Snowy Dunes – «Atlantis» (2017)
En la actualidad y gracias al mundo virtual tenemos acceso a toda la música que se produce en cualquier lugar del planeta. Hace años los amantes de la música, los que se salían del circuito comercial, muchas veces comprábamos discos simplemente por la carátula. Puede parecer increíble, pero una carátula llamativa, puede ser la mejor carta de presentación de un disco.
De alguna manera eso me pasó a mí con esta banda cuando me topé con su álbum debut. Fue uno de los motivos para que me sumergiera en su música, y descubrir a uno de los mejores chapuzones de los últimos tiempos. Un grupo originario de Estocolmo (Suecia), con una fusión de hard rock vintage y psicodelia. Con un vocalista espectacular como Niklas Eisen, arropado por Stefan Jackobkson (batería), Chris Kingstedt (guitarra) y Carl Oredson (bajo), iniciando su andadura musical en 2013, publicando su primer trabajo homónimo en 2015, con un potente sonido basado en ritmos stoner con altísimas dosis de psicodelia blusera.
En Enero del año pasado publicaban “Atlantis Pt. I”. Un único tema de 18 de minutos que era toda una jam psicodélica llena de fuzz, grabada en vivo improvisadamente, como preludio al disco que ahora ve la luz, grabado y producido por Anders Oredsson.
Con una producción sonora increíble y sin dejar de lado ese poderoso sonido que contenía su primer LP, se adentra en terrenos mucho más psicodélicos, continuando la línea marcada por la primera parte del tema que da nombre al disco (Atlantis Pt. I). Como si de un círculo se tratara, el tema “Atlantis II”, con casi once minutos, abre el largo y sinuoso viaje que nos propone Snowy Dunes para certificarlo, regresando al origen con “Atlantis Pt. III”. El propio nombre de la banda “Dunas Nevadas”, nos da una muestra de las intenciones de estos chicos suecos. Algo tan insólito como una duna con nieve. Lo cálido, mezclándose con lo frío.
Evidentemente el clima de su tierra natal, propicia los ambientes gélidos que nos regalan en “Atlantis Pt I”. Una travesía misteriosa, con aires espaciales, creados a golpe de bajo, tranquilos pasajes evocando lugares deshabitados, con los ecos de sus frecuencias en la lejanía, en la soledad. Acompañados de ténues segmentos de una guitarra llena de fuzz y wah wah. Voces que ambientan el traslado de la nieve hacia las dunas desérticas a golpe de riffs stoner.
El poderío vocal de Niklas Eisen es algo digno de mención. Con el espíritu de Jim Morrison metido en lo más profundo de su garganta, consigue susurrarte al oído, dejándote extasiado, como con sus potentes aullidos, hacer que tu cuerpo vibre. Un registro del que la banda saca un gran partido, y que les distingue dentro la escena sueca, repleta de buenas bandas. Una voz con muchísimo groove y carisma.
Si en su debut los riffs desérticos estaban claramente marcados, en “Atlantis” se definen claramente a terrenos de psicodelia pura llena de reverberaciones. Evidentemente la banda mama de dinosaurios como Zeppelin, Pink Floyd, Purple, Sabbath, y por supuesto The Doors, pero no reniega de influencia como Dead Meadow o los propios Earthless.
Esa herencia se muestra en todas sus composiciones, siempre con su propio toque personal. Tal y como se demuestra en “Testify”, tema que fue anticipado en formato single un mes antes de la publicación del LP. Una pista heavy psych blues hasta las trancas, en el que la acidez vocal de Niklas queda más que patente. Como si se tratara del propio Morrison en la tierra, testificando que su cuerpo haya muerto, pero su legado sigue presente. Con su parte más ácida, sobrevolando sobre sugerentes aberturas de guitarra llena de efectos, para explotar en riffs asesinos, con ese aliento de blues, y desgarradores aullidos a través de 8 minutos de una deflagración increíble.
El espíritu Morrison instalado en las cuerdas vocales de Niklas nos ofrece su lado más sensual en “Trident & The Moon”. Una bellísima entrada con dulces y agradables acordes de guitarra, rangos vocales llenos de dulzura, pero no exentos de fuerza, combinando a la perfección la transición entre lo ácido y lo dulce. Donde la poesía se mezcla con la prosa.
La estancia de la banda en una cabaña en la soledad del desierto de Mojave durante la grabación de su primer disco, probablemente haya hecho que la inspiración de la banda se vea reflejada en ese ambiente. Lugares de desolación, inhóspitos, que retratan con maestría en sus composiciones. Lo salvaje de sus riffs distorsionados hasta el infinito, refleja esos ambientes desérticos en composiciones como “Ritual Of Voices”, en los que la presencia stoner que mostraron en su debut, regresa de una forma mucho más sideral. La desolación se refleja en sus voces, acabando en caos y frenesí sonoro controlado a la exquisitez, perfectamente conjuntado por todos los miembros que navegan sobre ese caos.
Hablar de obras maestras en los tiempos que corren, puede ser un poco atrevido, pero, desde luego, si “Atlantis” no es una obra maestra de la psicodelia actual, está muy cerca de serlo. Con una producción encomiable, una conjunción entre lo salvaje y lo dulce, un cantante como pocos en el panorama contemporáneo, capaz de ofrecernos la ternura hasta extremos que coquetean con la sensualidad, así como de llevarnos hacia el lado más irracional. Un vocalista que nos hace tiernamente el amor, para después follarnos violentamente. Un guitarrista con múltiples recursos y una gran técnica arenosa. Perfectamente arropados por la parte rítmica de la banda, con un bajo y una batería, que desde un segundo plano, se siente su presencia. Un compendio musical, correcto.
“Atlantis” es la confirmación de que tenemos delante de nosotros a una grandísima banda. Un disco de obligada escucha, que no dejará insatisfecho ni a los amantes de los sonidos viajeros, ni a los apasionados de los sonidos más stoner, con un aroma vintage, pero a la vez con un sonido completamente actual. Ponte cómodo, y disfruta del viaje. Merece la pena.
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