“Cendre”, aplastante sludge desde muchas perspectivas como implacable estreno de Cerbère
Ya lo habíamos anunciado en los primeros días de Enero, y lo hicimos bajo el enfermizo pero acorde a su propia banda sonora videoclip del corte “Cendre”, o lo que viene siendo su traducción al español, ceniza.
Un género como el sludge, al igual que tantos sobre los que tratamos en nuestro umbral psicodélico a diario, tiene sus muchas fronteras abiertas a tantas perspectivas. Con los parisinos Cerbère nos aclimatamos a un valioso ejemplo sobre cómo llevar esa corriente fangosa, de toneladas de distorsión y totalmente densa en su ejecución, guiarlo por derroteros que pueden ir desde el doom, drone hasta el caos del noise.
En base a ese desconcierto, los sismógrafos de la capital francesa balancean a un lado y a otro tras la erupción que supone el estreno de estos franceses en la clásica alineación de power trío.
Aquel mencionado videoclip lleva esa propia naturaleza analógica en su filmación a recrear esa persecución de criaturas demoníacas y dotar de los mejores elementos un marco que simplemente se puede definir desde los términos más enfermizos y tétricos.
Partiendo de estas premisas y con estos primeros apuntes, ya podemos adentrarnos en el espeluznante mundo de “Cendre”, estrenado el pasado viernes en plataformas digitales, y también disponible para su edición física en Chien Noir.
Un universo ruidoso elevado a la enésima potencia amplificada, dónde los elementos borrosos y la distorsión masiva, son acompañantes de esta tempestad surgida de esos bajos fondos parisinos.
Su base bien se concentra en esa temática sludge/doom desde su vista más primitiva, las influencias están ahí y se pueden palpar en muchos momentos pero, es la ambientación que recoge el álbum la que resulta perturbadora y muy acorde a la atmosfera aquí recreada.
En 45 minutos, Cerbère usa 3 niveles, 3 actos de extrema crudeza y de largos paisajes en bucle, dominado por esa absorción de suma pesadez, combustión lenta en el proceso, una monótona carga de riffs y esa naturaleza prácticamente planetaria que rápidamente desprende ese moho de su corazón para implantarlo de la manera más demencial en nuestras cabezas.
Esta es exactamente la visión que puede tener un servidor desde que damos play a “Cendre”. Minutos que a pesar de llevar ese monolito sonoro, tiene tiempos de sobra para el coqueteo con los elementos psicodélicos y hacer de esa brumosa densidad, algo surrealista que descarga una furia sónica en su conjunto final.
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