“Caelum Invictus”, la purificación de Le Mur
Vamos con otra de esas aportaciones estatales con ganas de hincarle el diente, porque si de algo se puede destacar a una formación como Le Mur, es por llevar su música al rompecabezas más intenso, en una ecuación sonora como mejor cruzada de estilos.
Así se puede ver un “Caelum Invictus” que anunciamos a finales del pasado año bajo la senda que nos dejaba el sencillo “Prometeo”. El pasado 24 de Febrero se lanzaba este segundo larga duración del cuarteto murciano, bajo la edición de Maldito Records y The Braves Records.
Le Mur es una formación fulminante en muchos aspectos, desde esas armonías atmosféricas enfundadas por el mejor rock, con la templanza que precede a esa tempestad desatada en cortes como “Monoceros”, y ese universo que más allá de la escuela de Seattle, entra de lleno en un caos alucinógeno digno de disfrutar.
Una banda con los conceptos bien claros y usando las mismas armas que en su álbum debut, el balanceo entre las partes armoniosas y los de mayor furia le dan un matiz interesante a Le Mur. Esto evidentemente sube las apuestas bajo la tutela de la poderosa voz de Elsa Muñoz, que llega a tener invitadas de lujo como “Blue” de Bones Of Minerva en cortes como “Las Horas”, y una cara B del álbum seguida por esa tendencia de no dejar títere con cabeza en la rabia que descargan pistas como “Epimeteo”.
Independientemente a esto, Le Mur es una banda polifacética en todos los sentidos, y en un álbum no exento de sorpresas, y sí de muchos giros de guion no sabes por dónde van a salir. Con “Vulpécula” afianza ese trote magnífico visto en la mencionada “Monoceros” dejando en su dupla una de las partes más poderosas de “Caelum Invictus” y todo un monólogo de Elsa a las voces, mostrando esa versatilidad en las voces.
El principio del álbum con el single “Prometeo” es agudo por la descarga de unos Le Mur tan arrebatadores como devastadores. A esto hay que sumarle la colaboración del músico de Catorce, Jaime Ladrón De Guevara.
Sus diversos estados emocionales son el mejor escaparate para disfrutar de un “Caelum Invictus” dónde estos murcianos liberan toda esa pena y descargan ese sustentado purgatorio, propio de cargar un saco de piedras para liberarse en una purificación que sane todos los sentimientos que son la sangre que hace correr el motor de su nuevo álbum.
Una sorpresa de disco como primera toma de contacto con Le Mur, descubriendo una voz prodigiosa y una banda que a pesar de no esconder sus muchas influencias, siempre está ahí para ejercer su fuerza bruta, en este elenco noventero que es “Caelum Invictus”.