Clásicos Del Género: Flower Travellin’ Band – «Satori» (1971)
Psychedelic / Proto Metal / Occult Rock
(Atlantic Records)
Volvemos a nuestros ilustres 70 para contar otra de sus tantas aventuras musicales, de esas en las que formaciones que hoy en día se consideran crestas del género, solo tuvieron una corta existencia por aquella época, dónde sus lanzamientos originales no sobrepasaban los 3 discos, dónde su controversia se expresaba en la música que ellos componían, dónde el ácido reinaba por todos partes y esta vez, para la ocasión, llegado desde la tierra del sol naciente.
El rock psicodélico japonés siempre ha sido uno de los más venerados en el planeta a lo largo de su historia. Nightmare, Acid Mothers Temple, Kenso, Sound Horizon u otras más recientes como Kikagaku Moyo, han llevado esas armonías a lo largo de las décadas, y marcando a un país como el nipón como uno de los grandes referentes del género. Hoy, en nuestros “Clásicos del Género”, hablaremos de uno de sus abanderados.
Formados en 1968 y fuertemente influenciados por el rock llegado desde el otro lado del planeta, Flower Travellin’ Band fue una de esas formaciones que en sus comienzos más bien era una banda de tributos, de salir desnudos en sus portadas, mientras en su interior las alabanzas a Janis Joplin, Cream, Jefferson Airplane o Jimi Hendrix, significaban sus primeras pinceladas siempre orquestadas por el fundador y percusionista, Yüya Uchida. Precisamente con la salida de este, relegado únicamente a productor del disco, llegarían las versiones originales de Flower Travellin’ Band y lo harían en uno de los discos más oscuros jamás creados en el género.
“Satori” fue su segundo disco, lanzado por Atlantic Records en 1971, con una fuerte influencia Sabbath en su interior. Formación que como muchas, representaría un punto de inflexión en estos músicos de Tokyo que por aquel entonces quedaban conformados como Joe Yamanaka (voz y armónica), Wada (batería), Hideki Ishima (guitarra) y Jun Kuzuki (bajo).
Su fondo blanco, sus tétricas composiciones, esas imágenes prácticamente expulsas de su portada en interiores y una atmósfera casi mitológica, hacían de “Satori” historia pura del universo de la psicodelia/progresivo de los 70. Rápidamente al escucharlo, tendremos el placer auditivo de ver como ese veneno King Crimson/Black Sabbath, no tarda mucho en hacer acto de presencia, riffs del heavy metal primitivo, heavy psych, proto metal o la etiqueta que le quieran poner… Una línea que limita con el doom más madrugador y las complejidades del rock progresivo.
Todo un trance espiritual marcado por los momentos que circundan en sus 5 actos, la versión remasterizada lanzado años después incluiría la terrorífica “Hiroshima” y una reelaboración de “Satori III”, una de piezas que originalmente, suponía uno de los culmen para Flower Travellin’ Band, más propia de una jam session entre Bruce, Baker, Clapton y Hendrix, su antesala nos adentra en una ambientación destructiva, digna de un apocalipsis. Un clímax horrible lleno de narcóticos que acaba liberándose con ese heavy psych blues que después avanza en sus 10 minutos posteriores. El cuarto acto también tiende del mismo contenido, la armónica de Yamanaka supone un ingrediente más que serpentea con el riff universal de los 70, y un final mucho más progresivo, casi que de precisión matemática. Las influencias continúan, desde ese burbujeo propio de los primeros Candlemass en “Satori V”, hasta las marcas de los mejores Crimson en su apertura. Destaco, si se puede decir así, “Satori II” y los altos que produce Yamanaka en sus voces delante de ese trote característico del álbum que marcaría uno de sus grandes momentos. Apologías al folk que servirían de espejo al que mirarse a través de la cultura de estos japoneses.
“Satori” supuso destapar el jarro de las esencias de estos japoneses, de cómo tenían un as escondido bajo la manga una supuesta banda de tributos inicial. El canto plasmado en este segundo lanzamiento, primero con versiones originales, tan dispares como extrañamente cohesionados, expresaba una de las mejores distinciones de aquellos que desde el otro lado del planeta, habrían alimentado sus mejores influencias para exponerlas en esta obra maestra, la cual supondría uno de los puntos de partida del reinado histórico actual que cubre el largo espectro del rock psicodélico japonés.