Crónica King Gizzard And The Lizard Wizard + Mohama Saz + Baywaves (Joy Eslava, Madrid)
Caluroso día 8 de Junio en Madrid. A las 19.30 abren las puertas de la emblemática Joy Eslava. Bueno, no está mal la sala, pero se echa de menos una pista más generosa. Sound Isidro, la propuesta que lleva promoviendo la escena de géneros underground en la capital madrileña, cierra este magnífico circuito patrocinado por Mahou (Si, muy polémico su último anuncio, pero han hecho posible esta magnífica noche de música). Comenzamos pronto, despegamos en una noche de psicodelia a razón de los majestuosos King Gizzard and the Lizard Wizard, y sus anfitriones Mohama Saz y Baywaves.
Comenzaba la jornada con los españoles Baywaves, un cuarteto afincado en Madrid que se mueven como pez en el agua en lo que ellos han venido a llamar (con bastante acierto diría yo) hipnopop. La oscuridad de la sala cedió para que hiciesen su aparición ante un público razonablemente nutrido, que por lo temprano de la hora, sabían a lo que venían. Y no defraudaron. Los asistentes pudieron, en comunión con la banda, mecerse en unos cálidos mares de psicodelia y buenas vibraciones, que invitan a dejarse llevar a donde la marea tenga a bien dejarte y es que a uno no le importa el destino del viaje si es con esta banda sonora. Música para deleitarse, bailar, flotar y en definitiva disfrutar con una banda que aúna la ligereza del pop con la psicodelia australiana que tanto furor ha despertado en los últimos años. Y es que un concierto de Baywaves es como un viaje en un cohete con la cabina forrada en cómodo terciopelo rojo. La única pega que se puede poner a algo así es que tan solo fue un pequeño aperitivo que nos dejó con hambre de más.
Recuerdo a unos tíos con chilabas y gafas de sol que se subían al escenario de la Siroco de Madrid hace unos años. No estaba vacío, pero el local estaba bastante lejos de estar lleno. La propuesta arabesca de Mohama Saz emergía de las dunas del underground con fuerza.
Ese concierto se me quedó grabado al cráneo como un jeroglífico a unas ruinas egipcias, y desde entonces, consiguieron que estuviese pendiente de la evolución de esta banda. Cambios tanto en la formación, cambios en la estética y desarrollo en su música. Y es que esta apuesta por el progreso se consolida en una Joy Eslava que queda atónita ante el planteamiento de jazz psicódelico que fabrican estos artesanos madrileños del lejano oriente. Desataron sus últimas creaciones, parte de un segundo álbum repleto de ornamentos árabes, llamado “Negro Es El Poder”, publicado en Marzo de este mismo año. Queda patente el tremendo trabajo que han logrado Mohama Saz, cómo ha crecido el proyecto a una sólida alcazaba y nos pone a bailar a ritmos moriscos. Un cruce fantástico de música étnica fusionada con jazz y mucha psicodelia, jugando con quiebros de intensidad y saltos de protagonismo con cada instrumento. Sobre las tablas de la Joy se pudieron escuchar melodías cálidas del saz, visitas de un saxofón, todo ello sostenido por una base rítmica de bajo y percusión espectaculares. Recomendaría Mohama Saz a cualquier amante de Tool, porque la unión de batería y bajo recuerda a secciones traídas a este mundo por la experimentación de los californianos. En definitiva, una posición más que merecida para los de Vallecas, que fueron garantes de la creatividad que ebulle en la escena nacional dentro de los marcos psicodélicos. Una banda, que en mi opinión, en su cañera propuesta invita a reflexionar sobre la riqueza cultural del mundo árabe, en unos tiempos que cada vez oscurecen el intercambio de las distintas civilizaciones de este precioso mundo.
Resultó difícil decidirse salir a tomar el aire tras Mohama Saz. Verdaderamente había expectación por ver a los australianos, ya que a medida que iba abandonando la pista de la Joy Eslava, más y más gente se apiñaba en una prisa pendenciera por reivindicar el espacio que yo había dejado libre. Tiempo no faltaría, porque la prueba de sonido del espectáculo de King Gizzard and The Lizard Wizard sería justo antes de la actuación. Por ahí se comentaban las más diversas razones que lo justificaban, pero… ¡Qué demonios! ¡Vienen desde las antípodas y es la primera vez que visitan la capital española! ¡No les faltaran razones para llegar derrapando y hacernos esperar un poco!
Así que, así hicieron su prueba de sonido, suficiente para sacar a la luz a ese detestable especimen de concierto, que quiere tener una panorámica excelente del escenario sin sufrir pelos del sobaco en la boca. ¡Que has venido a un concierto, no al cine! Al margen de esos quejidos caprichosos en estos bonitos instantes previos, se iba cociendo lo que iba a ser la locura más lisérgica de lo que llevamos de años. Y es que una vez que asomó la primera subida de “Rattlesnake”, estalló toda la pasión por la música en el centro de la pista con un pogo que sería permanente por el resto de la sesión. A partir de ahí ya solo fue dejarse llevar por el fogoso repertorio que nos trae King Gizzard and the Lizard Wizard. La razón que los trae a tierras europeas, en las que se han dejado caer también en España en el Primavera Sound, es la consecución de todo un logro que se han propuesto aquí los amigos: cuatro trabajos publicados en 2017. Por ahora llevan dos, “Flying Microtonal Banana” y “Murder of the Universe”, y ya está filtrado el título del próximo “Sketches of Brunswick East”. Y no es que precisamente tengan una discografía modesta, no es que aún les falten temas para rellenar los bolos, ya que la trayectoria de los australianos comienza a ser bien extensa… Dadas las circunstancias, cualquier tema puede ocurrir en sus conciertos. Si bien tampoco fueron excesivamente experimentales con sus elecciones, el set adquirió una forma final de pura energía, con garra, con mucha caña. Nuclear fusión, “Open Waters”, colorida “Celophane”, incluso cayeron los cuatro temas que inician el álbum “Nonagon Infinity” del pasado año.
King Gizzard and The Lizard Wizard unificaron una pista que desde luego provenía de muchos rollos distintos. Una calidad tan magistral, en una maquinaria que funciona tan bien en formación de siete, con la particularidad de dos baterías superpuestas y tres guitarras haciendo maravillas técnicas, une a cualquier público. Es posible que la crítica internacional no se esté posando aún lo suficiente en el trabajo de estos genios, pero desde luego que el resultado es algo que trasciende fronteras y coloca a este grupo en la primera línea del rock a nivel global. Tampoco voy a centrar demasiado esta crónica en los problemas técnicos sufridos por los de Melbourne, porque con semejante visita mastodóntica, como para quejarse. Nada, un par de regletas en mal estado, algún cable díscolo, y unos técnicos que debían estar anodadados también por el espectáculo y tardaron en reaccionar. Nada del otro mundo, el concierto pudo proseguir en la cresta de la ola. Y desde luego, “The River”. El público apoyó con un fervor único, perdí la cuenta de la gente que surfeó la multitud, y acabé bañado en sudor. Conciertazo.
Con una “Melting” nos derretimos en un final de bolo que sienta el canon de la excelencia en la Joy Eslava este 2017, dando un margen idílico de psicodelia de principio a fin. Concluyendo, con todos estos datos que os puedo dar, King Gizzard And The Lizard Wizard es uno de los conciertos más atronadores y que va a quedar sin duda grabado a fuego en la memoria de los asistentes y en la historia del rock. Muy buena elección por parte de Sound Isidro para cerrar un cártel repleto de artistas nacionales e internacionales de los más diversos géneros. Un sold out como broche final en la Joy Eslava es precisamente el mejor aval de que este evento mejora año tras año. ¡Gran concierto!
Crónica: Aston Wirz
Fotos y vídeos: Káiron Vinicius
Promotora: Sound Isidro
Sala: Joy Eslava
Fecha: 08-06-2017