Telekinetic Yeti – «Abominable» (2017)
Sludge / Progressive / Doom Metal
Un deber importante dentro de las funciones que yo recomiendo siempre a cualquier redactor de una web, es nutrirse de información antes de escribir una sola palabra sobre el artículo que quieras presentar. Esto te obliga a darte un rodeo por muchos medios para informarte, especializarte, ponerte en sintonía, y en nuestro caso, no podemos negar que muchas de estas webs similares a la que habita tras la puerta número 235, sean una de las tantas fuentes de inspiración a la hora de seguir en la lucha. Y claro, ustedes se preguntarán, ¿a que viene esto ahora? La respuesta es bien sencilla, son precisamente en muchas de esas páginas que llevan al alza la doctrina del sonido pesado, las que han llevado el eco por los cuatro jodidos vientos de un disco en cuestión dentro de este 2017; “Abominable”, el redondo con el que debutan el dúo de Iowa, Telekinetic Yeti.
¿Sobrevalorado por muchos? Créanme que yo podría encajar en esa lista de incrédulos hasta hace una semana cuando empecé a darle la primera de las escuchas para un disco que acababa por resistirse, que equivocado estaba… Una persona puede dar dudas, incluso dos, pero cuando habla una mayoría que se cuenta por decenas, la respuesta es tan tajante como cualquiera de los riffs que habita en el interior de esta mala bestia suscitada desde el interior de Norteamérica.
“Abominable” es un buen batido que detona una hostilidad de tal brusquedad como para mezclar lo mejor de Kylesa y Black Cobra, y sobrarte unos minutos para deleitarte con los arreglos a la guitarra de Alex Baumann, un poseso a las cuerdas que forma el tándem perfecto entre el Matt Pike de los 90 y Jason Landrian. Pero no solo son riffs, caos y destrucción lo que se gesta tras las cuatro paredes maltrechas de este debut, Telekinetic Yeti tiene el tiempo suficiente en toda su extensión de conectar los puentes que unen a “Stoned And Feathered” y “Colossus” para que empiecen a asomar la primera de las muchas sorpresas de “Abominable”, con intromisiones a un terreno más progresivo y con el balanceo entre sus partes más bestias, y ese juego entre melodías y sónicos riffs arrojados en el cierre de la cuarta canción, mucho más reflexivo y profundizado por el onirismo que denotan.
El disco arranca entregando una mezcla de Kylesa desde su sonido más primitivo en las primeras obras, hasta lo que pudimos ver en discos como “Exhausting Fire” (reseña aquí), una miscelánea llena de promiscuidad entre reverberantes armonías y un culto al señor riff que engancha como la primera de sus embestidas. “Abominable” y “Electronaut”, son como el correr de vastos batallones de guerreros que pierde su vista en el horizonte, el trote de sus pasos retumba los cimientos del planeta del tal manera como la notable aportación de Anthony Dreyer a los tambores, lleno de redobles y progresión mágica.
En la cara B del disco, puedes encontrarte algunos tramos más por los que recordar a la citada banda de Savannah, prueba de esto es “Lightbearer”, con cierto sabor al grunge noventero en sus melodías más oscuras y un conjunto formidable lleno de crudeza que hacen de una banda como Kylesa, una inagotable fuente de inspiración en la música de Telekinetic Yeti. “Beneath The Black Sun” te devuelve al fango más lodoso, dónde el sludge/doom de este dúo se recrudece de una manera densa y aplastante. Un tema sombrío que duda cabe, con un ritmo mucho más lento, melódico y con mucho hipnotismo tras de sí. “Himalayan Hymn” prosigue con esas tétricas melancolías que no son más que la antesala del riff más destructor, de los momentos más salvajes dónde estos dos músicos se llenan de velocidad y tecnicismo, resultando un complejo álgebra tan difuso como atractivo.
Inicuo, malvado, furioso, titánico… “Abominable” se puede calificar con un montón de adjetivos que cualquiera de ellos puede ponerte en alguna de las canciones que se retuercen en este primer álbum suyo. Un más que notable y prometedor arranque por parte de estos tipos que beben mucho de esa escuela de Atlanta a principios de milenio, inducido por esa marca de sludge progresiva, con una buena capa de aplastante doom a ritmo de vértigo. Un gigante que se convierte en el invitado sorpresa de esta orgía de riffs que trae el 2017 y a su vez, se postula como una de las grandes revelaciones para este curso.
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