Clásicos Del Género; Melvins – «Bullhead» (1991)
(Boner Records)
Llevarnos hasta Seattle como punto de origen, pueden dar para muchas páginas leyendo sobre la historia del universo alternativo, la llamada de lo que dio esta ciudad en los últimos años del siglo XX y la revolución posterior que formó. Una camada de bandas en su nombre y algunos movimientos musicales que hoy en día, son géneros esenciales para las muchas formaciones con las que tratamos.
Hablar de Melvins es prácticamente hablar de la génesis de todo, una formación con las cabezas de Buzz Osborne y Dale Crover como fundadores y miembros fijos, y el largo legado de hasta 25 discos a sus espaldas. La contribución de la banda es tal que las matemáticas casi nos cuentan que van a disco por año.
“Bullhead” no es el primer álbum de Melvins, pero si es nuestro elegido para los “Clásicos Del Género” por el despertar que supuso en muchas directrices posteriores y el enfoque definitivo que abriría a estos seminales hacía nuevos horizontes de rarezas espontáneas.
Lejos de los convencionalismos del grunge de Soundgarden, Alice In Chains, Nirvana o Pearl Jam, posiblemente las 4 bandas que dentro del ámbito comercial, alabaron más al género, Melvins es la cara oculta del estilo en cuestión, llevando toda esa rareza entre bastidores a través de diferentes géneros como el sludge, punk o incluso el heavy metal. Una banda de recursos, llena de experimentaciones, sin importarles una mierda la comercialidad y si la preocupación por no perder su ADN más distintivo. Muchas bandas pueden sonar igual pero si entras a un bar y escuchas una canción de Melvins, sabes que el momento es irrepetible para una banda que ni acepta ni de lejos se le puede copiar.
“Bullhead”, como tercera entrega para los de Montesano, se abría al universo más conocido de las alteraciones mentales de Melvins. Estructuras mucho más largas jamás escritas anteriormente y con una tal Lori de Acid King, en el mástil de las cuatro cuerdas y la que yo considero la formación más explosiva de Melvins hasta la fecha. Estos tres servidores rendían culto a sus máximos exponentes en un disco totalmente de culto, compactando todos los principales elementos de sus primeras obras en un “Bullhead” que abriría una década explosiva para los Melvins con las entregas posteriores; “Lysol”, “Houdini”, “Prick”, “Stoner Witch” y “Stag”.
En cinco años exactamente, Melvins demostraría su valía como referente de la escena underground. “Bullhead” marcaría la partida del power trío hacía la costa oeste norteamericana, en San Francisco concretamente. Fue concebido en menos de 5 días de estudios con los medios y el dinero más ajustado posible, pero también fue el primero en poner sobre la mesa las diversas ideas de una mente compleja como la de Buzz Osborne, haciendo de un mundo musical diferente, todas y cada una de las 7 pistas que lleva por contenido.
Prolífico y creativo como principales apellidos para este “Bullhead” y los pocos menos de 35 minutos de asalto mental de unos todavía primitivos, pero llenos de ideales Melvins, sentarían cátedra desde tiempos pasados y pistas como la inicial “Boris” crearían a su vez, ese otro proyecto al otro lado del planeta, desde las tierras del sol naciente. Evidentemente, un riff simple, angular y penetrador, marcaría el primer registro de este redondo con unos Melvins más fangosos que nunca. Lo mismo pasaría con “Ligature”, dónde aquí se gesta la complementación de la banda, letras pegadizas para los menos cuerdos, pero pura marca registrada de Melvins, multifacéticos, crudos… “Anaconda”, es el ejemplo de ver a la banda bombear dentro de su propio ritmo, marcados contrastes de tiempos algo más lentos y el señor Crover maltratando sus diversos platillos. Los mástiles destacan en “It’s Shoved”, con una esencia más grunge recordando el reciente pasado atrás que dejaba la banda por aquel entonces. “Zodiac” por su parte muestra al “Buzzo” más salvaje, un clásico de sus directos, con el martillo de Melvins en pleno funcionamiento y una máxima influencia por lo que unos pocos años antes Nirvana titularían en su primer “Bleach” (reseña aquí) para el tema “School”. Las rarezas de “If A Had An Exorcism” serían un preludio de lo que tiempo después florecería con la que posiblemente sea su obra maestra, “Stoner Witch” (reseña aquí), un nuevo descenso a las profundidades instrumentales de Melvins, nuevamente con el impulsor de Lori al bajo como gran empuje del corte. Por su parte, “Your Blessened”, volvería a destacar el patrón de la batería de Crover y su buen uso en la intro de la misma. En conjunto, los 5 minutos y medio que ofrece esta pista, es todo lo que debes saber del universo de Melvins en su máxima esencia. El redondo se cierra con “Cow” y nuevamente esa concentración de riffs vuelve a asaltar nuestras perturbadas mentes, cuando el trance del álbum alcanza su cénit. La curiosidad viene cuando esta pista, perfectamente podría ser un alma gemela de “With Teeth”, la canción que también cierra su disco posterior “Lysol”. En este caso, Melvins nos acostumbraría a entrar en sus desfases, en composiciones de aceleramiento notable, monstruosos riffs y un final del álbum que meses después empataría con las mismas resonancias en el EP, “Eggnogg”.
Siempre he dicho que al igual que los 70, los 90 tuvieron un choque de estilismos musicales y en este aspecto, sumergiéndonos nuevamente en esa última década del siglo XX, Melvins, con toda probabilidad, sea uno de los máximos exponentes (sino el que más) de los estilos del método más experimentales. “Bullhead” es uno de los pináculos en la discografía esencial de Melvins, influyentes para muchas bandas que los ven como dioses, la forma más clara de desarrollar diversos criterios en un solo disco… Melvins 100%. Desde mi humilde punto de vista, el tercer redondo de los norteamericanos es una de las mejores jam sessions jamás construidas por estos arquitectos tan pioneros como visionarios.