Sonidos Del Ayer; Black Bombaim – «Titans» (2012)
Psychedelic Rock / Instrumental
Sabemos de lejos que las épocas pasadas son las raíces musicales, no solo de nosotros como seguidores del estilo, sino de muchos de los proyectos de hoy en día que beben mucho de sus influencias. Hemos reseñado muchos discos clásicos pero eso no quita que haya que echar una mirada para la segunda oleada que habita en el género psicodélico y que se vive en pleno estado de ebullición en los días actuales. Una segunda concentración que nada tiene que envidiar a esas primeras bandas pioneras que a día de hoy siguen siendo sus clásicos más mayúsculos, nuestras primeras preferencias.
En la actualidad gozamos de una gran cantidad de bandas que facturan auténticas proezas musicales, para el día de hoy nos adelantaremos varias décadas para posicionarnos en los días presentes, de estos últimos años como el rock psicodélico desde todos sus derivados, brilla con luz propia desde el underground mundano, como si los 70 no hubieran nunca acabado.
Una de las formaciones más talentosas dentro del panorama europeo, en la misma península ibérica, son los portugueses Black Bombaim, power trío de Barcelós en el que suelen contar con colaboraciones en la mayoría de sus trabajos de estudios. Los ibéricos editaron en el año 2012 uno de esos trabajos que pueden pasar muchos años para escuchar algo que contenga tanta grandeza en su interior. Uno de esos discos que encogería el alma a cualquier degustador de la música setentera más ácida y demencial.
“Titans” se convirtió en el tercer disco de estudio y la explosión definitiva para la banda portuguesa que dejaron atónitos a propios y extraños con una verdadera epopeya musical dividida en 4 partes. Hoy, en nuestros retomados “Sonidos Del Ayer”, nos aventuraremos en las entrañas de este gigante de la psicodelia actual. Un disco que simplemente no se trata de escuchar, sino de un mundo listo para explorar.
Los creadores de este universo cósmico de la música son Ricardo Miranda, Tojo Rodrigues y Paulo Gonçalves. Ellos son los verdaderos titanes, artesanos de sus extensas y brillantes composiciones. Dotados de una improvisación mayúscula, ejercen como verdaderos dioses antiguos cual crean como destruyen, desde efectuar pasajes que rezuman una belleza extrema hasta diezmarte con la fealdad de su oscuridad.
Este tercer disco de la banda instrumental se compone de 4 piezas equipadas de una pesadez experimental. Cada uno de sus cortes rondan entre los 10 y 20 minutos de duración, el título del álbum nunca podría haber sido más exacto.
Basando sus líneas musicales en una exquisitez cósmica que devora los altavoces a base de largas jams instrumentales, bajo un ambiente blues pesado con algún tinte retro. El sueño lisérgico de los portugueses contiene un toque personal por la que de lejos son únicamente reconocidos. El característico estilo del power trío de Barcelós, tiene ese enfoque inspirado en una música tan sensual como experimental, tan oscura como pesada. Un hibrido psych donde los teclados, los sonidos electrónicos y ambientales, o los toques del saxo, actúan como voces abstractas inusuales, listas para transportarte a su particular galaxia.
Este tercer disco de la banda instrumental se compone de 4 piezas equipadas de una pesadez experimental. Cada uno de sus cortes rondan entre los 10 y 20 minutos de duración, el título del álbum nunca podría haber sido más exacto.
Basando sus líneas musicales en una exquisitez cósmica que devora los altavoces a base de largas jams instrumentales, bajo un ambiente blues pesado con algún tinte retro. El sueño lisérgico de los portugueses contiene un toque personal por la que de lejos son únicamente reconocidos. El característico estilo del power trío de Barcelós, tiene ese enfoque inspirado en una música tan sensual como experimental, tan oscura como pesada. Un hibrido psych donde los teclados, los sonidos electrónicos y ambientales, o los toques del saxo, actúan como voces abstractas inusuales, listas para transportarte a su particular galaxia.
La canción “A” arranca esta experiencia extra sensorial con los invitados: Noel V. Harmonson, Adolfo Luxúria, Shela y Jorge Coelho. Casi 20 minutos de gran riqueza en sus composiciones, retumbante líneas de bajo por parte Tojo Rodrigues, mostrándose exultante en todo el álbum. Los candentes riffs a la guitarra de Ricardo, no son más que un hecho magmático para el amplio espectro de efectos sonoros, intromisión de teclados y los únicos versos cantados durante todo el trabajo de forma gutural. Siete primeros minutos de verdadero éxtasis espacial que acabarán sucumbiendo bajo una explosión de fuerza mayor, voces agonizantes y un gran dinamismo que deja sin aliento. Cumplidos los catorce minutos de esta vorágine psych, vienen dos minutos de letargo acústico para dejarte catatónico, despidiéndose con la vuelta de riffs densos y perseverantes escoltados por unos teclados más en la onda de Deep Purple que se desvanecen hasta su final. Espectaculares primeros 20 minutos de bienvenida, no hay duda.
La hermosa “B” cuenta con la colaboración de los huéspedes Tiago Jonatas y Guilherme Canhão. La influencia Pink Floyd es obvia desde el primer segundo de canción, un homenaje tempranero lleno de suaves atmósferas, teclados que te catapulta fuera del planeta, el inconfundible bajo de Tojo y el manto de sonidos y ecos espaciales. Un cañonazo dividido en dos partes; la primera con una gran improvisación y la segunda de un bombardeo único de ácidos riffs que florecen en toda su grandeza. La energía de Black Bombaim aquí se hace poderosa dejando una parte final más blusera con el empleo del theremin que poco a poco va cerrando el círculo.
Cuando estás cegado en conseguir lo imposible, es cuando se alcanzan las mayores metas. Esto es lo que ocurre con “C”, la definitiva versión maestra de los portugueses con la incomparable invitación de Isaiah Mitchell (Earthless) y Steve McKay, saxofonista de los ilustres The Stooges. Todas las mejores fichas del tablero se reúnen en esta heroicidad de canción. La gran actuación de sus reverberantes guitarras, sus efectos wah wah, y el galopar de sus tambores, dan paso a la exquisita intromisión de Steve al saxo para deleitarnos con varios minutos del jazz más psicodélico. La locura cósmica y demencial de Black Bombaim consigue su orgasmo musical definitivo con este tema. Digamos que esto sería como estar en una máquina del tiempo con destino a las partes más profundas de los 70.
Todo disco tiene su final, y aunque escuches un disco como “Titans” no querrás que acabe este sueño experimental, pero los portugueses saben despedirse a lo grande. La cuarta y última canción se llama “D”, es la más corta del trabajo con tan solo 10 minutos de extensión. Largos sonidos de fondo y un teclado más siniestro actúan in crescendo en la pista más fúnebre del trabajo. La oscuridad de Black Bombaim llega para despedirse surgiendo del lado más sabbathico. Una extravagante espiral retro de blues rock repleta de distorsión, actuando de manera eficaz bajo su lamento imaginario, poniendo fin a esta aventura mágica.
“Titans” es la mejor aprobación que yo puedo aportar para la psicodelia más moderna. El profundo estilo que marcan los portugueses emerge de una manera gloriosa con un solemne acto de introspección. Una obra maestra observada desde todos sus puntos, cuatro majestuosas piezas que despertarán cualquiera de tus sentidos, quedando atrapado en su largo recorrido psicodélico sin interrupciones ni paradas. Un expreso sin frenos que camina por vía muerta a su explosión final. No hablamos de un disco recomendado, sino un álbum más que garantizado.