Graveyard y su nuevo “6”; entorno mucho más intimista como nueva representación

 

La sexta entrega de Graveyard, formalmente conocido como “6”, entra de lleno en nuestras novedades de esta semana, trayendo consigo el bagaje que corresponde acaparar esos muchos medios de atención al desembarco de un nuevo álbum de estos nórdicos.

Con la larga sombra de sus dos primeras obras eclipsando prácticamente el resto de su discografía, entramos en uno de esos sonados ejemplos de bandas que siempre está a la orden del día, comparar sus trabajos más novedosos con sus más punteros y experimentar de esta manera su evolución sonora. Si entramos en este aspecto y queremos volver a encontrar a los Graveyard más originales, la decepción de muchos va a ser mayúscula, ni serán los primeros, ni tampoco los últimos en que esa mencionada experimentación hace mella entre sus composiciones.

De esta manera se presenta el nuevo “6”, la quinta entrega consecutiva de Graveyard bajo el regazo de la todopoderosa Nuclear Blast y un puente del cuarteto de Gotemburgo hacía nuevos derroteros sonoros.

Lo reconozco, cuando escuche su primer avance con “Twice” me pareció de lo más simplista. La llegada del nuevo álbum se abre con muchos matices a disfrutar, y es precisamente esa tonalidad flotante, la que convierte la silueta del nuevo álbum en un hábitat caleidoscópica cierto, pero abrumadoramente embaucadora.

Digamos que desde un entorno más intimista, a veces coqueteando con esa atmosfera Floyd que a muchos puede atrapar de inmediato, pero siempre con esa delicadeza que mantiene su constante en todo “6”, hacen toda una delicatessen a este trabajo hecho para el momento idóneo; el de la reflexión y la relajación del estrés cotidiano.

Esta es la única manera de coger un nuevo álbum como el de Graveyard y sacarle toda su esencia. Al fin y al cabo, la música así como sus muchos discos, están hechos para momentos puntuales, dónde su elixir tiene un viaje que se presenta por triplicado en su esencia cuando lo disfrutamos en el momento más necesario. A partir de aquí, la emocionalidad de las circunstancias, alejan muchísimo a aquellos Graveyard de “Hisingen Blues”, y los disfraza desde el soul de los 60 sin dejar de lado las coloraciones psicodélicos, el confort del buen blues, y toda esa índole que ha hecho de Joakim Nilsson y los suyos, ser una banda tan excepcional en estos últimos tiempos.

 

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