Goatsnake – «Black Age Blues» (2015)

Goatsnake - Black Age Blues

Stoner / Doom Metal

(Southern Lord Recordings)

 

Un poco de historia. Goatsnake existe gracias a que en 1996 unen fuerzas, el guitarrista Greg Anderson (Thorr´s Hammer, Sunn O))), Burning Witch), Greg Rogers y Guy Pinhas, ambos ex The Obsessed, a poco andar se les unió Peter Stahl (Wool, Earthlings?, Scream) y rápidamente la serpiente toma forma para arrastrar su idílica figura por los fangosos terrenos del doom. Durante 1998 grabaron algunas canciones 7” que fueron a parar a un par de compilados (“IV” y “Man Of Light”) para luego firmar su debut para Man´s Ruin Records, “Vol I” el gran debut era grabado y marcaba el nacimiento oficial de una leyenda.

En el 2000 después de una gira europea se sucede el primer cambio de formación, Guy Pinhas, deja la banda para unirse a Acid King y es reemplazado por Stuart Dahlquist (Burning Witch), los sonidos siguen cimentándose hacia una oscura mezcla de stoner, doom, blues y soul. Ese agitado 2000 lanzan un split junto a Burning Witch, éste contiene “Raw Curtains” y “Burial At Sea” (Saint Vitus), temas que posteriormente serían parte de “Dog Days” editado en varios formatos y reeditado el 2004 junto a “Vol I” por Southern Lord Recordings. Como si esto fuera poco, el propio año 2000, lanzan la que según muchos es su ópera prima, “Flower Of Disease”, producido por Nick Raskulinecz (Danzig, Alice In Chains, QOTSA, Mastodon y Foo Fighters, entre otros) y firmado, originalmente, para Man´s Ruins Records.

El 2001 la banda se separa continuando cada uno con sus proyectos personales, se separaban, dejando 2 discos y un puñado de canciones más que serían claves en la evolución del stoner/doom, pioneros en darle ese sonido único de soul/blues al oscurecido doom. Tuvieron que pasar 15 años para que surgiera de nuevo esta hibrida criatura observándonos desde la altura y disfrutando como su rebaño sagrado se reúne religiosamente para sumergirnos a su infierno de riffs aplastantes, sin preguntar nada, sólo obedeciendo a las voces cabrías que nos invocan e invitan a una nueva ceremonia, una que por lo distante en el tiempo nos impide apelar, sólo dejarnos llevar sin voluntad alguna.

Algunos antecedentes de alta importancia, fue grabado y mezclado en Rock Falcon Studios, Franklin, Tennessee, al igual que su predecesor, por Nick Raskulinecz (QOTSA, Foo Fighters, Alice In Chains, Mastodon, Rush) y masterizado por Brian “Big Bass” Gardner (NWA, Stevie Wonder, Parliament).

El comienzo del ritual no puede ser mejor, “Another River To Cross” está conectado, musical y emocionalmente con el cierre de “Flower of Disease”, el tema es de un peso y carisma superlativos, 01:30 de intro para que Greg saque unos riffs asesinos de los cuales nadie puede abstraerse. Poseído por el doom de antaño, con un sonido más metalizado, sin embargo muy orgánico, se convierten en un mazazo directo a tu cabeza segundos más y aparece esa voz, esa voz por la puta madre, Pete Stahl en estado de gracia, mejor que nunca, esos coros y matices soul impresionan.

Goatsnake Band

Cuesta reponerse después de esta poderosa apertura, pero “Elevated Man”, primer adelanto del disco, me recuerdan a otros masters; Cathedral. El inicio no hace más que confirmar, aunque no era necesario, que Goatsnake está más vivo que nunca, un momento para detenerme en el regreso de Greg Rogers, que bien que le hace a la banda su vuelta, forma y tiempos perfectos que marcan el pulso de cada tema. Punto alto, no sólo en este tema, cada coro, bien posicionado y que se repiten insistentemente hasta grabarse a sangre en tu cerebro. Riffs y armónicas tenían que volver a juntarse, aquí en una de las varias oportunidades dentro del disco. En “Coffee & Whiskey” se les desborda el rock sureño, un tema atípico grabado a una velocidad supersónica para lo que nos acostumbran, un solo de Greg Anderson…madre mía, un Scott Renner gozando a concho con las capacidades y rangos a las que nos lleva esta banda. “Black Age Blues”, dios mío, ese inicio es escalofriante, uno de los mejores temas que he escuchado este año, con todo el espíritu de “Vol I” y “Flower of Disease”, riffs sabbathicos, no puedo dejar repetir que Pete Stahl canta mejor que nunca, uno de mis vocales favoritos, intenso, suena grave, pesado, un quiebre a medio camino del tema para darte una pausa y dejarte caer con fiereza doom de nuevo, con un Scott Renner sonando atronador. “House Of The Moon” inicia con un frío estremecedor que congela la sangre, ritmo arrastrado y somnífero pero al avanzar se posiciona en un compás medio que acomoda la entrada de los coros de las “Dem Preacher’s Daughters”, coristas de lujo que agigantan los toques soul que le han impreso a este disco.

«Jimi’s Gone» podría ser fácil un single promocionable, si lo quisieran claro, suena sencillo y con voces de fácil escucha, coros pegajosos, se te queda pegado más con la presencia vocal de de las coristas que te hacen entrar a la iglesia de la portada del disco, no es coincidencia. “Graves” suena claustrofóbico, agónico, vuelven los riffs doomsters, ásperos que rasgan el aire de una contundencia y peso que abren camino para la entrada de otro highlight del disco, “Grandpa Jones”. Los coros aquí son una barbaridad, mágicos y encantadores, a estas alturas del disco se van transformando en una marca registrada de Goatsnake y que los aleja de cualquier engendro que quiera parecérseles.

Con “A Killing Blues” se cierra un obra tan exquisita como esperada, finaliza un disco que debimos esperar 10 años desde “Trampled Under Hoof”  y 15 desde “Flower of Disease”, un álbum que por la singularidad de su estructura musical, de base rítmica, riffs, voces y coros, los distancian de todos y posicionarse en la élite no sólo del doom, sino del rock en general. Un regreso magistral de Goatsnake que esperemos sea eterno, nosotros, sus eternos fieles, iremos donde ellos digan.

 

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