Crónica Desguace Beni + Evil Twin + Letters From Nowhere (Sala Republik, Madrid)
Resistiendo a la dictadura de la música comercial, que es capaz de imponer un molde a las abstractas posibilidades de este arte, afloran cada día nuevas bandas reivindicando la libertad del sonido. Es hasta los conciertos más recónditos donde llega la labor de este medio, explorando las oscuras profundidades musicales, allí donde la supervivencia se pone a prueba en esta fase tan seminal. Como James Cameron, nos sumergimos a un bolo de sábado dos de Septiembre en la Sala Republik de Madrid, en busca de esas nuevas leyendas.
Surgidos de ninguna parte, la banda que abre la noche se llama Letters From Nowhere. El sonido de la sala va a hacer bastante complicado apreciar las propuestas instrumentales. Letters From Nowhere trabaja en un marco de post-rock, una ola que está siendo bastante tangente en España en comparación con el nivel de producción que hay en el resto de Europa. Una formación con mucho potencial, con una batería muy dinámica, pero que por desgracia sonaba excesivamente abultada en la microfonía. Exploración de la creatividad con un bajo que predomina en su distorsión, y el delay post-rockero de la guitarra persiguiendo atmósferas con tonalidades indies. Desde luego, nadie puede negar que estos músicos se hallan en plena búsqueda de la forma de su proyecto, que lejos de sonar sólido y compacto, fue una actuación de tinte experimental. Se pudo disfrutar de la línea por separado de cada instrumento, pero eché en falta cohesión y juego estructural, con secciones progresivas que en seguida volvían plano el desarrollo de los temas. Cortes que pedían más trabajo en el groove que en los fills para la percusión, de ejecución técnica espléndida, eso sí.
Letters From Nowhere eligen un estilo de música complejo, lanzándose con valentía a dominar los rasgos que caracteriza el género post rock, con un proyecto entre manos que aún tiene mucho camino por hacer. Puedes oírlos en su soundcloud.
Los siguientes del sábado, serán el trío Evil Twin. Hay poco todavía de esta banda circulando por las redes, pero su fórmula de post-metal instrumental doom suena cada vez más sólida, aquí su bandcamp. Aparecieron al atardecer en una “Generator Party”, llenando el bosque con su oscuro y potente sonido, siendo esta, en Abril, la vez que los conocí. Sin embargo, ahora en la Republik descubro que las cuatro paredes hacen bien a su proyecto, consiguiendo resultados macizos. Tienen la esencia y han logrado hallar la conexión entre los tres instrumentos para entrar en el juego de la emoción de los desarrollos. De todos modos, tampoco se portó del todo bien el sonido con ellos, y pudo jugarles alguna mala pasada durante la actuación. Evil Twin habrá tomado nota de ello, ya que en el mundo de la música es importante no tanto tocar a la perfección, sino resolver con efectividad cualquier giro inesperado. Para eso, muchas tablas. Escenario tras escenario.
Creo que Evil Twin está en ese momento de inflexión en el que una afición puede llevarse al siguiente nivel. Su proyecto tiene ya una base estable donde apoyarse para subir al siguiente escalón y demostrar a la escena esta potencia que viene desde abajo. Temas currados, con potentes distorsiones y cambios demoníacos, con una apisonadora desbocada en la batería. Despierta ambientes malignos, cierras los ojos y quedas poseído por visiones monstruosas.
Avanzamos a la última fase con el dúo Desguace Beni, el grupo quizá con el componente más artístico de la noche. La banda, mismos componentes de un proyecto alterno llamado Hermanos Peláez que fue anfitrión de la esotérica visita de los enigmáticos Pylar a la capital (crónica aquí), cambian los órganos por una batería y una guitarra. Difícil análisis deja Desguace Beni tras una obra de arte que recae sobre su público como una unión de superficie y símbolo a la vez. “Los que buscan bajo la superficie, lo hacen a su propio riesgo. Los que intentan descifrar el símbolo, también lo hacen a su propio riesgo. Es al espectador, y no a la vida, a quien refleja verdaderamente el arte.” Escribía así estas líneas Oscar Wilde, encarnadas ahora por estos dos músicos que hacían ruido con depravación. Musicalmente solo se me puede ocurrir algo parecido, y es Ghold. No desean probar nada, sino plasmar la expresión de una música libre, que no quiere pasar por el aro ni conocer moldes. Un baile caótico de la naturaleza humana abrazada al sonido, ese fenómeno tan ínfimo en la composición de nuestro universo conocido. Perversión que no alcanza límites, volviendo loco al indicador de género, orbitando en torno a un desorden noise.
Más que un concierto, más que música, Desguace Beni es una performance. ¿Por qué nuestro oído, por ende nuestro cerebro, parece satisfacerse con determinados patrones de sonidos más que con otros? ¿Qué o quién ha impuesto, normativizado en la cognoscencia de nuestra mente un lenguaje abstracto que nos evoca sensaciones indescriptibles de satisfacción? ¿Es acaso fría y pura proporción matemática la fórmula de la felicidad? Desguace Beni nos arrastra por lo desconocido, por anarquía musical muy áspera para el oído medio, en una destrucción de lo aceptado y convencional… logrando una belleza rara, nacida de algo insólito… nacida del caos y no de la norma.
Desde luego, no previsto por el músico, la caída de un cabezal provocada por una invocación de acoples sobre la pantalla se convierte en un final que desafía cualquier pronóstico. Esto es una putada. Pero, en cierto modo, creo que el desarrollo del concierto de Desguace Beni iba a ocurrir al margen de cualquier predicción, deseo o voluntad humana, siendo esto precisamente lo que pretendía expresar.
Crónica: Aston Wirz
Fotos y vídeos: Káiron Vinicius
Sala: Republik
Fecha: 02-09-2017