Big Scenic Nowhere – “The Waydown”; El ingenioso poder del rock progresivo…

 

Al margen de todo lo que puede salir del rock progresivo, está claro que hay que tener un talento y una creatividad detrás como grandes bazas dentro de la acción en sí. Una banda como Big Scenic Nowhere, viendo su bagaje, corto pero próspero, una reunión de músicos que perfectamente conforman uno de los mejores vestigios del denominado desert rock, y lo que supone en sí la unión de estas ideas bajo un mismo firmamento, es de entender que estamos ante un éxtasis emocional con cada nuevo lanzamiento suyo.

Todo esto ocurre si hemos sido testigos de cómo han ido evolucionando en su sonido desde que abriera los ojos este proyecto californiano allá por el 2019, con aquel EP inicial titulado “Dying On The Mountain” (reseña aquí).

Un cúmulo de celebridades que han circundado el desierto de Mojave en los últimos 40 años, ve en los ensayos y reproducciones de la música de Big Scenic Nowhere como el oasis definitivo a liberar esa conexión espiritual, siempre propuesta en el rock desértico y sus cercanías fusionadas con el rock más alternativo de los últimos años del siglo XX.

Esto es marca de la casa de Big Scenic Nowhere, en el que poco a poco sus ingenieros en sí han ido introduciendo más y más esos caminos por el ingenioso camino del rock progresivo, dejando una firma más que elegante en todo su contexto final.

Prácticamente durante el último lustro, Big Scenic Nowhere ha recorrido muchos caminos y entresijos de ese magnífico laberinto al que llama su música. “The Waydown” es su tercer mandato desde el formato larga duración, la pronta respuesta de que esa infinidad del desierto vuelve a abrir las puertas a su espectáculo, a la habilidad de unos músicos como son Gary Arce, Bill Stinson, Tony Reed y Bob Balch, como alineación definitiva que ha terminado de asentar la firma de Big Scenic Nowhere. A esto hay que añadirle las intromisiones de un veterano como Per Wiberg, en el que ya son contadas sus acciones en los sintetizadores, dotando esas ambientaciones de los californianos, para elevarlas a un nuevo plano.

Un lado enriquecedor como gran inyección a los estímulos de las emociones. Cerrar los ojos y viajar con su música es el primer mandato con promesa de “The Waydown”, disfrutar del poder del rock creativo, no digo ya el progresivo, de esa esencia que es conectar varios generadores en lo más profundo del desierto y vivir de esta naturaleza que es el stoner, desde sus muchas perspectivas.

Es cierto, “The Waydown” no es stoner rock, ni mucho menos intenta serlo, tal vez por principios pero yo creo que el stoner en sí, más que es un estilo musical, es una forma de ver la música, de crear una familia de artistas y vivir de esa naturaleza como el mejor de los rituales. Es algo que va más allá del provecho que se le pueda sacar un instrumento, siempre claro desde esa visión mística, omnipresente en este movimiento en sí que es la música del desierto.

Las directrices más clásicas del rock y ese pasadizo tan estrecho que es como una puerta contigua con el rock progresivo, es la delgada línea por la que cruza “The Waydown”. Fina en su contorno, bella en su expresión, inmensa en su creación, profunda en sus reacciones. En esto, Big Scenic Nowhere son capaces de volver a construirnos otro sueño que llevarnos a nuestro subconsciente, tirando de invitados tan especiales para la ocasión como Reeves Gabrels (The Cure, David Bowie) o el también teclista Eliot Lewis (Hall And Oates).

Es propio de Big Scenic Nowhere que más allá de la base y la firmeza sonora provocada por el estándar de Stinson, Arce, Balch y Reed, sumen nuevas ideas para florecer este sueño que son cada una de sus canciones. El respeto a los padres de desierto y lo trascendente que es su rock, construye edificaciones cohesivas que más allá del sueño que se vive en su escucha, es real en cuanto le damos al play.

La química de Big Scenic Nowhere sigue su curso y eso que estamos ante una de las mejores producciones hechas por Tony Reed a bordo de este proyecto. El fuzz de la guitarra es el pincel que nos dibuja el norte en este vasto lienzo desértico, las conexiones entre los instrumentos de apoyo definen un contexto final, sumamente gradual en todos sus aspectos. Siempre bajo esa esencia que nos da a entender lo cerca que estamos de las estrellas y que las sendas del rock progresivo, por muy explícitas que sean en su música, sigue siendo conmovedor en sus muchas armonías.

Hay un alcance en “The Waydown” totalmente efectivo en su descenso. Big Scenic Nowhere vuelve a profundizar dentro de un disco en el que se destaca mucho la labor de Reed, tanto en el bajo como en la mencionada producción en muchos momentos, pero ese estado de flotación vuelve para quedarse otro ratito con nosotros, llevando esas nociones a un insistente campo de fuerza magnética, que solo muy pocas bandas consiguen.

Toda una atmosfera constructiva como objeto de deseo…

 

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Web Oficial Heavy Psych Sounds

 

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