Crónica Shawn James & The Shapeshifters (Cool Stage, Madrid)
Iniciando el maratón de conciertos que nos espera este mes Noviembre en Madrid, nos acercamos a la recientemente remodelada sala Cool Stage, para recibir al barbudo de Michigan, afincado desde hace un tiempo en Fayetteville (Arkansas). En esta ocasión acompañado de su banda The Shapeshifters.
El concierto que estaba programado en un principio en sala Icon Stage, y tras el cambio de ubicación del show, anunciado por la organización unos días antes, llegamos a la sala Cool Stage. La primera de las sorpresas de la noche fue el saber que había un telonero especial. El propio Shawn iba a hacer de telonero de sí mismo con un set acústico, antes de iniciar el concierto previamente anunciado. ¡Es tan grande que se telonea a sí mismo!
La primera vez que nos visitó por estas tierras había sido la pasada primavera en sala Boite, en la que ofreció un concierto acústico acompañado de su guitarra. Un concierto que dejó un buen sabor de boca entre la concurrencia. Por ello, había cierta expectación en saber cómo sería su show, rodeado de su banda al completo. Para el que les escribe, (que no estuve presente en ese concierto, pero que sí había tenido la oportunidad de verlo sobre el escenario con los Shapeshifters este verano en tierras germanas), supuso un plus de motivación y felicidad poder comprobar cómo se las gastaba el bueno de Shawn sin estar arropado por su banda, y hacía gala de su mejor instrumento y una guitarra acústica destripando parte de sus composiciones. Cuando hablo de su mejor instrumento, me refiero obviamente a su voz, esa voz potente, ruda, cálida, por momentos salvaje, y que supone un verdadero sello de identidad.
Puntualmente, a las nueve de la noche, y cuando había numeroso personal que todavía no había accedido al interior de la sala, sobre la misma, apareció el protagonista de la noche. Ataviado con su inseparable gorra, tomó asiento frente a un bombo que le ayudaría a dar ritmo a su guitarra y acompañado por su, últimamente inseparable Sage Cornelius al violín. Ambos sentados frente a concurrencia comenzaron el set, tras los saludos pertinentes.
Desde el primer instante su perturbadora voz lleno la sala, con esa calidez que le caracteriza. Un torrente salía de su garganta desmenuzando parte de su repertorio. Una guitarra, y un bombo bajo sus pies, en el lado izquierdo del escenario y Chris, en la parte derecha con su violín, daba el contrapunto perfecto a los temas que componían su set acústico. Desde la simplicidad y la sencillez hacían que la multitud comenzara a disfrutar de la noche a golpe de blues rural, de temas folk, góspel y soul.
Interpretando temas como “Hellbound”, llenos de ímpetu, una fuerza que salía desde la sencillez, sin artificios. Todo era auténtico, el hombre y su principal instrumento. Ese vozarrón que con mucho sentimiento salía de su garganta, con un sonido pulcro a la guitarra que sonaba perfecta. Blues sureño, folk áspero, lleno de oscuridad, contrarrestado por momentos por los acordes del violín, o alentado por él en otros pasajes. Una complicidad absoluta que se traslada a los asistentes.
Se sucedieron “Belly Of The Beast”, la dulce “Snake Eyes”, “Thief Of The Moon” o “On The Shoulders Of Giants”, entre otros de los temas que componen su último trabajo discográfico. Todos ellos aplaudidos y coreados por el respetable. El público tarareando y acompañando sus versos en una perfecta simbiosis artista-audiencia.
Cerca de 40 minutos después se retiraron del escenario con un público satisfecho y que no sabía exactamente qué es lo que acontecería minutos después. Incertidumbre, y sensación de que algo fuerte iba a pasar. Hasta ese momento, su dañado dedo parecía no resentirse de la lesión que había tenido la semana pasada y que hizo que cancelara su show en Hannover.
Todo, afortunadamente iba bien en esta ocasión. Después de unos minutos de descanso para el músico, aparecía la banda al completo. El propio James, transmutaba su guitarra acústica, por la eléctrica. Esta vez arropado por el bajo, batería y su compañero Sage al violín.
El mismo punto de partida, pero una meta distinta. Los aires folk, góspel y blues, se tornaron a partir de ese momento en un torrente de sonidos potentes, sorprendente para alguien que minutos antes había ofrecido un recital como folk-loner. La energía y la fuerza que salía en esta ocasión del escenario, era bestial. Duros sonidos stoner, heavies, metálicos. ¡Cuanta banda de metal quisiera tener la fuerza y contundencia que tienen estos Shapeshifsters!
Como dije al principio de la crónica, yo había tenido la suerte de poder comprobar hace unos meses esta exhibición de fuerza, pero la inmensa mayoría de los asistentes quedaron estupefactos por momentos al ver la que se avecinaba. La estupefacción duró lo justo para asimilar que era lo que se les estaba viniendo encima. Las luces azules y rojas que suavemente habían acompañado el set-acústico momentos antes, se tornaban en focos blancos a ritmo frenético, dándole más fuerza aún al show. Los movimientos de las cabezas y cuerpos de Shawn y Sage eran virulentos, al ritmo de la música que ejecutaban. Arriba y abajo, pareciera que se iban a desprender de sus cuerpos. Siempre dije que la química entre artista y público es fundamental. Si el artista transmite al público, éste disfruta. Y si el público goza, hace que el artista sienta que el objetivo está cumplido y se sienta más cómodo sobre el escenario. Esta simbiosis se dio en la sala Cool Stage el viernes.
Temas como “No Gods”, “Wild Man”, “Strangers Days” o “Lake On Fire”, sonaban a ritmo vertiginoso, pesado, contundente, salvaje. Esa fiereza metálica tenía su perfecto contrapunto en el bajo y en el violín. No en vano estamos ante uno de los mejores violinistas de la escena pesada, sino el mejor. Un aire country y festivo a las composiciones que hacían que el personal no dejara de bailar y corear los temas. Uno de los momentos álgidos de la noche fue con la interpretación de “Hunger”, de su álbum “The Bear”, coreado por los doscientos sesenta asistentes del recinto. La banda se había metido en el bolsillo al público que aclamaba cada tema.
Al final del recital, llegó con “Delilah”, otra de las canciones más aclamadas y festejadas. Momentos después desaparecían del escenario, para regresar unos segundos más tarde ante la insistencia del público. Nos obsequiaron con un bis, para posteriormente y como punto final, la banda presente sobre el escenario, ésta vez sin instrumentos, interpretar un tema “a capella”, palmeado banda y grupo. ¡Apoteósico!
El show había terminado y todos nos fuimos muy satisfechos de la noche que habíamos tenido. Cuando digo todos, también me refiero al propio Shawn James, que había terminado el concierto muy contento con la respuesta del público de Madrid. Estaba encantado, según me comentó en una charla que tuvimos después del evento, asegurándome que trataría de volver pronto por estos lares. Todo un placer.
Por poner un solo pero, el volumen del sonido del violín no estuvo a la altura, lo que de no haber sido así, le hubiera dado mucho más brillo a la actuación. Por lo demás, poco que decir. Agradecer a la promotora Garage Sound Fest, las facilidades dadas para poder llevar a cabo esta crónica así como el reportaje fotográfico, y la profesionalidad desplegada en el evento, a pesar del cambio de ubicación del mismo.
Por último decir, que siendo la primera vez que visitaba la sala, la misma es perfecta para el desarrollo de un evento de estas características, lo cual siempre es de agradecer.
Crónica y fotos: Roberto Lucas
Sala: Cool Stage
Promotora: Garage Sound Fest
Fecha: 03-11-2017