Clásicos Del Grunge; “Sweet Oblivion”, el gran David que luchó contra Goliats
Grunge / Alternative Rock
(Epic Records)
Segundo capítulo en esta auto-denominada y temporal sección que hemos implantado en este 2020, recordando los grandes clásicos producidos en la provechosa Seattle en los últimos años del siglo XX y más allá de esa ciudad del estado de Washington, repartidas por el país estadounidense y catalogada en ese movimiento grunge.
Para nuestros “Clásicos Del Grunge” y como cierre a otra semana más en la puerta número 235, sondeamos la inolvidable voz del ilustre Mark Lanegan y sus Screaming Trees, posiblemente una de las bandas más veteranas del citado movimiento americano, siendo de las primeras en promover su firma a mediados de los 80.
Considerada como una banda de culto para muchos, y con proezas en su discografía como el memorable “Dust”, será precisamente antes de llegar a esa mencionada última entrega dónde vamos a hacer nuestra parada de hoy.
“Sweet Oblivion” es el elegido para la ocasión como la sexta de las 8 entregas larga duración producida por el cuarteto de Ellensburg. Lanzado a finales del verano de 1992 por Epic Records, concretamente el 8 de Septiembre, y catapultando (posiblemente no al nivel que merecían) definitivamente a una banda que terminaría de completar su fama con el posterior “Dust”. Estos serían los mejores años de unos Screaming Trees que cerraban un final de trilogía a través de Epic Records, poniendo fin a una carrera para todo tipo de anécdotas.
Que Screaming Trees fueron uno de los pioneros dentro de su propio movimiento alternativo es todo un hecho, que discos como este “Sweet Oblivion” se mantuvieron oculto entre las sombras en aquellos tiempos por los lanzamientos de fundamentos como “Nevermind”, “Dirt” o “Core” es tan cierto y triste a la vez, como el anonimato para muchos ilusos que hoy en día no reconocen la labor y la esencia derrochada por unos Screaming Trees que son realmente la savia del grunge.
Ellos fueron los primeros en fichar por una discográfica de mayor calibre. Nadie hasta la fecha lo había hecho, todo esto habiéndose paseado por otros sellos distintivos por aquel entonces para el característico género como Sub Pop Records.
Rock con el mayor sentir de Seattle a cargo de los inolvidables Screaming Trees y ese barítono de Lanegan, cantando como los ángeles sin el mayor esfuerzo posible. Un líder carismático descargando savia nueva en las periferias de Seattle. Una banda con un estilo directo, y una gran pasión mostrada en unas composiciones bastante laboriosas, encontraría su mejor vínculo con la lánguida voz de Lanegan, haciendo el complemento perfecto de que Screaming Trees eran los más estilísticos de un estilo que aunque se agruparán entre ellos como bandas, bien diferente podían sonar en sus discos o sus directos. Los de Lanegan eran totalmente distintivos con un “Sweet Oblivion” que basaba sus principales ideales, en un estilo más coherente y pegadizo que nunca. De esta manera, encontrarían la fórmula mágica y definitiva de ellos, probablemente en su mejor momento.