Smoke Mountain – «S/T» (EP)(2017)
Este mes de Mayo al parecer viene con la intención de quedar marcado por los debut, el primero de este mes no se va a olvidar así como así, o al menos en algunos que somos medios obsesivos con los datos.
Primeras horas de la mañana y empiezan a resonar sonidos gruesos y reverberantes, una voz celestial pero perversa, se trata del EP estreno de la banda de Tallahassee, Florida (US), Smoke Mountain, un estreno que de seguro traerá consecuencias positivas para el joven trío formado en 2015 por Sarah Pitt en voces, Lee Pitt en guitarras y Brian Pitt en batería, una familia unida por sangre y por los viejos polvorientos clásicos discos del doom.
Sólo 3 temas conforman el debut, pero son suficientes para dejarte la sangre fría al borde de un colapso hipotérmico. Sonido primigenio y crudo es el que exhibe “Demon” en sus primeras líneas, machacantes cambios y ritmos purulentos que generan convulsiones, más con las vociferantes plegarias oscuras que emanan de la voz de Sarah Pitt. Sin duda estamos frente a un acierto con todas sus letras, el poder vocal y sonido despiadado se pone en paralelo a ese también EP debut de 1994 de unos que hicieron historia, Acid King.
“Violent Night” es lenta y primitiva, comandada por un riff repetitivo y monolítico, las letanías de Sleep´s Holy Mountain se manifiestan de forma surrealista toda vez que Lee Pitt aporrea de forma criminal su guitarra. “Smoke Mountain” tema que cierra el disco es una apología a “Dragonaut” y los riffs salvajes, voces oscuras y posesas se elevan malévolamente sobre un groove lisérgico y canábico, una embriagante melodía que termina por desmembrarte al cabo de los 6 minutos de un doom en estado salvaje y extremadamente pesado.
Un acierto completo el de Smoke Mountain, no por lo novedoso de su propuesta, si no por las ejecuciones, el sonido arrastrado y bruto, casi ochenteno por no decir atemporal, la reverberancia de sus riffs, el uso salvaje del fuzz, un groove embriagante que en conjunto marcan un debut breve, pero altamente ponzoñoso, como brebaje tóxico que tragas y mata al primer respiro, una apología al doom más ortodoxo y pesado que conocemos. El futuro de Smoke Mountain queda asegurado con este debut, tremendamente interesante.