Dopethrone – “Broke Sabbath”; Sardónica irracionalidad…
Conectamos nuestro lado más inhumano de la mano de los salvajes Dopethrone que el viernes pasado ofrecieron a la muchedumbre su último reducto, “Broke Sabbath”, sin duda uno de los discos más atroces y esperados de este primer semestre.
Con ese título tan sugerente como mejor declaración de intenciones, la vuelta de este expreso canadiense vuelve tras 6 años de vacio después de su último “Transcanadian Anger”. De ahí lo de esperado, ya que la exposición al sludge más carnicero hacen del infernal mundo sonoro abierto de estos Dopethrone, todo un espectáculo a disfrutar para el bizarrismo enfermizo.
Emergiendo desde las profundidades de Montreal, el power trío está de vuelta con este “Broke Sabbath”, firmando así la sexta rúbrica como nueva entrega a su discografía brutal y sin paliativos.
Vuelven desde su naturaleza más reconocida, arremetiendo contra todo aquello que se ponga por delante y es que cuando sueltas una premisa como; “Hicimos el “Vol. 4” completo en este caso… Decidimos subir la perilla de ‘me importa un carajo’ al 11, salimos de nuestro contenedor de basura oxidado, le dimos un brillo y le prendimos fuego al cabrón”, es todo lo que necesitas saber para adentrarte nuevamente en las fauces de Dopethrone.
El sludge visto desde el pantano y sus formas más horroríficas, envuelto en esa magia negra y esas líneas bravas desatadas en esas vertientes psicóticas hasta tal punto de revolverte el estómago.
La forma de llevar su estilo a niveles tan extremos es una de las directrices de esta banda en “Broke Sabbath”, tejiendo sangre y vísceras en patrones similares como los de “ABAC” o “Shlaghammer” y un Vince a la voz principal poniendo esa peculiar voz, orquestada por el mismo demonio. El exorcismo de los canadienses va en aumento en esta ritual sádico. El fango del NOLA aploma con su mejor groove en el avance “Life Kills You” o “Uniworse”. Igualmente, ese persistente sludge obtiene esas inclinaciones al heavy blues en ese bucle de riffs impetuosos que es “Rock Slock”. Con “Sultans Of Sins” no creo que sea una de esas pistas que enamore al bueno de Mark Knopfler, pero aun así, tiene el tiempo suficiente para entregarnos la crudeza y brutalidad al mejor martillo de Dopethrone.
Sigan bajo su firma más grotesca, son lo que son por entregas como esta. Dopethrone no es música para cualquiera y un disco como “Broke Sabbath” prosigue esta estirpe visceral de los canadienses con un regreso a la altura de las expectativas, acomodando al personal a toda una clase inhumana, pulverizadora y sin remordimientos, de cómo llevar los extremos del sonido pesado hasta una irracionalidad sardónica.
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