Degustamos el estreno de Pharlee, patio de recreo de infernal heavy psych
Mucho prometía lo nuevo de Pharlee, un debut del que tuvimos sus primeros noticias hace justo un mes, y es que con miembros entre una talentosa formación que han compuesto para otros proyectos paralelos suyos como Joy, Harsh Toke, Volcano, Artic o Sacri Monti, ¿qué puede salir mal?
La respuesta de los californianos es tajante, elevando aún más la apuesta por la prominente escena heavy psych que se cuece en la costa oeste norteamericana y que más allá de las bandas arriba mencionadas, su calaña de formaciones ponen este punto del planeta como uno de los núcleos más importantes para este tradicional estilo en cuestión.
Comandado al frente por la impetuosa voz de la argentina Macarena Rivera, estos nuevos Pharlee y este pequeño álbum de 6 piezas y una duración total que ronda los 30 minutos, es el estímulo necesario si eres un adorador de las muchas formaciones que acogen todos estos componentes.
Evidentemente la devoción de estos artistas por el páramo setentero rápidamente se hace patente desde la primera “Ethereal Woman”, con una imponente Macarena, surfeando estruendosas olas de áspera distorsión, rítmica desenfrenada y esa seca producción que hace ideal y apropiada la descarga quinteto californiano. “Going Down” establece en su base blues, un protagonismo especial en la dupla de la frontwoman y Garret Lekas a las teclas. Con todo esto, y la fórmula de Pharlee bien establecida a estas alturas de álbum, la joven formación se da todo un festín de frenesí en su marca más familiar en la segunda parte de este acto. Al contrario pasaría con “Creeping”, un arrastre aún un más mayúsculo a una velocidad algo más elevada. Nuevamente toda esa sección instrumental propulsa una marca estilística que merodea con los géneros progresivos. La mezcla con sensuales voces de Rivera es perfecta y los arreglos puestos por el también guitarrista de Harsh Toke, Justin Figueroa y el bajista Dylan Donovan (Sacri Monti), despliegan un alarde de virtudes.
Ante todo hay que destacar a estos renacentistas con el firme intento de extender aún más esa comunidad setentera que está viviendo, sintiendo, festejando y a su vez, procreando en diferentes trabajos de estudios llevados a diversos proyectos, resaltada en la soleada California. Más allá de los terrenos progresivos, es deliciosamente grasiento como este debut y “Warning” lleva ese psych blues variado en diferentes compases pero con una potencia que siempre se mantiene equilibrada y al alza. La cantidad de componentes que hay en juego sobre la mesa, Pharlee los maneja a su antojo y sabe incluso sacarles brillo en los momentos más oportunos a pesar incluso de destapar muchas influencias. Esto pasa exactamente con un guiño a The Doors como puede ser “Darkest Hour”, un punto culminante de este disco así como a su vez bastante sombrío en sus letras. Otro manifiesto en esos cambios de ritmo impuestos por Zach Oakley, el guitarrista de Joy, aquísentado y vitaminando este motor V12 con la mejor gasolina explosiva a los tambores. Son muchos los momentos en que este multi-instrumentista coge los mandos de este expreso infernal e incrementa el ritmo de una manera tan destacada en los segundos tramos de algunas de sus canciones. El solo, carga a sus espaldas todo un destacamento de rítmica endemoniada, y a su vez, bien contrarrestado por el resto de sus secuaces. “Sunward” cierra el álbum dejándolo todo más o menos dónde empezó, bajo esa visión explosiva, en otra exhibición de los cuatro músicos que se encargan de la parte instrumental y nuevamente reflejando esa brillante energía, representada en este prometedor debut.
Justamente a la altura de las expectativas, el homónimo arranque de Pharlee da al público lo que quiere escuchar. Como todo un patio de recreo para estos músicos, tal y como definimos en las premisas que avanzamos en su día, aquí va otra razón para destacar la brillante escena que allí se cuece y los muchos proyectos que cada año siguen saliendo, sin dejar a nadie indiferente. Savia nueva fresca como la buena mierda, que no importa de cuándo o dónde venga o por quienes están influenciados, lo que importa es que lo vivamos aquí, en el presente.