Ritual King – “The Infinite Mirror”; Tumbando espejismos…
La pandemia la veíamos llegar por el horizonte, pero todavía no había hecho mella en el viejo continente. Mientras tanto, la buena costumbre de “La Habitación 235”, nos metía en nuestra burbuja de desconexión sideral ante el inminente bloqueo planetario para descubrir una banda que llevaría una fusión ejemplar entre las líneas más pesadas, las vertientes más tradicionales al hard rock y por supuesto, ese estrecho margen que siempre se rinde a la elegancia del blues.
Era momento de descubrir una formación como Ritual King, directos desde los cielos de Manchester y explayando aún más el largo brazo del rock británico, desde el amanecer de los grandes tiempos, hasta los días del presente.
Debutaron de forma homónima (reseña aquí) y esto les llevaría a su particular premio para estar entre los mejores estrenos de aquel curso (ver lista aquí). Desde entonces, se han convertido en unos incondicionales dentro de mis muchas listas de reproducciones, pero la llegada de un más ambicioso “The Infinite Mirror” para este otoño, nuevamente bajo la distribución de Ripple Music, hizo subir más las expectativas y despejar las dudas de si lo escuchado en el 2020 era realmente o un espejismo u otro sueño a poder disfrutar.
Todo esto desaparece a los 30 segundos de darle play a su nuevo trabajo. La confirmación de un talento, residiendo su marca sonora en clásicos perfiles de hard rock, y dejando una factura repetida en muchas ocasiones, pero sumamente brillante en su definición.
Mayor personalidad para este nuevo cometido, un álbum más elaborado indagando en esos minutos de introspección, dualidad y la eterna búsqueda de la elección a la experimentación en su totalidad. Este último punto, quizás es el que se abre al mayor desarrollo de Ritual King en el nuevo “The Infinite Mirror”. Algo de esperar, si queremos ver un paso evolutivo dentro del dinamismo de los británicos. La cuestión es que lo solventan con mucha distinción y llevando esa destreza a contrastes mucho más largos que los de su debut.
La apertura con “Flow State” nos lleva casi a los 10 minutos, y esa construcción en sus muchas capas entre complejos desarrollos. Hacen que parezca fácil lo difícil, y más allá de su propia habilidad compositiva, la experimentación fluye como el caudal de un río. Este queridos lectores, es un punto que desprende todo el magnetismo de “The Infinite Mirror” en toda su expansión y su química efusiva.
El impacto surge en muchos momentos, desde el delirio del guitarrista Jordan en ese mayúsculo blues de naturaleza psicodélica de la brillante “Tethered”. Una apuesta segura al credo de Ritual King, y esa lenta seducción arrebatadora muy común que nos hicieron testigos de primera fila en su mencionado estreno. La prominencia de “Landmass” marca otro de las culminaciones del redondo, con un fuerte ritmo estridente, manteniendo el pulso en todo el trayecto o esa misma ambientación que nos hace temblar el pulso en el tema principal del álbum. Aquí se vuelve nuevamente a las líneas clásicas del rock más duro y pesado pero siempre haciendo gala de sus muchas habilidades.
Lo mejor de Ritual King es el mero hecho de pensar que estamos ante el segundo trabajo larga duración y que viendo la proyección de la banda, y una madurez acorde a llevar una constante ascendente, uno siempre tiende a pensar que lo mejor está por llegar, que van de menos a más.
El derroche de hipnotismo abre sus puertas desde la propia cubierta exterior de Ryan T. Hancock y es en su propia exploración, las que nos hace ser testigos de primera fila de una nueva síntesis versátil entre el power trío británico, siempre dispuestos a expandir el sonido de un nuevo “The Infinite Mirror”, propenso a una constante evolución sonora para Ritual King.
El ritual vuelve a servirse en bandeja y es tan adictivo como enriquecedor dentro de su propia mística progresista.