que ha dado a la escena. Como toda formación inicial, este homónimo se grabó en el mismo sótano del domicilio de los padres de Simon. Allí mismo se crearon pistas esenciales para lo que sería el sonido posterior de la banda. La búsqueda y las exploraciones de Dead Meadow, nacieron en aquel sótano de Washington creando ritmos y memorias hacía la naturaleza de Hendrix con “Rocky Mountain High” o “Lady”, intromisiones de los más espirituales con esos acercamientos al folk por parte de “At The Edge Of The Wood” y “Greensky Greenlake”, la excelente jam session vivida en “Beyond The Fields We Know”, o esas brumas nacidas en la densa “Dragonfly”, marcando un cálido ritmo como tónica posterior de la banda, llevada a un nivel superior en ese trance llamado “Feathers” (reseña aquí), lanzado por Matador Records cinco años después.
La aportación de Kille y Mark Laughlin condensa una de esas nebulosas gigantes propagadas por ese sonido inicial marcado en “Sleepy Silver Door”, himno del pionero sonido de Dead Meadow y continuada en el trote de buenos riffs, al más puro estilo Fugazi, de “Indian Bones”.
Irrumpiendo en una Washington más que floreciente a finales de los 90, el debut de Dead Meadow es una base sólida a la psicodelia de tiempos pasados, con las leyes pesadas del heavy blues, orientadas mayormente en la densidad del stoner rock, Rock orgánico como ellos mismos lo autodenominaron por aquel entonces. Entre cuentos de Lovecraft y Tolkien, flotamos sobre la cresta de la ola, forjados en el imperial y embriagador sonido de Dead Meadow, abusando del reinante fuzz presente y llevándonos a la deriva por paisajes de ensueño.