“Acheron”, la determinante huella de King Buffalo
Lo mejor para meternos hasta las entrañas de un disco que goza de esa aura psicodélica, es su principal y totalmente esencial ambientación. Considero este aspecto de lo más importante, pero si llegado ese momento, son los músicos como principales artistas y canalizador de estas emociones, los que se meten de lleno en el hábitat más apropiada para recrear lo que su propia música nos induce al trance definitivo, entonces es cuando se alcanza la excelencia de todo el conjunto.
Desde esta perspectiva se abre el telón del mágico “Acheron”, segunda contribución de una banda como es King Buffalo en este 2021, con una senda triunfante dentro de una discografía que sigue sin dejar de sorprender tanto a viejos como a nuevos seguidores. Los de Rochester son todo un agujero negro que atrae a todo su ecosistema que rodea su propio perímetro. Sus canciones son toda una alabanza a esa mencionada psicodelia reverberante, burbujeante, arrebatadora en todos los casos, pero sobre todo a través de unas logradas composiciones que nos llevan directamente al nirvana.
Lo primero es lamentar que los propios King Buffalo no acabarán por conquistar esa gesta que mencionaron el pasado mes de Marzo (ver aquí) del lanzamiento de hasta 3 registros. Yo me alegro de que esto no haya ocurrido así, ya que no es la primera vez que una banda lanza material de manera tan repentina y alguno que otro acaba perdiendo protagonismo, e incluso calidad de sus propias canciones. En este caso hay que mimar las canciones, y la encomiable labor de King Buffalo, personificando la viva esencia que eriza la piel al escuchar sus canciones y es que después de lograr algo tan enorme como “The Burden Of Restlessness” (reseña aquí), estos tipos, poseídos por algún tipo de fuerza divina y con una banda en total estado de gracia, vuelven a marcar otro pico culminante en su discografía con el nuevo “Acheron”.
En días del año tan definitorios para resumir toda la cosecha de 2021, King Buffalo es sin duda otro de esos protagonistas que pueden acompañar a tantos que en los próximos días iremos resumiendo. Yo, desde este punto, me cito a la ambientación mencionada en el primer párrafo de este artículo y unos King Buffalo penetrando hasta lo más profundo de las cuevas de Howe Caverns a las afueras de Nueva York, para la gestación final de este nuevo trabajo suyo.
Mucho menos directo que su predecesor y si bastante más explorador, los King Buffalo más parsimoniosos hacen acto de presencia entre dosis de fuzz y reverberancias múltiples. Reflexivos en muchos caso como la canción principal del álbum, o llevando ese impacto que produce nuestro viaje al inframundo en “Zephyr”, segundo acto de “Acheron” más aclimatado al ecosistema de su mencionado y predecesor trabajo.
Así mismo, el álbum vive de esa tensión que lleva el mencionado espíritu de la libre improvisación, y en sus diversos estados de ánimo se puede palpar la elasticidad de los norteamericanos en cortes como “Cerberus”, como nuevo guiño a la mitología griega y ese perro de múltiples cabezas de su dueño, Hades. Con “Shadows” posiblemente lleguemos al clímax de “Acheron” y posiblemente la canción que le de todo el sentido del mundo a esta nueva aventura de King Buffalo. La versión más completa de todo el álbum, resumida en sus 10 minutos y medio, y en total estado de flotación por parte del power trío. La voz de Sean McVay serpentea dentro de todo este paraje multicolor y la incorporación progresiva de un sintetizador como condimento esencial en la esquemática de la banda.
Nuevamente inducido por el espíritu de la libre improvisación, en contacto directo con la espontaneidad de las jam sessions, King Buffalo vuelve a hacer obrar su magia en medio de esos manantiales de agua que fluyen en el interior de la caverna. El toque más personal de la banda, muestra una delicadeza en sus canciones prácticamente tocada por los dedos de los dioses. Que mejor que en medio del colapso pandémico, y el cierre de muchos conciertos y festivales, los buenos de King Buffalo se escondan en el corazón de la madre naturaleza para expresar sus sentimientos por el género, expandiendo aún más todo ese space rock de lo más fluido, bordando la nitidez de su firma y llevándonos a esa mitología griega evocada en el título del registro. Ese río llamado “Acheron” es uno de los cinco ríos que conducen al inframundo, y esta travesía al más allá viene acompañada del mejor hilo musical. Sin duda, estamos ante una de las proezas del 2021.