Child – «S/T» (2014)
Psychedelic / Blues Rock
Formados en Melbourne, Australia, hace sólo 3 años como power trío, debutaron a principios 2014 con un disco de sólo 5 temas pero que en la suma alcanza más de 40 minutos de un maravilloso heavy blues que te enfría los huesos.
Sorprendieron a muchos con su elaborada forma de bluesear, ritmo lento y espeso pero apilando una gama múltiple de encabronadas guitarras. Como una jam eterna llena de ácido y humo, los australianos dejan el alma en cada uno de los solos y memorables riffs que salen de la Fender. Decir que suenan a clásico es quedarse cortos, lo que les depara el destino tiene final insospechado.
La maestría con la que Mathias Northway lidera a Child es realmente admirable, sorprende la perfección de sus ejecuciones y ese timbre vocal pastoso y cargado de sentimiento, los primeros 30 segundos de “Trees” nos trae una intro que pareciera que se nos viene la inolvidable “War Pigs”, pero luego da paso a un solo y 5 minutos de guitarras desoladas con voces apegadas a los cimientos del delta blues fabricado hace más de 80 años en Mississippi. Con el final vuelven las guitarras pesadas del inicio que en composición nos entregan un tema notable, preciso e inspirado.
Los fantasmas de Robert Johnson, Howlin’ Wolf y Stevie Ray Vaughan deben perseguir a Mathias Norhway, estas alegóricas presencias viven en “Stone By Stone” y “All Dried Up”, inevitable no cerrar los ojos y viajar en el tiempo y el espacio, sólo 3 temas pasan los 20 minutos para dejarte con el alma desgarrada y hecha trizas a costa de contrapuntos y solos que te van devastando segundo a segundo. “Mean Square” es ácida y, me resulta llamativa la mezcla, es muy doom, es una laceración eterna lenta y cadenciosa, llena de dolor, como si las guitarras estuvieran transmitiendo desesperación y sufrimiento.
El cierre con “Blue Overtone Storm/Yellow Planetary Sun” no puede ser mejor, tema que sobrepasa los 10 minutos en donde se luce la sección rítmica de Jayden Ensor y Michael Lowe. Acá están los mejores coros del disco, que no hacen más que elevarlo a la categoría de sublime.
Tampoco puedo detenerme sin antes agregar que el arte es notable, obra del maestro Nick Keller. Una vez que escuchas este disco los niveles de adicción suben y sólo quieres más, por ahora me queda disfrutar esta pequeña obra maestra y repetirla horas tras horas hasta saciarme de este ácido blues y esperar que no tarden mucho en volver a lapidarnos con nuevas grabaciones, uno de los mejores discos que nos dejó el pasado año. Child hizo un disco forjado en piedra que el tiempo seguramente lo posicionará en la categoría y lugar al que difícilmente una banda debutante podría aspirar. Impresionante.