“Wave Cannon”, perpetuidad dentro del espacio-tiempo para The Machine
Bajo un sólido impulso de deleite, hablar de The Machine es hablar de una de las formaciones fetiches de un servidor aquí presente. Cada nuevo lanzamiento a su discografía es todo un acontecimiento para la espera de mis emociones, de esas expectativas que siempre están ahí esperando por ver cuál será la próxima jugada maestra del power trío holandés.
Tampoco podemos etiquetar un disco como “Wave Cannon” como un punto de inflexión en la carrera de The Machine, yo creo que las ideas principales de David Eering hace ya algunos años que partieron hacia esa experimentación que definitivamente, coge las dos alas de su proyecto y aplica la rudeza sonora de su último “Faceshift”, con el lado psicodélico que ha hecho historia en el combo de Dordrecht.
Es cierto que hay para destacar su estreno con un sello emergente en los últimos tiempos como es Majestic Mountain Records y una formación totalmente renovada, la cuál teniendo en las sesiones de grabación la figura de su batería original Dave Boogaard, hay caras nuevas dentro de un proyecto como The Machine.
Para empezar esta la llegada de Chris Both como nuevo bajista, a la que hay de añadir la de Klaas Dijkstra, actualmente funcionando en la banda como un miembro más del directo sobre las tablas de The Machine, pero definitivamente sustituyendo la labor del bueno de Boogaard.
Lo dicho, “Wave Cannon” completa el sonido dentro de la propia experimentación llevada a cabo por la banda. Creo que esta sería la frase más específica para entender el nuevo sonido recogido en esta séptima entrega. La veteranía es un grado y aunque parte de su formación original haya quedado extinta, hay que recordar que la veintena de años espera a la vuelta de la esquina para celebrar la existencia de una banda con tanta historia en la carrera de la psicodelia pesada del nuevo milenio. Después de todo, es muy normal que este nuevo “Wave Cannon” haya caído bajo el reclamo deseoso de muchos.
Ante todo, el álbum se retroalimenta de esa corriente atmosférica que viaja en continua reverberación con sus altos índices de fuzz. Esto crea un conjunto sonoro que solo se disfruta en los mejores equipos de sonido, ya que más allá de reconvertir (en cierta manera) su estilo, son esas inyecciones de shoegaze las que dejan los puntos culminantes de “Wave Cannon”.
Desde la excursión marcada en “Genau Or Never”, pasando por toda esa maquinaria engrasada de fuzz, la versión intensa al más puro estilo shoegaze que es vivir ese segundo capítulo en “Return To Sphere (Kneiter II)” o una descarga como es su estilo más clásico en “Glider”.
“Wave Cannon” maneja una serie de conceptos que en su periplo ponen toda la astucia y el carisma de la banda. Con todas las piezas del sonido cosechado durante todos estos años de existencia, no es que habla de su obra más completa, simplemente digo que The Machine se completa así mismo, dejando nuevos minutos evocadores qué para la ocasión, nos llevan a una inmersión sin precedentes para ver más de cerca ese sentimiento musical por el género que tienen ellos y han parido durante todo este tiempo.
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Big Cartel Majestic Mountain Records