The Redlight District – «Blackmail»; Un desgarro desde la intimidad de sórdidos lugares…
Psychedelic / Blues Rock
The Redlight District es un cuarteto de blues rock psicodélico de Santa Cruz, (California), sus composiciones combinan a la perfección elementos de los géneros mencionados, con melodías de jazz y soul, tejiendo líneas de guitarra meticulosamente embellecidas y de percusión, con un órgano de rock dinámicamente intrincado que le da el toque retro a los temas.
Pieza importante de la banda es su vocalista, Stephan con sus registros de barítono, sabe conjugar a la perfección con las suaves y cálidas melodías así como los lamentos llenos de desasosiego. Arropado siempre por una solvente base rítmica de batería y bajo.
Con letras desgarradas en sus composiciones, reflejando la miseria y violencia de Salinas, la población en la que creció el vocalista, así como la dureza de sus primeros días en Santa Cruz. Plasmando el teatro que es la vida. Un teatro de comedia y tragedia a partes iguales.
“The Ballad Of Dirty Old John Brown”, nos cuenta una historia de una ejecución a base de un blues soul acompañado únicamente por palmas y coros, con el contrapunto final de la armónica. Con “What’s My Name” tenemos un claro ejemplo del sonido de la banda. Un blues psicodélico, con un reconfortante y susurrante órgano en el que se nos describe con maestría la indigencia del inmigrante, y esa temática muy presente en su obra. A través de los surcos de “HMY” el blues se va entremezclando con los registros psicodélicos, bajo un prisma stoner retro, marcadas líneas de bajo, y un órgano cálido, susurrante. Los registros vocales se tornan ácidos en los pasajes más bluseros y tenues en las partes más psicodélicas. “I’m Coming Home” muestra esas conversaciones de voces, mientras los riffs de guitarra se suceden. Coros con pasajes hablados, finalizaciones lamentos, soliloquios de guitarra para alcanzar el clímax con la nebulosa del órgano, suaves pasajes lisérgicos dan calor a la composición… ¡Una delicia!
Ambientes aterciopelados, sombríos, íntimos; en los que el jazz blues hace acto de presencia, nos describe “Distric Lines”. Paredes enmoquetadas, seducción, entornos lúgubres envueltos en humo, en contraposición con los ideales. La sordidez y la exclusión es la realidad, y el sueño parece estar en manos de otros. Uno de los temas más destacados del disco.
La soledad en clave The Doors nos describe “Epoch”. Todo un monólogo sobre los pecados de la marginalidad en la que la música queda de lado para fortalecer el mensaje. La rebelión contra lo establecido a través de los versos de “Burn It Down”; la hora de tomar el poder. El espíritu rebelde se manifiesta con claras influencias a la leyenda de Morrison y su banda, una banda que es referencia de The Redlight District, y que su aura aparece por instantes en su música. Estamos hablando de un blues rock a la vieja usanza. Acelerado, intenso.
Las letras de la banda están llenas de metáforas, de historias de fracaso, y ¿qué mejor medio para transmitirlas que el blues? Ahí radica la esencia de “Down And Out In Reno (The Loving Cup Blues)”. Pasajes recitados con guitarra acústica y un predominante bajo, contrapunteado con la armónica, arropado en su parte final por un inquietante órgano. De nuevo los susurrros vocales le dan el ambiente cálido al tema.
A trote lento pero firme, cabalga “Ride” bajo ambientes oscuros, con solos de guitarra ácida, se complementa un blues que poco a poco va tornando su ritmo con unos registros vocales con alma soul hasta que logra traspasar la barrera con un lamento desgarrador hacia una sombría calma.
El cierre del disco le corresponde a “Whore Of Babylon (Testify)” en la que nuevamente el blues rock más ácido comanda una composición que nos deja vestigios tanto de Free como del propio Jim Morrison. Un blues cadencioso, lleno de fuzz en el que los desvaríos psicodélicos crean una tensión armónica a una composición desgarradora.
En definitiva un más que interesante ejercicio de blues psicodélico, con regusto de otras épocas. Sentimientos desde el lado oscuro.