Crónica The Brew (Sala Toman Music, Tarragona)
Era la primera vez que veíamos a The Brew y aunque su fama en directo les precede, no sabíamos un día como el de hoy, sábado de Carnaval, como iba a responder el público. Un power trio de los que tanto se estilan en estos tiempos de crisis. Y para qué más? si con tres es suficiente para armar un bolo y satisfacer a los amantes del rock, de ese blues rock cargado de herencia y deudor de tantas y tantas leyendas que hicieron grande el género, un género que se retroalimenta de glorias pasadas y que catapulta a las nuevas un poco más lejos, si cabe. Leyendas como The Doors o Led Zeppelin o el mismísimo Jimi Hendrix son habituales comentarios al hablar de The Brew. Beben y heredan de esas fuentes para revitalizar un rock que lleva una década ya sin demasiadas alegrías y glorias pasadas, y es a un nivel menos popular, mas underground, donde tal vez se mueve más inquietud, más ganas de mirando atrás, obtener algo nuevo, savia nueva que alimente nuestras ganas de rock & roll.
Han venido en diversas ocasiones por nuestras tierras y ya no necesitan excusa alguna, se les espera siempre con ilusión y ganas, en esta ocasión celebraban el 10º aniversario de la banda y que mejor que una gira por quince ciudades .
A las 23:30 da comienzo el concierto con una sala casi llena. Arrancan con “Repeat”, tema que abre su último disco “Control” (reseña aquí), energía y contundencia son sus premisas. “Turn Back, Repeat” suena contundente y con esa cadencia al cantar como subiendo para terminar la frase más abajo, que hace muy atractivo escucharle. “Mute” arranca con una frase que ya la firmaría el mismísimo Noel Gallagher y un estribillo de lo más pegadizo, este chico Jason (guitarra y voces principal), anda desatado desde el minuto uno, esos saltitos que pega sin dejar de tocar son contagiosos a más no poder. Toca, canta y salta, además le queda tiempo para increpar al público y jalearle, creímos escuchar “sois unos campeones” . “Pause”, como su nombre indica, más lenta más blusera, han arrancado con todos a una. Papa Smith se mantiene discreto, haciendo coros, su hijo, Kurt a la batería, le da al bombo con una contundencia y alegría que le llega para hacerse bromas con el roadie, con un extra de motivación, como debe ser, si quiere mantener la fama de que sus grandes mitos son leit motiv para él, nos referimos a Keith Moon y John Bonham, baterías de sobras conocidos por todos los amantes del rock.
“Skip” entra sobrada de motivación, sabedores de que es un temón, puesta en escena con Jason dando saltos y brincando sin parar, Tim arenga al público, levanta los brazos y jalea frases para enardecer a un público que casi llena la sala y ya no para de saltar. Clamoroso el solo que se marca Jason echándose la guitarra a la espalda, no se corta un pelo, nada se le resiste, ni tan siquiera la técnica del “slide”. Guitar hero total a sus 25 añitos. Piden algo a la barra, no se les puede negar ningún capricho, lo están dando todo y se lo merecen, brindan a la salud del público, que les responde con más energía, un trago y se ponen con unas notas a la guitarra, dando entrada a la contagiosa “Fast Forward” con un riff muy reconocible y un trabajo a la batería que da para golpear el gong que tiene justo a su derecha, no falta de nada la fiesta del rock & roll no para ni un segundo. Desde luego no mentían las voces que nos llegaban, con cinco temas y ya sudan la camisa y andan con la toalla secándose la cara. No quisiera extenderme pero cada tema da para anécdotas y detalles que ofrece la banda con un sencillo y bien ejecutado rock clásico, pero tocado con esa fuerza y pasión se nos hace muy actual y muy “hard” y este tema da incluso, después de ver atronar el bajo, para que Jason se coja un arco de violín y clave al mismísimo Jimmy Page en un altar. Una autentica gozada ver a un chaval de 25 años tocar con esta clase.
Vuelve a lucirse el bajo de Tim, ahora con la entrada de “Shuffle”, aquí y para deleite del personal se va al amplificador Jason y acopla mil distorsiones junto a su ampli. Hasta aquí los temas de su último álbum, “Control”.
A partir de aquí las piezas de anteriores discos, imprescindibles como “KAM” de su celebrado larga duración “A Million Dead Stars”, unas intro muy blusera y se deja caer unas voces suaves y bien sentidas para entrar en ese estribillo que se repite y se repite “….far away”, cantado a dúo con Papa Tim.
Una entrada que firmaría un tal Steve Ray Vaughan sin ir más lejos y nos metemos en “Every Gig Has A Neighbour”. “Turn it up, break you down…” repiten sin parar y los saltos de Jason y el público se convierten en una sola cosa. Encadenan con “Six Dead” un riff poderoso y absoluto hace comulgar a la parroquia y todos saltando a una acompañando puro hard rock para hacer las delicias de todos los que allí estábamos. Son las 00:45 y llevamos una hora y quince minutos de auténtico hard rock setentero y blusero. Llegados a este punto desaparecen del escenario, dejando solo al artista de la noche. Ya sabemos que Jason es el prota, pero lo que vieron mis ojos durante los siguientes 15” fueron eso, la magia del rock & roll. Quince minutos de solo de batería como se hacía hace muchos años, cuando todos los músicos tocaban para ser el mejor y extasiar a su público. Técnica, velocidad, entusiasmo, jugar con el público y volver a entusiasmar aporreando platillos con el revés de las manos. No paró el bueno de Kurt ni para secarse el sudor, tremendo solo el que se marcó.
Y volvieron para los bises, ofreciéndonos media hora más de concierto, que fue un auténtico regalo. Antes de nada, “otro whisky por favor, que me lo he currado señor de la barra”. Bromas aparte, se regalaron del tirón: “Break On Through” de The Doors, una instrumental que no reconocí, pero donde se marcaron un duelo guitarra/batería para alucine general del personal, que se transforma en “Baby Please Don’t Go” y sin perder fuelle el “Whola Lotta Love” de Led Zeppelin.
No lo siento queridos lectores, todavía no termina esto. Quedaba en el tintero “A Million Dead Stars” de su anterior álbum y que reventó la sala coreando todos a una, estos chicos lo dan todo en escena. El escenario es su medio y no se van hasta terminar lo que han venido a hacer, dos horas de concierto sin concesiones, improvisando a cada poco, bromeando entre ellos y el público, acelerando o ralentizando los temas a su conveniencia. Aquello fue una locura desenfrenada. Acabaron con “Silver Machine” de Hawkind.
Hasta el 21 están por tierras gallegas y alrededores, no os lo perdáis. Los 12€ mejor amortizados del rock & roll!!!
Crónica: Toni Díaz
Promotores: Big Time Music
Fecha: 14-02-2015