Monolord – «Vænir» (2015)
Hace ya poco más de un año que la escena stoner/soom de Suecia se estremeció, aún recuerdo aquel momento en el que todos los psiconautas adictos al fuzz quedaron sin cuello ante el lanzamiento del conocido “Empress Rising”, debut con el que el power trío Monolord, disparó su primer cartucho. Cortesía de la ahora Riding Easy Records, hoy tenemos entre oídos a «Vænir», su segunda ofrenda a los dioses de la distorsión. Con unos cincuenta y cuatro minutos de pura densidad sonora, los de Gotemburgo nos plantean un disco que está bastante en la línea de su predecesor, deciden continuar con un sonido que todos los fans adoran y que han conseguido hacer completamente suyo.
Lo cierto es que, cuando hicieron su puesta en escena el año pasado, dieron bastante de qué hablar entre los eruditos del rollo. Algo que no es extraño teniendo en cuenta la potencia que consiguen destilar gracias a los riffs del señor Thomas V. Jäger (guitarra y vocales) y la gorda línea de bajo de Mika Häkki. Esta vez estamos ante un segundo trabajo igual de suculento para los amantes del sonido distendido y monolítico, y para todos aquellos que adoren el pedaleo cargado de overdrive. También debo decir que a pesar del gran nivel de partida, eché un poco en falta más innovación y frescura durante la primera mitad del trabajo, pero está claro que mantenerse en su línea siempre es apostar sobre seguro.
Dicho esto, también hay que destacar que una vez llegamos a la cuarta pista, de título “Died a Million Times”, sacan toda su artillería y la cosa mejora enormemente. Es en este momento cuando a todos los fans de oído curtido se nos quita ese regusto agridulce y vemos realmente la esencia de Monolord, la auténtica robustez e ímpetu que enganchó a todos sus adeptos. Dejando lo mejor para el final, contamos con una segunda mitad del largo muy suculenta. Con cortes como “The Cosmic Silence”, todo un homenaje al rock psicotrópico de los enormes setentas, o el homónimo «Vænir», la pista estrella que abarca casi la mitad del minutaje. Composición de unos dieciséis minutos en la que dan lo mejor de sí y nos ofrecen un martillazo de dimensiones épicas, con esa fábrica de riffazos doomsters que te rompen las cervicales y un ramalazo sludge que eriza los pelos.
Ya os digo que esta nueva entrega del power trío sueco hace honor a su escuela y satisfará en gran medida a sus fans. Una banda que está ganando cada vez más relevancia en la escena y que, a pesar de haber reciclado un poco las estructuras de su anterior trabajo, han sabido estar muy a la altura y lanzar, en apenas un año, un disco bastante más logrado en cuanto a sonido y técnica. Un larga duración que complacerá, incluso a los fans más exigentes, durante unas buenas y amplias escuchas. Muy recomendable.