Mountain Thrower – «Mountain Thrower» (2013)
El rock retro será por siempre bien recibido en “La Habitación 235”, y el nuevo debut de los norteamericanos Mountain Thrower, parece como si respirará el espíritu de Robert Plant, Jimmy Page y compañía. Un viaje lleno de nostalgia que te transportará décadas atrás.
Como norteamericanos, vienen del estado de Carolina Del Norte y profundizan en ese oscuro ambiente de los 70 y esas contribuciones a las grandes melodías guitarreras del rock. La banda tiende a ofrecer una sensación diferente, pocas veces vista, por lo menos en los tiempos actuales, y eso que como siempre suelo decir yo, parece que este estilo musical vuelva a vivir de una segunda juventud varias décadas después. Mountain Thrower es otra razón más de peso.
No solo capturan el sonido hard rock de los 70, también capturan ese sonido distintivo para no hablar de otro álbum corriente del género. Por lo menos esas fueron mis sensaciones con las primeras escuchas a este homónimo debut.
La banda procede de la ciudad de Wilmington y este sueño de álbum se debe a una sola persona y ese no es otro que su frontman John Manning. En él está todo el peso del trabajo, hasta tres años han tenido que pasar para construir pieza por pieza el disco que estamos promocionando hoy. Más tarde para su grabación y reforzar la banda y su particular sueño, reclutó a sus filas al bajista Chris Bare y al primer batería Ben Lanier que estuvo en la grabación de este homónimo trabajo. En la actualidad el batería de la banda es Logan Tabor.
Sus influencias se cuentan por miles, pero en palabras directas del propio guitarrista de la banda, Manning menciona Grand Funk Rairoad, ZZ Top, The James Gang, Captain Beyond, Budgie, Cream, The Beatles y los primeros trabajos de Judas Priest y Black Sabbath. Toda una ensaladera de la mejor música y de los mejores deberes que te puedes cargar a la espalda a la hora de componer un disco como «Mountain Thrower».
Desde la inicial “Wandering Around”, los sonidos setenteros son reconfortantes, conforme crece las escuchas te das cuenta de que lo que sale de tus altavoces es música angelical de lo más agradable. La banda no cae en los delirios del rock progresivo y sí que incide en el hipnotismo que despiertan cada uno de sus seis cortes. “Ununpentium” es tan buena como su predecesora, casi puedes notar los pantalones de campana y las retinas desgarradas. Pedaleos a la guitarra por parte del frontman John Manning en los primeros compases de canción, para momentos después darte una ración de su mejor rock setentero. Gran percusión del señor Ben Lanier a la batería que nos regala un pequeño solo al final del corte. El mismo Lanier se encarga también de las labores del órgano y segunda voz. “Ununpentium” es un corte que mezcla los estilos de iconos de aquella década como eran Led Zeppelin y Lynyrd Skynyrd.
“Modern Living” son palabras mayores. Incluso unos grandes como Pink Floyd podrían haber compuesto esta belleza contemporánea, de hecho, su melodía final despierta los recuerdos del gran “Wish You Were Here”. Con “Only Child”, la banda nos brinda con un tema más relajante indagando por los terrenos del folk en un claro homenaje a los escarabajos de Liverpool.
“Ages Of Mars” es más nerviosa y vuelve a los senderos de la primera canción, ofreciendo una versión más completa de la banda. Chris Bare está estupendo al bajo que marca los buenos riffs de la guitarra de Manning. ¿Y qué decir del final del disco?… “My Woman (My Sunny Day)” es brillante y hermosa a la vez, la razón de que este disco es un viaje sagrado a las edades de oro de la música.
Gran disco y mejor sorpresa para este final de año. Y yo que creía que los mejores revival ya habían terminado y estaba haciendo mi lista para final de año, he aquí un nuevo enemigo para esas listas. Mountain Thrower han fabricado un disco para los amantes del rock psicodélico, un disco que reúne todas las piezas de esta página y que se sumerge en un ambiente laberíntico.
El sonido sucio de las canciones es permanente en todo el trabajo, pero a su vez suenan tan frescos como cualquiera de los primeros trabajos de Deep Purple o Black Sabbath. Una verdadera energía que fluye con toda la libertad y colores extraños cerrando un disco de mucho peso. Esperemos que «La Habitación 235» sea la puerta que los lleve al reconocimiento que ya se empieza a hacer eco en las zonas europeas y sudamericanas. Muy, pero que muy recomendables.