Clásicos Del Género; 50 años de “Atom Heart Mother”, la trascendencia al sonido definitivo de Pink Floyd
Después de 9 meses y habiendo dejado atrás ese especial a los clásicos de peso de la localidad de Seattle, retomamos el pulso a nuestra sección más veterana, haciendo especial homenaje a un disco que precisamente en el día de hoy, cumple 50 años desde su lanzamiento oficial el 2 de Octubre de 1970 vía Harvest/Capitol Records.
Es verdad que este 2020 trae consigo muchos cumpleaños que celebran el medio siglo a sus espaldas, y es que un año como 1970 fue de pura transición para un género como el rock y sus derivados porque precisamente en base a eso, se extendieron sus ramificaciones para llenar aún más de matices su largo esquema.
Sin duda uno de los puntos de referencia en este movimiento provenía de las ideas de Pink Floyd. Artistas innovadores fuera de su tiempo que abrían con este “Atom Heart Mother” su prodigiosa década de los 70. Sin duda serían esos años, dónde atrás quedaría la figura de Syd Barret como uno de los fundadores de la banda, sin dejar de lado los elementos psicodélicos, y si más más en el asentamiento del rock progresivo y en parte en este quinto trabajo de estudio, también en el sinfónico.
Bajo un límite más controlado, la marca del progresivo en parte daría paso a un mayor control dentro de los muchos experimentalismos de la banda, este álbum es el gran innovador a lo que tiempo después se convertiría en el sonido más reconocido de Pink Floyd, y es innegable que no contiene, ni la fuerza, ni los ganchos de entregas posteriores, es por esto, que aquí se encuentra la base de su experimentación. Quizás sea por eso la importancia de “Atom Heart Mother” en la discografía de la banda y es por eso que un servidor aquí presente lo considere dentro de los discos más importantes de ellos. Tal vez no sea por su contenido, pero desde luego, sí por su trascendencia.
Como siempre el vanguardismo iba a la orden del día en la banda británica y en aquel 1970, justo un año después de “Ummagumma” y las puertas de recibir meses después su trabajo “Meddle”, los Waters, Gilmour, Mason y Wright escribirían otra epopeya con el tacto inglés más fino y la elegancia derrochada en cualquiera de sus canciones. “Atom Heart Mother”, el disco patente de una anti-portada como tiempo después haría Led Zeppelin.
El arranque con “Atom Heart Mother”, la primera de las largas pistas de los Floyd, es sin duda su carta de presentación, un acto de más de 20 minutos dónde iniciado con una fórmula que luego se repetiría en entregas venideras como el posterior “Meddle” o “Wish You Were Here”, es decir, pistas de 4/5 minutos de media, basando sus pilares en las largas secciones dónde sus cortes más extensos, son sin duda su mejor exposición de prestaciones progresivas-psicodélicas. En el caso de esta apertura, se divide en 3 actos, una primera parte muy sinfónica con esa contribución de la orquesta de las “Abbey Road Sessions”, repitiendo también su presencia en “Summer ’68”, y un segundo acto dónde la materia de los Floyd más reconocida, entra de lleno para disfrutar de la ejecución del Gilmour en sus diversos solos, o los elementos psicodélicos que bien recordaban a los momentos de aquella “Interstellar Overdrive” creada por el demente Barret en su día, dentro de su álbum debut “The Piper At The Gates Of Dawn” (reseña aquí).
El tramo medio del disco es dónde esa atmosfera progresiva adquiere un mayor peso con los momentos de “If”, “Summer ‘68” y “Fat Old Sun”, escritos en solitario por parte de Roger Waters, Richard Wright y David Gilmour respectivamente, nos llevan a esa pradera mostrada en su portada con cálidos encuentros al sol de escucha placentera, pero sobre todo con los elementos sinfónicos siendo partícipes en todo momento, véase el caso de la mencionada “Summer ‘68”. El folk de “If” es sumamente tenue en su composición dentro de líneas absolutamente pastorales. El guiño a la gira de los EE.UU vendría con el tercer acto de este “Atom Heart Mother”, dentro de cantos e influencias con reminiscencias a la costa oeste norteamericana, pero de indudable firma británica. La ambientación de los campanarios abre “Fat Old Sun” y dónde nuevamente se vuelve a ver esas chuletas bien aprendidas por los londinenses en sus extensas giras al otro lado del Atlántico. Dicho esto, los exponentes pueden ir desde Grateful Dead hasta Jefferson Airplane.
Quizás con “Alan’s Psychedelic Breakfast” nos vamos al cierre y tema más anecdótico de “Atom Heart Mother”. El mismo roadie de la banda, Alan Styles, es el que pone la ambientación en sus tantos desayunos. Todo esto en medio de los elementos, reverberaciones y repeticiones, implantados en la metodología de unos Pink Floyd totalmente progresivos a estas alturas entrando y saliendo de sus muchas secciones.
Es innegable que un disco como “Atom Heart Mother”, se puede posicionar perfectamente dentro del “TOP 5” en la discografía de los Floyd. A lo mejor peco de favoritismo, pero es verdad que este redondo realmente para mí es uno de los más infravalorados de su discografía, partiendo e iniciando el momento, aquel momento, el preciso y precioso instante dónde los británicos tocarían el cielo con la yema de los dedos con los 6 lanzamientos posteriores a este. Sin desprestigiar las base en finales de los 60, la figura de Barret y sus inicios más psicodélicos, Pink Floyd no sería la banda de renombre que es hoy en día, y uno de las máximas influencias del rock, vista desde todas sus vertientes, sino son por esas 7 maravillas fabricadas en toda la década de los 70, siendo este “Atom Heart Mother” la génesis de todo. Exactamente 50 años después, damos su gran homenaje a este momento crucial para su posterior evolución.