Rifflord – “39 Serpent Power” (2024)
Sludge / Heavy Metal
Con una banda como Rifflord caigo en ese paseo de muchas bandas que ves pasar entre una larga fila de formaciones pero que nunca llegaste a saborear. Con un título tan sugerente para el proyecto e indicativos en las previas de promoción a este disco que los ponían como los grandes sucesores de High On Fire ¿quién no acabaría rindiéndose a tales tentaciones?
“39 Serpent Power”, no es solo mi primera toma de contacto con esta banda, es también la tercera entrega de una discografía salvaje que ve ahora acercarse prácticamente a los 20 años de cosecha.
Este disco se gesta en la época pre-covid por lo que su salida se ha hecho de rogar, pero parece que la espera ha valido la pena. Rifflord arremete a todo y contra todos con esta bola de demolición que es “39 Serpent Power”, a buen seguro la mayor detonación de Ripple Music en lo que llevamos de año.
También es verdad que hablar de High On Fire es quedarse corto cuando en estas enrevesadas ecuaciones la enorme influencia macarra de Motörhead también puede ser otro incentivo como mejor caldo de cultivo. Es verdad que el período de congelación en el que lleva “39 Serpent Power” en los últimos años, parezca haberle dado un mayor número de subir expectativas, liberando toda esa naturaleza hostil del que proviene.
El juego de guitarras entre Samuel Hayes y Dustin Vano es todo un atractivo, cubierto de las mejores cepas de los riffs más fangosos y un batallón restante completado por Douglas Jennings y Tory Jean Stoddard, como batería y bajo respectivamente, al añadido de la voz principal de Wyatt Bronc.
Desde densidades como “Blessed Life” o “LM308”, llevan esas vibraciones más humeantes al desértico stoner. Todo esto antes de que una de sus primeras oleadas, “Ohm Ripper”, sea tu próxima banda sonora para descargar adrenalina a velocidad de crucero, aturdir a tus vecinos con tu mejor sinfonía o simplemente ver el carácter más destructivo de Rifflord en plenas facultades.
Hay que contar también con el dinamismo de una banda de este calado, siempre apostando por corrientes alternativas que les haga aventurarse en otros derroteros, o sorprendernos por su espectro más progresivo. El blues que arranca con “Church Keys” se acaba convirtiendo en otro asedio. El cierre con “Tumbleweed” es una vieja canción de hace unos años, siendo los propios Rifflord las que la ofrecieron como single y ahora acabar clausurando el nuevo álbum, poco después de que cortes como la malvada “Grim Reeper” o la brutalidad de “Hoof” te hayan dejado seco.
Tocando las puertas de la épica más salvaje, ante nosotros asistimos el que por ahora tiene por derecho propio a convertirse en el ejercicio más abrasivo de este curso. La esperada vuelta de Rifflord es un expreso infernal que combina ira, descargas sobrecogedoras, pero también tiene tiempo de sonar a algún clásico que otro, entre maravillosas líneas de guitarra dentro de un potente conjunto de canciones dónde el entretenimiento está más que asegurado.
Un desembarco al ingenio de Rifflord tocando algunos de los palos más extremos del sludge…
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