“Dark Dharma” se entrega en la fábula oscura de Giant Jellyfish
Llegamos a un disco que partió como uno de los madrugadores de este 2022 y por consiguiente, viene con un sonado retraso a una puerta número 235 en su intento de coger esa lista a los mejores discos sudamericanos de este año, radiante en muchos aspectos, lleno de muchas promesas y discos interesantes, apuntalarlo con la oferta polivalente y variante de estilos en los músicos brasileños Giant Jellyfish.
Atrás queda el debut homónimo de los músicos de Santo André, concentrados en esa psicodelia de cierto carácter espacial, que ahora, en un nuevo y más oscuro “Dark Dharma”, libera las cadenas de una banda orquestada por el manifiesto inquietante de su frontwoman, Teka Almeida. Una notable contribución con diversidad en las voces y su función en las teclas para crear unas atmosferas mucho más tenebrosas para la ocasión.
Con todo esto, “Dark Dharma” responde perfectamente a la evolución de una banda en su segundo encuentro y la búsqueda de nuevas ideas en su sonido. Es una continuación más larga y laboriosa dónde el cuarteto carioca impera en la idea de llevar ese stoner psicodélico en busca de nuevos niveles.
Aquí es dónde radica la verdadera magia de un “Dark Dharma” enriquecedor desde sus muchas perspectivas. Con una buena carga que nos lleva a diversas oscilaciones, en este caos entra de lleno el factor progresivo, uno de esas inclinaciones para ver el lado más ambicioso de los brasileños. Lejos de achantarse, temas como “Navel Gazing” dan cierto recuerdo a los alicantinos Rosy Finch, y en este caso, un combo que tiene esa fijación por el marco alternativo de los 90.
El conjunto de melodías es otra de las bazas de “Dark Dharma” explotando en una faceta sumamente diversificada y ese aire verspetino de pistas como la propia “Dharka”. También es verdad que el desborde de Giant Jellyfish está ahí, y la furia muchas veces impone su ley en momentos como los de “Marvelous City”, mientras que también los minutos de “Spoiler Alert” (me encanta la descarga plasmada aquí por la banda) dejan esos guiños más punk que terminan de cerrar un círculo tan vicioso como próspero en las diversas maniobras para el crecimiento del cuarteto.
Magnífico ese bucle endemoniado propuesto en “Track Of Time”. Un cierre por todo lo alto que aprovecha su longitud para marcar nuevamente esa corriente tan progresiva como demencial de unos Giant Jellyfish con ese instinto continuo de superarse en cada ejecución y adoptar esa fuerza bruta en monolitos como “Native Alien”.
Una atmosfera mucho más oscura coge toda la base de pesada psicodelia de su homónimo álbum de 2018, y los devuelve regenerados en este “Dark Dharma” concebido en pleno tiempos de oscuridad planetaria, y con ese efecto pandémico como resultante de unas ideas que aunque también tengan sus visiones apocalípticas, acaba definiéndose en su propia esencia en uno de los crossovers más prometedores de la escena sudamericana en este 2022.
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