Ecos De Sabbath; Iota – “S/T” (1969)
Saben eso de los discos cortos, de numerosos ejemplos pero totalmente fundamentales, pioneros y resolutivos para la esencia y definición de lo que tiempo después pasaría de ser la base de un todo, a la multiplicación de etiquetas y el alargue por los diferentes ramificaciones de un género como el rock, pues hoy vamos con uno de esos ejemplos inconmensurables de finales de los 60, que puede o no puede acercarse al patrimonio de los británicos en su señalada sección pero que de alguna manera, y viendo el cometido de la misma, es de obligatoria presencia.
El homónimo álbum de Iota llegaría antes de la entrada en la fulminante y próspera década de los 70, una de esas paredes del tiempo que ya marcaba sus raíces más prometedoras unos años antes, a finales de los 60, por culpa de bandas como Iota.
Entre la frontera mexicana y estadounidense de El Paso, estos historiadores del género en Texas se movían mucho en la etapa más primitiva de Deep Purple, la contundencia de Blue Cheer, la excelencia de Cream y las sombras de Black Sabbath. Todo esto con un claro referente en el órgano Hammond como el más juguetón de sus conceptos y totalmente característico en el sonido de unos Iota, que también pasaron desapercibidos por aquel entonces. Uno de esos trabajos que ni siquiera llego a publicarse físicamente por aquel año 1969, época de su factura con un sello inmiscuido como era Suemi Records quién apostó justo dos años después, ya en la década de los 70, para el lanzamiento de dos sencillos.
Como tantos, décadas después vendría su primera edición en físico para coleccionistas y melómanos de estas joyas escondidas y preciadas del pasado. En este caso, Shadoks Records sacaría esa edición en el año 2003, proyectando toda esa industria sonora hacía el rock más ácido, la mano maestra de Steve Phipps a las teclas del Hammond, o la pasión por las muchas melodías que presentaba su líder, voz y bajista, Carl Neer.
Poco más de 3 décadas tuvo que pasar para que esas grabaciones originales en ocho pistas pasaron por algunos filtros y responder a su mejor originalidad, de la que hay mucha por cierto en el interior de este homónimo y único álbum de los norteamericanos.
Evidentemente, Iota dispara en muchas direcciones, llevando esos estándares del rock psicodélico hacía nuevos frentes, con sus mencionadas melodías produciendo esa sensación efectiva que más allá de su sencillo principal con “Precints”, en sus oscuridades y su notoria sección rítmica darían paso a otros guiños a la música negra de la época con la venenosa “Better Place”, y ese balanceo entre el blues y la psicodelia más reverberante con “The Words Are True”.
Como tantos perdidos con el paso del tiempo, hablamos de uno de esos diamantes que no merece la pena reseñarlo, sino venerarlo entre sus muchas genialidades, una vez que le das al play y te metes de lleno en su sórdida atmosfera retro, teniendo un genial sentido de la psicodelia más melodiosa y lo valiosos que eran aquellos tiempos dónde se forjaban las raíces del mismo.