“Obsidian”, estado de conservación para Crobot
Con el nuevo álbum de Crobot abrimos la que para mí es la semana más interesante de todo lo que ha acontecido este verano. La última de esta estación agraciada para muchos y desgraciada para otros tantos, deja lo que yo considero 6 discos imprescindibles que será el recorrido de nuestra programación en las próximas 72 horas, como antesala a un precioso paisaje otoñal que nos espera un arduo trabajo cargado de emociones fuertes y opciones múltiples.
Resulta increíble ver a una banda sobreponerse de las muchas adversidades, más increíble aún es mostrando una solvencia en estado camaleónico y entrar en una catarsis sonora, llamada a la introspección.
El propio Brandon Yeagley lo dijo en las previas de promoción de este “Obsidian”, sobre la dulzura que traería el nuevo álbum y sobre todo las cepas a las que se dirige, encontrando a la banda en un gran estado de inspiración, y es que para una banda que ha edificado un hard rock electrizante en toda su carrera, tirando por ejemplo de capítulos como “Welcome To The Fat City” (reseña aquí) o el posterior “Motherbrain” (reseña aquí), la quinta entrega de los músicos de Pennsylvania, promete atentar contra nuestros sentimientos más profundos.
Aunque no deja de ser posiblemente el que considero su disco más dinámico hasta la fecha, Crobot da una pequeña vuelta de tuerca a su sonido con su nueva obra. Las texturas se disparan y multiplican al mismo tiempo para florecer en su sonido. Ese hard rock sigue siendo una fuerza bruta que arrolla inexorablemente en cortes como “Come Down” y otros destacamentos como “Head Of The Beast”.
Es precisamente en su construcción dónde se encuentran las grandes gemas de “Obsidian”. Entrar en esa fábula que es “From The Ground” es encontrar la reconversión sonora de los Crobot más inspirados, sobre como esa visión introspectiva mencionada por el propio Yeagley se manifiesta con un mayúsculo tema, enaltecido por su aplomo en las melodías más recordadas.
El tiempo continúa para Crobot, y lo hace bajo un estado de conservación genuino viendo como ese hard rock suyo, vira en muchas direcciones resultando igual de efectivo. La determinación de la banda es inmediata como el riff de “Nothing”, pero con el tiempo suficiente para llevarnos ese espesor que crea las atmosferas más inquietantes de un “Obsidian”, cargado de un rock diversificado que no dejará indiferente a nadie.