Spliffripper y el rugido del blues
Una portada como mejor declaración de intenciones, un verde universal que transita como el mejor sofoco cannábico y una muestra de losa instrumental propia de los pantanos de Nueva Orleans. Hoy toca pelotazo del bueno, y eso se refleja en este debut de los músicos de Spliffripper y este homónimo trabajo que se han cascado.
Desde Zoroaster, pasando por Bongzilla, hasta arrodillarnos al legado de Weedeater o los discos de culto de Buzzov·en, fangoso stoner/sludge en clave de heavy blues como el mejor rugido de estos músicos de Montana, abriéndose una vez más a ese escaparate del sello Desert Records.
Spliffripper es otra de esas bandas que irrumpen con fuerza dentro de la legión del medio oeste norteamericano. La razón por la que las armonías de esa losa blues entre Nueva Orleans y Montana no están tan lejos como aparece en el mapa tiene su respuesta tajante en los 7 actos desalmados que componen “Spliffripper”. Toneladas del rock sureño tan perturbador como seductor, con ese humo narcótico omnipresente para atraer mayormente a las masas devotas del stoner.
Aunque el álbum haya entrado como novedad en este 2021, hablamos de un disco producido en el 2018 bajo el nombre de “Shotgun”.Sucio como un vendaval de Dopethrone y con una lírica propia de entrar en el santuario de los grandes fumetas. Tirando de todo el sarcasmo oportuno, “Spliffripper” podría ser incluso un disco a ser llamado de culto en cuestión de años por los ingredientes que tiene, pero sobre todo por lo chocante que suena. Rompiendo ese bong desde sus inicios, de grosores riffs y con un groove marca de la casa, nos da a entender lo fina que es la línea entre el mayor heavy blues y el sludge, o como muchas bandas de su calado mencionan, el weed metal.
La sección rítmica del álbum desglosa una coraza brutal en todos sus aspectos, y es que tal y como marcan las directrices del fangoso estilo, nos arrastramos por este lodazal removiéndonos en la mejor de las mierdas. Spliffripper aplica ese estilo que rápidamente se acondiciona y aclimata a las estimulaciones más necesarias del oyente.
Tan surrealista como su contenido, desde la marihuana que circulaba en el Vietnam (“Vietbong”) hasta las conversaciones sobre iconos del jazz (“Jazz Cabage”). Un cúmulo de momentos que engrandecen este particular estilo basado en el blues más pesado, alcanzado momentos gratamente memorables para el recuerdo de este debut a tener en cuenta en este presente 2021, incluyendo uno de los riffs más salvajes escuchados en los últimos años; “Funeral Bong”.