“1000 Hurts”, un recuerdo inmortal al gran legado de Steve Albini

 

Con el tiempo he dejado de compartir las desgracias acaecidas en nuestra larga escena internacional, más bien me sumerjo en la reflexión en solitario y a continuación unos días de disfrute de su gran legado. Creo que al fin y al cabo, es lo que querría un músico como Steve Albini, reputado productor reconocido por su labor que muchos medios simplificarían en tantos titulares ciñéndose a la obra de Nirvana, “In Utero”, cuando su corazón dejó de bombear por un infarto de miocardio el pasado martes 7 de Mayo.

La carrera de Albini dio para algo más que para construir aquellas historias de un hombre moribundo (reseña aquí) en la medianía de los 90. Su compromiso entre bastidores en la escena internacional reflejo un gran número de contribuciones con formaciones como Neurosis, Pixies, The Jesus Lizard, PJ Harvey, Low, Godspeed You! Black Emperor, Mono, High On Fire, Fuzz, Russian Circles, Sunn O))), Weedeater o sus propios Shellac.

Como un metódico del sonido pesado, nos quedamos con estos últimos a modo de homenaje para fundirnos en su obra dentro y fuera de los escenarios. Para ello, que menos que adentrarnos en la naturaleza de “1000 Hurts” y este disco de Shellac que tiene a la vuelta de la esquina un cuarto de siglo por cumplir, siendo su tercer mandato lanzado en el verano del 2000 vía Touch & Go.

Su cubierta exterior es todo un homenaje a esa devoción de Albini por las grabadoras Ampex de la época. La influencia de este álbum inspiró a tantos artistas que se hicieron grandes por la naturaleza del mismo con el paso del tiempo. Con dicho ecosistema, “1000 Hurts” te a da a entender que a pesar de que sus canciones tienen una semejanza las unas con las otras, los norteamericanos se encargan de crear un sonido distintivo, forjando una estación propia en cada uno de sus 10 cortes.

Más allá del suspense que levanta este proyecto, o de la importancia que tiene el mismo, es la recreación de Albini de no adueñarse de aparatos sofisticados para crear ese sonido característico que vio crecer a los grandes de su generación en el underground de los últimos años del siglo XX, y recogió el testigo inmensamente durante el presente milenio.

De “1000 Hurts” me puedo quedar con muchas cosas; desde el solo de Albini en el mástil de 4 cuerdas en “Song Against Itself”, la nostalgia que desprende un clásico de ellos como es “Prayer To God”, las melodías de “Ghosts”, la genial ambientación instrumental de “QRJ”, la demencia del propio Albini a la guitarra en “Shoe Song” o la intensidad que reclama un cierre perfecto como es “Watch Song”.

El sinsentido abierto al surrealismo en las letras de Shellac, me hace volar directamente a mi adolescencia entre los grandes clásicos norteamericanos. Oscuridad y una buena oleada de graves como mejor deseo en el gran vacío que deja el genio Steve y un asombroso mandato que hacía pura magia en cada producción mítica a su largo historial.

Con Shellac era meterte hasta el último de sus pensamientos, y abrir la caja de Pándora para disfrutar de toda su ilógica sonora. Su último trabajo con Shellac sale el próximo viernes bajo el título de “To All Trains”, será su sexta obra larga duración bajo este proyecto que se queda con la enorme cifra de más de 3 décadas de provechosa existencia, tras su fundación en el año 1992.

Descanse en paz maestro!

 

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