Tiempo de cosecha para Year Of The Cobra en su última entrega
Al igual que hace unos días tuvimos esa contribución rítmica entre la fusión bajo/batería con los mexicanos Oculto, vamos nuevamente al norte de América, a ese país de las barras y estrellas, fruto de una inmensidad de proyectos que siguen generando una cuantiosa suma mucho mayor que cualquier otra cantera underground del planeta.
Cinco años después de su última entrega, el dúo y pareja Year Of The Cobra se ha puesto manos a la obra con su nuevo álbum. Su trabajo más reciente viene bajo la supervisión del productor Matt Bayles y se entrega de forma homónima para la ocasión.
Year Of The Cobra también está de enhorabuena en las últimas horas, ya que la voz y mástil de 4 cuerdas de este proyecto, Amy Barrysmith, acaba de anunciar su incorporación como nueva arma rítmica para los mayormente reconocidos Amenra.
Desde la señalada Seattle, una ciudad cuya historia remarca los altares del rock de los últimos años del siglo XX, es precisamente bajo esas pendientes más alternativas dónde se mueve el lodo de Year Of The Cobra. Una especie de viaducto abierto a muchas ideas que también hemos podido ver en un proyecto de mayor envergadura con Slower, también con Amy a bordo de esta súper banda.
Este jueves lo abrimos con esta nueva entrega de Year Of The Cobra, un registro que en base a esos proyectos paralelos y la incansable agenda de la banda, les ha valido para armarse en este nuevo encuentro inyectando nuevas ideas.
La mezcla entre la voz de Amy y ese bajo cargado de distorsión sabe abrirse entre mares cargados de melancolía y neblinas espectrales. Matices que recrean vivazmente todo el contorno rítmico de una banda como Year Of The Cobra. Capaces de darnos un primer asalto brutal con esa primera tripleta de canciones, los músicos de Seattle sobre extractos llevados por arpegios ascendentes y la buena obra de un productor como Matt Bayles, capaz de hacer brillar a bandas como The Sword, Mastodon o Pearl Jam en su historia, cabalgan con fiereza en su nueva epopeya.
La labor de una producción cuenta mucho en este tipo de álbumes, carente de muchos detalles por su peculiaridad de formación, pero sabiendo armarse con un buen conjunto de pedales y esos coros en armonía doom, transitando por sus muchos enfoques pesados.
Si te gusto hace más de un lustro un álbum como “Ash And Dust”, lo nuevo de Year Of The Cobra lleva esa actitud para un disco que no hace prisioneros y compacta todo este material en un auténtico batallón sonoro para hacer que ese rugido bombee como un corazón a galope.
Los antecedentes de estos dos artistas marcan el camino, ahora es tiempo de cosecha para empezar a recoger los frutos…