Ingrina – “Siste Lys”; Reflexiones a la madre naturaleza…
En uno de esos discos que tenía que haber entrado el pasado viernes, prorrogamos la causa entregando esta nueva ofrenda ambiental de los franceses Ingrina, en un conexo de ideas dónde el post metal más sombrío, alarga sus brazos hacía los territorios del mejor ambient, el industrial o incluso el noise.
Desde luego este “Siste Lys”, está hecho para el oyente de mente profunda, aquel que atraviesa capas del planeta en su camino hacia la densidad del núcleo interno, candente de un espesor de lava tan asfixiante como los muchos momentos que deja este notable “Siste Lys”.
De esta manera, el quinteto experimental francés cobra sentido a su arranque registrado dos años atrás con “Etter Lys”. Las nuevas canciones confinadas en esta nueva aventura, nos sumergen hasta su infierno emocional, y las penumbras de versatilidad instrumental que inquietan al oyente a la hora de entrar en sus sofocantes ambientaciones. De esto precisamente, es dónde Ingrina saca sus mejores bazas, el tétrico contexto instaurado en “Siste Lys” conecta muy bien con esa furia sludge que rebotan en nuestras paredes de la conciencia.
A pesar de que algunas de sus canciones son viejas grabaciones que adquieren nuevos matices en esta nueva aventura, la metáfora de Ingrina abre sus puertas a un nuevo espectáculo auditivo con un claros elementos geológicos u oceánicos, donde muchas bandas de este calado, adquieren su mayor inspiración y que en el caso de Ingrina, nos llevan como la gran pesadilla de la actual civilización.
El disco en sí sale en un momento crucial para la carrera de estos músicos y sobre todo, para los principios asestados por la propia banda como temática del redondo, y es que en un 2020 con claros indicios pandémicos, de un derrumbe humano avecinado desde mucho tiempo atrás y que tan solo es esa antesala del daño en sí que le estamos haciendo al corazón de este planeta, Ingrina te invita a la reflexión del mismo desde este último punto.
Todo enfoque luminoso retrocede como las aguas, entrando de lleno la oscuridad de “Siste Lys”, creciente entre su inmensidad instrumental de manera gradual, obteniendo segmentos de pura estimulación. Ese mundo en el que estamos inmiscuidos aquí lleva un claro condicionante a la preservación del mismo. Dicho esto, Ingrina surge como un temblor sísmico que se origina en medio del Atlántico arrastrándose por las aguas oceánicas como pronta epidemia que llegará a las costas.
La navegación en curso de la sinopsis registrada en “Siste Lys” ofrece un asalto de olas, propias a su recibimiento en los rocosos acantilados de Nazaré, asestando con toda la fuerza de la madre naturaleza, llenándonos de matices a una notable dinámica de gran ejecución, de un desarrollo instrumental que se vuelve en enigmático en el transcurso del redondo, pero que también encuentra entre eses peculiares y demenciales reverberaciones del sintetizador, su reflujo emocional como resultado a su perspectiva apocalíptica.
“Siste Lys” es otra de esas maravillas post metal del presente curso con claro componente botánico. Como una frontera que cruza su línea entre el metal más sórdido y contemporáneo, con las ambientaciones más espeluznantes. El segundo asalto de Ingrina abre un debate sobre una mesa cargada de melancolía aflictiva que retumba en los muros de una demencia que un día fue conciencia. Una enorme estructura instrumental, que perfectamente puede narrar los diferentes ciclos de la vida.
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