Crónica PsicoDelia Festival – Madrid Ácido (Jornada II)
Si la primera jornada del PsicoDelia Festival – Madrid Ácido fue un éxito, la jornada del sábado noche prometía con una variada oferta de bandas que gustan de los sonidos más lisérgicos.
Los encargados de abrir la noche eran los madrileños Zuma Birds. Con una sala que sorprendentemente no había congregado al personal esperado, iniciaban su show con su tema “A Town With No Name”, contenido en su recién publicado trabajo. Suaves acordes iban introduciendo la composición en la que ya dieron muestras de vena más ácida. Sobre un escenario austero en cuanto a efectos visuales, fueron desgranando gran parte de los temas que componen su disco. Continuaron con uno de los temas de aires campestres y regusto sureño. Como si de una continuación de los sonidos escuchados la noche anterior se tratara, sonaba “Deadhead Suzie”, en la que los ecos de Neil Young o Tom Petty flotaban sobre el escenario del Gruta 77. En la misma línea siguieron con “Let Me Follow You Down”, para romper esa dinámica con “Solaris”, un tema no incluido en su disco, y en el que descargaron toda su fuerza y energía a base de distorsiones y de unos ritmos de batería frenética. En estos momentos la sala iba llenándose de personal, cambiando la dinámica de asistencia que habíamos vividos al comenzar.
La gente se divertía con el show que ofrecían los madrileños y el ambiente festivo iba poco a poco tomando color. En la parte final del concierto interpretaron el tema que cierra su trabajo “Contac Light”, que no es otro que “She’s Got Stars In Her Eyes”, con el que retomaban la vertiente más psicodélica de la banda, con largos y suaves pasajes instrumentales.
El comienzo de la noche había sido prometedor, como antesala de lo que se nos venía encima con el resto de bandas. Con el frio invierno de la noche madrileña en el exterior, las salidas del personal a fumar eran más rápidas que de costumbre.
De regreso, y con la sala en penumbra y con proyecciones caleidoscópicas que arropaban el escenario, hacían acto de presencia sobre el mismo, Mechanik. Todo un golpe de efecto el que consiguió la banda madrileña con su apuesta de sonidos kraut, kosmische, space llenos de psicodelia.
Con una base de sintetizadores y ordenadores, acompañados de una fina guitarra, bajo y batería, la banda despertó la curiosidad del personal a base de sonidos hipnóticos. Rozando la frontera de la música electrónica por momentos, navegando por el espacio sideral y con un sonido perfecto, se convirtieron en el gran descubrimiento de la noche para el que les escribe.
Múltiples pedales de distorsión de guitarra daban el contrapunto al protagonismo de los sintetizadores. Desde la experimentación ofrecieron un show compacto, sin fisuras, recorriendo esos cosmos que hacían honor al nombre del festival que estábamos presenciando. Los teclados y sintetizadores golpeaban sobre las neuronas de los asistentes que recibían el golpe de buen grado. Todo un acierto su incorporación al festival. Profesionalidad y buen hacer por parte de los chicos de Mechanik.
Tras ellos, les toca el turno a la banda más esperada de la noche. Estos no eran otros que los romanos Ape Skull. Superados los problemas de movilidad acontecidos el día anterior, que les obligaron a cancelar su show previsto en Vitoria. Con su furgoneta inmovilizada en la zona pirenaica, y con una paliza acumulada en su cuerpo, llegaban a Madrid con ganas de ofrecer un buen show. Y a fe que lo consiguieron.
Desde el primer minuto, los primeros riffs de guitarra vaticinaban lo que iba a suceder en la siguiente hora. Abriendo con su lograda versión del tema del segundo álbum de Damnation Of Adam Blessing, “Drive”, no permitían concesión alguna. El viaje cósmico que acaba de suceder con la banda precedente, nos acababa de desembarcan en 1970. Podría calificar de sonidos retro vintage, los que ejecuta esta banda, pero yo me atrevería a decir, que no hacen nada retro. Sino que son verdaderos espíritus que viven en esa gloriosa época setentera.
Como continuación habían elegido el tema que da nombre a su segundo disco, “Fly Camel Fly” (reseña aquí). Un tema compuesto en 2015, pero que bien podría haberlo sido en esos primeros setenta. La afilada guitarra de Fulvio sonaba como si de Jimi Hendrix se tratara. Con su batería Giuliano llevando la voz solista, y acompañado a los coros por el propio Fulvio y su bajista Pierpaolo.
Sin momento para el sosiego, arremetían en un frenesí de fuzz con el tema que abría su segundo álbum, “My Way”. Ahora no había efectos visuales que les acompañaran, sino que sus propios sonidos, conseguían esa excitación sensorial. Con una nueva versión, en esta ocasión la popularizada por los alemanes Jeronimo, (un tema basado en cánticos rituales de nativos americanos, de la que existen numerosas grabaciones anteriores por otros músicos entre los que se encuentra J.J. Light) los salmos indios se apoderaban del Gruta a las voces de un “Heya” coreado por la concurrencia como si de una liturgia se tratara. “Heya heya heya heya heyaehhhh…..” Apoteósico.
Tras las danzas efectuadas por los presentes, tocaban “Baby I Come Home” a través del cual mostraban su vena más blusera; sirviendo de nexo con los sonidos funkys de “Tree Stomp”, con una guitarra sangrante en su pleno apogeo. El sonido Hendrix que nos llevaba acompañando durante su show, se manifestaba más si cabe bajo los distorsionados riffs de “It’s For Ape”. Regresaban a su primer trabajo con “So Deep”, como si de un paseo por el Soho londinense de los primeros setenta se tratara, y con el que se retirarían, no sin antes ofrecernos de propina “I Got No Time”, en el que el funky abducía nuestros cuerpos para seguir su ritmo bailón bien entrada la noche.
Tendremos que esperar un par de meses, tal y como nos comentó Fulvio, a escuchar las nuevas composiciones que contendrá su nuevo disco, después de haber dejado a la discográfica que había publicado sus dos trabajos, Heavy Psych Sounds. ¡Atentos!
Para cerrar la noche, los vitorianos The Free Tangas, nos obsequiaban la otra cara de la neo-psicodelia. Con un teclado presidido por una cabeza de una muñeca, su teclista y cantante con traje de purpurina y gafas de pasta blancas, y un batería con pelo a lo afro, camisa de flores de colores, y las correspondientes gafas de pasta, nos ofrecían la parte más bizarra de la noche. El viaje en esta ocasión nos trasladaba a las discotecas londinenses de los noventa. Con sonidos house, ácidos, y electrónicos. Ritmo dance puros. Temas de ritmos frenéticos e hipnóticos ocupaban la sala bajo su actuación. Con menos audiencia que las bandas anteriores, he de reconocer que cumplieron con nota su tarea. Volvían los lights-shows que dan el ambiente idóneo a sus sonidos, creando el marco perfecto para el espectáculo visual y sonoro que nos brindaban. Todo perfectamente medido. Dos músicos poniendo al personal patas arriba. A priori, no era la banda que más me seducía, pero me tengo que quitar el sombrero por su hacer.
El momento de las bandas había terminado y ahora quedaban los DJ’s que a través de discos de 7 pulgadas iban a continuar dando cobertura a la fiesta acompañados de un show audiovisual.
Es de alabar la apuesta hecha por Delia Records y Nooirax Producciones para esto saliera adelante. Una oferta variada y muy apetecible para el personal, que desgraciadamente no tuvo la respuesta que verdaderamente merecía, quedando billetes sin vender. Otro dato curioso es que habiendo un abono para los dos días por tan solo 20 euros, éstos se vendieran minoritariamente, siendo muy pocas personas las que asistieron a las dos jornadas. Un precio económico para la calidad y cantidad musical que se nos estaba ofreciendo. Pero me consta que los organizadores son tipos fuertes, y no cejarán en su empeño de seguir ofreciéndonos nuevas bandas con sus producciones. (que conste que esta afirmación no es peloteo, es reconocer la realidad objetivamente, nada mas) Enhorabuena, y esperemos que en 2018 podamos tener una segunda edición.
Crónica, fotos y vídeos: Roberto Lucas
Sala: Gruta 77
Promotoras: Delia Records y Nooirax Producciones
Fecha: 02-12-2017