Crónica The Graviators + Hela + Goliat (Sala Fun House Music, Madrid)
Patético…..vaya forma de comenzar una reseña, ¿no?. No parece muy ortodoxa. A partir de aquí el morbo llevará a algunas personas a animarse y seguir leyendo y a otras a volver a su facebook a cotillear lo que hacen sus vecinos. Me hago un auto spoiler y simplemente afirmo que el adjetivo no tiene nada que ver con las actuaciones de las bandas sino con algo que es mucho más grave que eso, especialmente si queremos que la escena musical siga viva. Eso sí, al más puro estilo Telecinco, mantengo la intriga tipo “Sálvame Deluxe” y caerán los chuzos de punta sobre el personal al final. Para que no me piten mucho los oídos por sensacionalista os proporciono un truco: podéis hacer scroll con el ratón e iros directamente a buscar la canela fina al último párrafo. De momento empezamos con lo puramente musical, que de eso trata este asunto si no estoy del todo equivocado.
A los barceloneses Golíat los desconocía por completo, para qué negarlo, no me sonaba ni el nombre. Problema ninguno. De hecho es casi hasta mejor, porque el desconocimiento te da la oportunidad de ver y oír sin prejuicios previos. Me encuentro con esa modalidad de dúo guitarra + batería y nada más que tan de moda se lleva poniendo en los últimos años y que tiene más de uno y de dos ejemplos de bandas muy grandes. Su propuesta es ciertamente atrayente y si bien tiene su punto cañero y guitarrero, en este caso quizás tira más hacia el post-rock que hacia el doom o el sludge que estamos acostumbrados a presenciar en grupos con este tipo de formación básica ausente de bajo. Vamos, que no son Mantar. Ni falta que hace, oigan, que tampoco queremos ni necesitamos copiar por copiar. Bien al contrario, tanto Marçal Sesé a la guitarra y en breves intervalos a la voz, como David Güell a la batería y los teclados y efectos, desarrollan una labor brillante sobre el escenario que augura buenos presagios para el futuro. Marçal es un gran guitarra pero espero que sin que se me enfade éste, lo de su compañero David es la traca, porque verle tocar la batería al mismo tiempo que toca las teclas o va introduciendo efectos por aquí y por allá hace que la vista se te vaya irremediablemente hacia él.
Como ya antes he reconocido mi ignorancia respecto a ellos, supongo que en los treinta minutos de los que dispusieron tocaron temas de su primer disco “Golíat” que rebuscando he visto data ya de 2010, además de alguna de su más reciente split junto a Dead in Montana. La verdad es que aunque atrayéndome más la versión más doomie de la velada que venía a continuación, me sorprendieron para bien y repetiré si tengo la oportunidad de volver a verles, y si es con una duración mayor, miel sobre hojuelas.
A los alicantinos Hela es a los que les tenía más ganas del cartel, porque no los había visto en vivo aún y su disco “Broken Cross” ya lleva un par de años no solo rondando sino ocupando un lugar destacado en mi playlist particular del género. Porque sí, porque tendemos a admirar lo de fuera y despreciar lo de dentro, y aquí somos capaces de hacerlo igual o mejor que allende los mares. Y sí, también en el terreno del doom más clásico en el que se mueve Hela. Desgraciadamente solo dispusieron de treinta minutos, que se me hicieron cortísimos, pero los disfruté de qué manera. Andaba loco por escuchar en directo temas como “March Of The Minotaurs”, “Horns Of God” o “The Wicked King” y cayeron todos, junto con esa versión de “Sign Of The Wolf” que ya bordan en estudio de los norteamericanos Pentagram y que en directo suena aún mejor.
Lástima de la escasa duración porque cuando la banda y el aquí presente nos encontrábamos en el momento más álgido, hubo que teminar, pero al menos saldé mi cuenta pendiente con ellos y si algo tengo que agradecerle al escueto setlist son las ganas de mucho más con las que me quedo para próximas ocasiones. Tano Giménez y Miguel Fernández forman una base rítmica sólida y que aporta un grosor que complementa sobremanera la excelente labor a la hora de tocar la guitarra de Julián Velasco, que se salió por todas partes durante la actuación. Tanto o más que la nueva incorporación a la banda, la vocalista y guitarrista Mireia Porto (quien también desarrolla esas mismas labores en otra interesante banda como es Rosy Finch). Mantuvo un nivel excelente durante todo el concierto, mejorando incluso la ya buena labor de su predecesora en el cargo Isabel Sierras. Enormes treinta minutos y la miel en los labios para la siguiente, que esperemos sea más pronto que tarde.
A los suecos The Graviators ya había tenido la ocasión de verles anteriormente, cómo no en el Desertfest de Berlín. Recuerdo que en aquella ocasión iba con muchas ganas y salí medio decepcionado porque su actuación no fue demasiado brillante, empañada sobre todo por un vocalista que obviamente no estaba en sus mejores condiciones aquel día. Lo que ya desconozco era si se debía a algún tipo de enfermedad o estado febril o a alguna sustancia alucinógena de las que tan alegremente circulan por el recinto de la sala Astra de la ciudad germana. Yo me decantaría por la segunda opción, pero que conste que solo estoy especulando, que tampoco tengo constancia alguna de lo contrario. De hecho tuvo que bajarse del escenario pequeño del festival y salir por la puerta al beergarten a que le diera el aire en un par de ocasiones porque se veía que el hombre no podía con la vida.
Andaba yo con mis dudas de si el amigo Niklas Sjoberg no iba a repetir hazaña pero lo cierto es que nada más lejos de la realidad, y eso que se les notaba con creces el cansancio acumulado de una gira muy concentrada en cuanto a conciertos y de la que Madrid era la última parada. Para más INRI venían de tocar la noche anterior en Barcelona junto a los enormes Sasquatch en la tercera edición del Red Sun Fest, organizado por los colegas catalanes de Red Sun, promotora de conciertos y ahora también sello discográfico que demuestra desde el principio su sabiduría, siendo sus dos únicas publicaciones hasta ahora el disco de los gaditanos The Shooters y la reedición del primer disco de los canadienses La Chinga (a los que en breve tenemos girando por aquí). Eso sí, que es un buen comienzo amigos y lo demás son tonterías. Seguid así, por favor, si no fuera por la ingente labor que realiza gente como vosotros no sé qué sería de esta escena en este país. Miento, sí lo sé, el más absoluto de los desiertos.
Volviendo al tema musical, que enseguida me disperso, ese cansancio que era más que evidente a la vista, desapareció por completo cuando encendieron los amplis y empezaron a escupir riffs a diestro y siniestro y sin mirar atrás. Además esta vez su vocalista desarrolló su labor a la perfección por lo que el concierto, de aproximadamente una hora de duración, se convirtió de promesa a bolaco en un abrir y cerrar de ojos. Con dos discos anteriores de los que sonó algún tema, decidieron centrarse en su más reciente y brillante “Motherload”, del que cayeron joyas como “Narrow Minded Bastards”, “Leifs Last Breath – Dance Of The Valkyrie” o ese tan extenso como enorme tema que es “Druid´s Ritual”, con el que finalizó una actuación más que buena, especialmente dadas las circunstancias (cansancio, enorme retraso en el comienzo de la actuación respecto a lo previsto y la escasa presencia de público). A pesar de todo eso, todavía se dejaron sus últimas gotas de energía para ofrecernos una excelente “Saturnus ´84” como colofón final. En cuanto empezaron se olvidaron de todo lo anterior y tanto Niklas como sus colegas Martin, Johan y Henrik dieron una soberana lección de lo que va esto del stoner, doom y hard rock setentero. Deseando que vuelvan, aunque no sé si ellos opinarán lo mismo. Sí amiguitas y amiguitos, llegó el momento que todos estabais esperando: la carnaza.
Patético, lamentable, decepcionante y todos los sinónimos que existen y que mi limitada capacidad lingüística me impide plasmar. ¿Cómo demonios queremos tener una escena potente en una ciudad de tres o cuatro millones de personas (por no hablar de la Comunidad Autónoma, que nos iríamos a los cinco o seis), si para un cartel como éste se habían vendido seis entradas y el pobre (a la par que admirado) Juan Alejandro Bermúdez tuvo que invitar a amigos para que aquello no pareciera un solar?. Una semana de muchos conciertos, un domingo, hace frío y todas las excusas baratas que me podáis soltar pero ¿dónde estaba el mismo público potencial que el miércoles abarrotó Blues Pills, el viernes Sasquatch y el sábado Baroness?. Trece putos euros valía la entrada. “Es que no hay pasta para tanto”. Ya, pero para llevar la última camiseta del último grupo hype para quedar guay con los colegas, para llevar unas zapatillas o unos pantalones supermolones de 80 eurazos o para latas de cerveza y porros sí tenemos, ¿no?. Obvio que cada cual se gasta su dinero en lo que le sale de los mismísimos pero la próxima vez que oiga la manida frase de: “Es que aquí no vienen las buenas bandas” se me va a acabar mi carácter pachorro de por sí, porque ya se me están empezando a inflar a mi también mis mismísimos. Podría seguir y seguir pero mejor lo dejo ya porque no quiero que me acaben pegando en algún bolo…
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Crónica: Jorge Iván Delgado López
Fotos: Laura Rubio Ventaja
Vídeos: Jorge Iván Delgado López
Promotoras: Desert Sons y Red Sun Barcelona
Sala: Fun House Music Bar
Fecha: 06-03-2016