“Empty”, la infinita deidad de Bongripper
Apareció por sorpresa en nuestro radar, sin previo aviso… y es el que simple hecho de llevar esa masificación de tantas bandas en nuestra agenda, a veces te hace pasar por estos sucesos. Independientemente a esto, la herrumbre sonora de Bongripper no iba a pasar desapercibida en las fauces de nuestro umbral psicodélico y el nuevo “Empty” ya está aquí para disfrutar de esa apología al sonido pesado en una nueva catarsis sonora.
Cuatro nuevas estaciones se establecen como pilares de este lúgubre abismo, inspirado por la grandeza de unos veteranos de su oficio. Las largas secciones instrumentales, establecen un nuevo hito para la formación norteamericana, siendo el principio y el fin de este “Empty” dónde se proclama a los cuatro jodidos vientos las muchas ocurrencias del fangoso sludge/doom de Bongripper.
Son muchas las veces en que discos y/o bandas de este calado, transmiten la belleza entre un pozo de infinita oscuridad. No necesitamos luz para entender la hermosura de algo tan titánico en toda su esencia, porque es precisamente de esa brea la que se alimenta toda esa retroalimentación de interminables riffs y el esplendor de actos sublimes que superan la marca de más 20 minutos en su infinita deidad.
“Empty” se acoge a sus muchos clímax, a los crecimientos atmosféricos que ven honrar una obra como la carrera de estos músicos de Illinois, rozando en casi 20 años de contribución al sonido pesado internacional.
Precisamente, esos in crescendos dejan cráteres en la fantástica “Forever” como uno de los temas más atrayentes de “Empty”. La experiencia es sumamente gratificante, pero también hacen de la música de Bongripper como algo dantesco en sus diversas incursiones por el fango. La canción principal deja una descarga masiva y atmosférica de 21 minutos de autonomía sludge, penetrando en esas cavidades de mayúsculo desarrollo.
Se cruzan muchos segmentos entre secciones tan largas, esto nos lleva a la creatividad de Bongripper dentro de un “Empty” de muchos minutos abrasadores y su larga composición de melodías masivas. Este octavo asedio para los de Chicago deja una inmersión efectiva directo a la distinguida corte encefálica de la banda en toda su carrera. Quiero decir que los contrastes del álbum conforman la épica de sus construcciones y dentro de esa batida exploradora, los sentimientos, las melodías o las propias atmosferas, cobran un sentir mayestático para entender su ofrenda a los dioses del sonido pesado.
Ver bandas como Bongripper te hace entender la importancia para la historia del género de un disco como “Dopesmoker” de Sleep. El nuevo “Empty” tiene esas similitudes en su plantel, de arrastres mucho más tradicionales, de ver como se extiende un riff inmenso, transformándose lentamente en esa base angustiosa.
Bongripper vuelve 6 años después a una nueva vuelta de su amplitud de pensamientos y planteamientos expansivos con “Empty”. Su octava parada muestra la solvencia de los norteamericanos como uno de los grandes artífices del género en cuestión. Específicos en medio de esa oleada de distorsión, el cuarteto vuelve a darnos otra ilustración de su condenatorio universo y el pavor producido por sus tantas acometidas que vuelven para tener esa visión apocalíptica en esta nueva fábula perteneciente al mundo de las sombras.
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