Clásicos Del Género: Jerusalem – «S/T» (1972)
Proto Metal / Hard Rock
(Deram Records)
Ya que estamos en semana santa que mejor que meternos en terrenos altamente RELIGIOSOS, otro viernes y como han pasado dos semanas, volvemos con otro de nuestros “Clásicos Del Género”, con otra potencia fulminante del firmamento setentero, pioneros del heavy metal, precursores de una especie que venía con ansias de devorar lo que tiempo después se le consideraría como materia prima para cualquier género del metal y rock más pesado de los años venideros.
Siguiendo nuestro periplo por esas formaciones y en mayor medida por los discos que más revuelo levantaron en la denominada categoría proto metal, como suele pasar en este caso, hoy traemos otro disco de culto, de esos que son pocos los que lo veneran, pero gritan lo suficientemente alto para que su legado no paso en balde con el paso de las décadas, todo lo contrario, gane un valor incalculable.
¿Os imagináis una banda que ha compartido escenario con titanes como Uriah Heep, Black Sabbath, Deep Purple o Status Quo? Para muchos tendrían el cielo ganado y así es… Poco reconocidos, casi que silenciosos y con la mejor publicidad del bueno de Ian Gillian detrás como productor de este disco, el homónimo álbum de Jerusalem lanzado en el año 1972, es el encargado de cerrar esta segunda semana de Abril.
Los británicos son otra de esas tantas bandas paridas en la época dorada del rock, pero gestada desde los mismos suburbios de esos tiempos. Underground puro, que ni siquiera el paso de la época les ha hecho darse un baño de masas con esas canciones fabricadas por aquellos tiempos, casi que escrita por dioses del momento. Supongo que el caso más parecido que se puede asemejar al caso de Jerusalem, pero desde el otro lado del Atlántico, sean a los neoyorquinos Sir Lord Baltimore, a quienes en su tiempo reseñamos y hablamos largo y tendido de su debut “Kingdom Come” (reseña aquí). Formaciones que siguen siendo ignoradas por muchos medios, pero idolatradas por los suficientes para caracterizarlos como verdaderos clásicos de su especie.
El homónimo debut de estos ingleses fue también su único trabajo de estudio. Como muchas bandas de aquella época, con un tiempo corto de existencia, pero unas canciones que harían historia en el olimpo de los grandes dioses del estilo. Es cierto que tiempo después, lanzarían un 7” para el single “Kamizakeh Moth” pero su mayor destreza, admiración y mayormente talento, se esconde tras las nuevas piezas de la edición primaria que lanzó Deram en el año 1972. Tuvieron que pasar hasta más de 3 décadas para que el mismo tuviera una reedición que llegaría durante el 2005 de la mano de Universal.
Dejando un poco las estadísticas y vivencias del mismo a un lado, nos centramos en su contenido, que no es poco. Abanderados por los fundadores Paul Dean y Ray Sparrow (bajo y batería respectivamente), sus piezas nos conducen a un universo áspero, crudo, pero con un fuerte sello personal por el que se les haría sumamente característicos. Un homónimo álbum que puede ser perfectamente el más listo de la clase, el que va por delante de muchos, reconocido como muchas veces en este casa como un álbum totalmente atemporal. El desborde, la excitación, el éxtasis y el desfase arrancan pronto, un prodigio de canciones que convierten este disco en algo único y que desde sus inicios con “Frustraction” o “Hooded Eagle” podemos rebotar desde el heavy blues más enmarañado, hasta los momentos más contundentes que ofrecían aquellos maravillosos setenta. Como un eco, en su forma más masiva de lo que habían hecho Blue Cheer unos años antes cerrando los 60, una oficina dónde solo se trabaja conforme a las oscuras doctrinas que establece el laborioso y lóbrego género de lo que tiempo después se llamo doom. Sí, aquí es dónde las eternas huestes de Birmingham entran en juego y “Primitive Man” puede ser una de sus mejores semejanzas, con un derroche de intensidad y mucho fuzz, y el protagonismo de una voz como la de Lynden Williams, poderosa, con presencia, como marcan las leyes de la época a la hora de coronar lo que un frontman debe de hacer.
Siguiendo el camino del mismo podemos encontrar partes como las que descargan “Midnight Steamer” o el cierre “She Came Like a Bat From Hell”, como unos cimientos del sonido pesado que tiempo después verían como esas semillas sembrada por los británicos, recogerían sus frutos. Arquitectos auténticos para mezclar lo más tétrico en las composiciones más adictivas, de esto sabe mucho los compases que marca “When The Wolf Sits”, o el trote progresivo de “I See The Light” trayendo una atmosfera totalmente aterradora. Un frenesí de canciones que hacen que cada minuto se convierta en la caída libre que siempre has deseado que tenga su parada eterna para disfrutar de la inmensidad del espacio.
Supongo que como tantas formaciones de la época, a este disco se le puede abrazar por cualquiera de sus flancos, yo destaco en mayor manera su calidad compositiva y en esto sí que verdaderamente puede ser todo un pionero del estilo en cuestión, lo suficiente para que el vocalista de Deep Purple decida producir todo el material que has logrado hasta la fecha. Jerusalem, era como un rey Midas en plena explosión setentera, todas y cada una de las canciones que tocaron, el tiempo las convirtió en oro. Sí, estamos ante otro de los ascendentes del proto metal o principios de NWOBHM, marcando unas tendencias totalmente recomendables para que, no solo experimenten, sino se fundan ante su sonido maestro.