Death Alley – «Black Magick Boogieland» (2015)
Stoner / Punk / Rock
Desde Amsterdam nos llega un ataque fulminante, Death Alley debuta a lo grande con esta maravilla llamada “Black Magick Boogieland”, las señales desde el inicio son claras y radicales, desde el nombre de la banda que se podría atribuir (la banda no lo ha confirmado) al 6to trabajo de los formidables punk rock Zeke, hasta el título del disco que podríamos interpretar como un cruce entre el lado oscuro de Black Sabbath con la psicodelia y groove lisérgico de MC5, lo que busques lo puedes encontrar en este disco.
Para ponernos en contexto esta banda tiene un historial previo, no en vano, los firmó Tee Pee Records, todos sus músicos vienen de importantes bandas como Mhür, Devil´s Blood y Gewapend Beton, esto antes de fundar Death Alley en el 2013 y de grabar en 2014 un 7¨con dos temas “Over Under” y “Dead Man’s Bones”, el resto fue tocar y tocar mostrando todo el potencial que hoy los tiene como uno de los mejores debut y discos del año.
Pero entremos en materia, escuchar este disco resulta un trabajo extraordinariamente placentero, décadas escuchando música de diferentes estilos y formas, encontrando nuevos sonidos, retrocediendo hasta las fuentes o escarbando en la vanguardia post rock, todo para un día encontrar un disco simple, directo y que pareciera no tener grandes ambiciones. ¿Está mal esto?, absolutamente no, está perfecto que así sea, incluso un poco atemporal, pero así está forjando su historia Death Alley, sorprendiendo a punk rockers y fumetas stoneros con un sonido crudo, directo al mentón y con alusiones sonoras a los mencionados MC5, Sabbath más altas dosis de Motörhead y The Hellacopters, todo en una frenética entrega que apenas supera los 40 minutos.
Los dos temas adelantados en el 7” de 2014 están incluidos, el primero abre el disco y de que manera, a velocidad de ultrasonido, riffs agudos y ritmo frenético en una sicodélica danza que no puede no sonarte a un hibrido de los primeros discos de la banda de Lemmy con los acordes high energy de los de Nicke Andersson, la fiesta se armó, rock and roll directo a la médula espinal. El ritmo no se detiene y continúa con “Black Magick Boogieland”, aceleraciones que me recuerdan a Dust (otros olvidados de los 70 en donde militó Marc Bell, pero esa es otra historia), mucho groove, sonido proto punk, sucio y desaprensivo. “Bewildered Eyes” arranca con guitarras boogie y punketa que podría haber sido registrado fácil hace 20 años atrás, cuando estos sonidos los comandaban los mismos Zeke, Nashville Pussy o Supersuckers, que años. “The Fever“ es breve, acelerada y sujeta a endemoniados ganchos de guitarra, batería golpeada por Ming Boyer como un energúmeno y Douwe Truijens con una voz rasposa como si hubiese bebido Jack Daniel’s en jarras de desayuno.
El primer lado cierra con “Golden Fields of Love”, tema que adhiere más al sonido hard rock añejo, de ritmo pausado pero con ásperas guitarras, sonido sucio y un bajo atronador de Dennis Duijnhouwer, cierre galopante para un extraordinario tema. “Stalk Eyed”, abre los fuegos de la cara B del disco, a ritmo desenfrenado y cargado de riffs más duros y voltajes al máximo, “Dead Man´s Bones”, segundo anticipo del cual ya se pudo disfrutar en 2014, es quizás el tema más oreja que podemos escuchar en el disco, punk/stoner old school a la velocidad del rayo incendiando todo a su paso con guitarrazos de Oeds Beydals, tema desbordante. Para el final “Supernatural Predator”, que comienza como podrías ya imaginar, ritmo potente y groovy, ciertos aires espaciales pueden hacer pensar que esto terminará diferente y así sucede, tras 5 minutos el tema entra en una espiral atmosférica mostrando una faceta diferente y, puede ser, que un poco rara para lo que veníamos escuchando, sin restarle méritos, si el disco se hubiese acabado acá habría sido casi perfecto y estaríamos todos vueltos locos por escuchar algo más, este espacio es aprovechado para mostrar todo el talento en las cuerdas de Oeds Beydals, con algunas brillantes y espaciales guitarras, dando cuenta de las capacidades creativas ilimitadas que nos depara Death Alley, si le sobran o no minutos a la última pista del disco es un tema debatible.
“Black Magick Boogieland” es un debut brillante, en donde Death Alley muestra una implacable energía y actitud old school. Disco duro, adrenalizado, reuniendo al unísono a Zeke, Motörhead y The Hellacopters, en un ritual de frenético y adictivo rock, aparentemente poco ambicioso, pero que hoy tiene a moros y cristianos hablando del revival proto punk rock electrizante que ha hecho de manera perfecta Death Alley.
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