“Sublime Emptiness”, la última profecía de The Holeum
Como celebración al lustro de existencia llevado por estos experimentales The Holeum, este proyecto paralelo para sus muchos componentes, llega con su segundo álbum, “Sublime Emptiness”, un disco que más allá de las sombrías nubes que lo oscurecen, es también el encargado de suceder un ejemplar prometedor como fue ese debut de hace 3 años, “Negative Abyss”.
En circulación, vía Lifeforce Records, desde el pasado viernes, las ideas más aterradoras, sus muchísimos tormentos y las peores pesadillas, se dan de la mano en su apocalíptica nueva entrega, un disco que tal y como apuntaba su debut, y mayormente las influencias de estos versátiles componentes, se mueven entre los fangosos terrenos del sonido pesado y las vertientes atmosféricas. Un batido de ideas en el que suele resultar atrayente en muchos casos anteriores y que evidentemente, en el caso de The Holeum, ni mucho menos, va a ser lo contrario.
En este tipo de bandas, muy concentradas en ese misticismo de enormes sombras, el poder de las guitarras debe absorber almas a través de sus mayestáticos riffs. A la orden del día, está es una de las máximas expresiones de unos The Holeum, que desde mi punto de vista, parezcan más experimentales que en su álbum debut,, explorando nuevas ideas, impartiendo nuevos matices, retorciendo almas vivientes a través de su nueva profecía. La labor en las 6 cuerdas tanto de Julián Velasco como de Luis Albaladejo, muestran fuerza y carisma, traducida en su definición final en ese hipnotismo macabro llevado hasta la demencia de sus ideas. Para este caso la contribución a instrumentos de viento, es la guinda del pastel que redondea “Sublime Emptiness”, llevando un equilibrio perfecto en esa “Geometric Dance”, más propio de un vals perturbador, a la deriva entre el mar de tinieblas.
Hay una conexión brillante entre el post metal, y el respeto por las bandas de doom más veteranas, quizás esta sea la fórmula mágica de The Holeum, llevándolo con un desarrollo bastante efectivo en sus ideas. De este caso se encarga una sección rítmica bastante notable en sus muchos cambios de ritmo y esos registros vocales, ampliando los horizontes de Pablo Egido, también encargado en el uso de drones y la sobrecogedora ambientación del álbum.
La atmosfera recreada en “Sublime Emptiness” es la portadora de elevar su deidad hasta cotas inalcanzables, traspasando capas dónde el ambiente se hace totalmente asfixiante. En esto, los músicos de la esquina sureste peninsular, son unos auténticos arquitectos y ejecutan sus composiciones con una visión demoledora de un mundo que parezca vivir los últimos días y lleve en estos The Holeum, los elegidos para dar el último sermón, su nuevo “Sublime Emptiness” por orden divina.