Sonidos Del Ayer: Howl – «Full Of Hell» (2010)
Sludge / Doom Metal
(Relapse Records)
Lanzado como reseña en esta casa durante el año 2013, reeditamos esta entrada a nuestros “Sonidos Del Ayer” recordando el que fuera el debut larga duración del quinteto musical de Providence (Rhode Island), Howl, quiénes sacaron su propio as de la manga en el 2010 y a través de una gran distribuidora como Relapse Records como para catapultarlos desde un principio con su pedazo disco “Full Of Hell”.
Howl consiguió facturar ese año, uno de los mejores discos del 2010, y su gran apertura en este mundillo. Dos años antes ya habían enseñado como se las gastaban en un homónimo EP, que sirvió para llamar la atención de las mejores maneras a un gran sello como el que antes nombre. En el mismo 2013, llegaría su segundo largo “Bloodlines” (reseña aquí).
“Full Of Hell”, es soberbio e intenso, cargado de lentos y muy pesados riffs, con una producción magistral. Buen artwork en la delantera cortesía de Ryan Begley y nueve temas a cada cual mejor y muy apetecibles para seguidores de banda como Hull, Kylesa, Bison, o Kongh.
En su año se recomendó en muchos medios del sector, y muchos de ellos lo pusieron por las nubes. He mencionado a las anteriores bandas como influencia, o al menos eso creo, de estos norteamericanos, pero para situarnos un poco en su sonido, digamos que ponemos a Eyehategod y Crowbar por un lado y por el otro la vertiente más progresiva de Mastodon o Baroness, entonces como resultado tendremos “Full Of Hell”.
Sin apartarse demasiado de la estética general del estilo, Howl tiene aquí un disco realmente sólido como para ser tenidos en cuenta al nombrarlo con el paso de los años y aunque su posterior “Bloodlines” fuera algo más vertiginoso tirando a una rama más metalera, fue con este “Full Of Hell” al que consiguió cautivar a la comunidad del sonido pesado. La distorsión tampoco falta a la cita en “Full Of Hell” y así, crear esa atmósfera inquietante y opresiva. Vincent Hausman lleva de alguna manera ese lado particular en las bandas de sludge con su agónica voz a los micros, mientras con sendos riffs de guitarra destroza en cada uno de sus temas. Las labores del bajo no es que destacen mucho, pero sigue siendo audible. Su batería Timmy St. Amour quizás no se le preste la atención suficiente en las primeras escuchas, pero cuando hayan pasado estas y empiecen a adentrarse y a degustar este disco lentamente pieza por pieza, comprenderán su labor. Su participación contiene unos adornos creativos, que llegan a ser algo más sutiles que un grande como Brann Dailor, añadiendo esos ingredientes extras.
Como decía en un principio, la mayoría de las canciones son de ritmo lento. Hay algunos cambios de tiempo y muchas estructuras y composiciones de lo más interesantes en este trabajo. Si a todo esto le sumamos partes melódicas aquí y allá y un dinamismo en su percusión, el resultado es un gran cañón propio de los mejores headbangers. “Horns Of Steel” abre la contienda, con un riff lento. Minutos después se le libera las cadenas a estas bestias, pura furia combatiente, un perfecto enganche que abre de la mejor manera este disco. “Jezebel” es una de las mejores pistas de este trabajo. Verdaderamente el corte ya empieza con el pasaje de enganche “Asherah” que le sirve como puente a la canción, empezando con buen ritmo, y una vez que las voces entran en acción, todo se ralentiza a un rastreo de odio. “The Scorpion Last Thing” sobresale como ese trémolo mal que podría escoger y ceñirse al estilo de Matt Pike y sus memorables riffs. “Heavenless” fue el single que adelantaron y otra de las grandes del disco, con “The Day Of Rest” asistimos a una avalancha aplastante de diez minutos. Todo vale en “Full Of Hell”.
“Full Of Hell” es un disco que puede ser interpretado como una buena garantía en cualquiera de los idiomas, mostrando la explosión final de unos músicos con ganas de comerse el mundo y dejando ver que todavía pueden aportar más como hicieron en su continuación “Bloodlines”. Incluso el lado más experimental que muestra el redondo, nos ayuda a poner los primeros cimientos para identificar el estilo por el que se caracterizan estos norteamericanos en continúa lucha batiente en sus caminos a través de las reverberaciones. A fin de cuentas, el nacimiento de Howl se reduce a esta pared masiva de riffs a un implacable ritmo infernal. Banda sonora ideal para partirse el cuello.