“Xibalbá”; el imaginario universo instrumental de Medussa
Iniciamos la jornada con el cuarto encuentro en la discografía de los cántabros Medussa y este nuevo álbum suyo denominado “Xibalbá”, con una estupenda edición en vinilo por parte de un festín de sellos estatales que se han unido a la nueva causa de estos arquitectos vehementes. Así pues, la edición de “Xibalbá” viene arropada por las distribuidoras Discos Macarras, Odio Sonoro, Cosmic Tentacles, Primitive Noise, Producciones Tudancas, Catabasis Records, Vinilako, Quebranta Records, Camigraphic Lab: Serigrafia y Diseño, Muerte Matar y Burial Records.
Las vertientes del post metal desde su prisma instrumental es nuestro primer entrante del día. Dentro de esa base atmosférica, la huella del cuarteto rellena de matices un estilo versátil que también se introduce en líneas más extremas como el black/death, o incluso sus partes más acústicas. Todo esto claro, bajo un cúmulo de sonoridades que son el escaparate a las influencias de estos cántabros, iniciados en este proyecto 10 años atrás y llegando ahora con su última contribución.
En este caso, el nuevo álbum sigue perfectamente esa tangente ascendente llevada en sus 3 entregas anteriores, pero también es verdad que en este mundillo, el instinto de superación merodea ese espíritu omnipresente que levita entre las composiciones de Medussa. De esa misma manera, su larga afinidad con la heroica de sus melodías abre sus brazos en la aventurera “Ukase”, una pista que puede reflejar muchos exponentes de la banda como Russian Circles, Isis, Amenra o Cult Of Luna. Exacto, pesos pesados dentro del ramo del post metal, bien homenajeado por la fantasía depositada en el interior de “Xibalbá”. Más dura y concisa proviene una embestida notable como es “Ningen Sengen”, con ese asalto de riffs incisivos, marca de la casa de Medussa
Hay que tener en cuenta muchos factores en un álbum que se rige al paso de sus estaciones. Un guion ciertamente laberíntico en algunos casos, no exento de esos giros en su desarrollo como pasar del suspense a la inmediatez de “Terror Háza”, dentro de una cara B para mostrar la creatividad compositiva de Medussa en sus canciones más largas. Aquí el progreso va acorde a ese lado más tendencioso. En particular una de mis favoritas es la furia de intensidad melodiosa presentada en “Anosognosia”, y lo que puede ser el resultante perfecto de un híbrido nacional entre Neila, Adrift o Toundra.
Hablábamos antes de una fuente esencial en las influencias de la banda como es Russian Circle, y ese cierre denominado “Morpho Azul” es toda una declaración de intenciones. Una soberbia ejecución para marcar un ritmo trepidante en medio de firmamentos que alargan las vistas hasta los campos infinitos de las emociones más surrealistas, con ese bello final que nos reservan este combinado como colofón final.
Evidentemente, hay una naturaleza espontánea en esto de las bandas instrumentales, y en estas, Medussa saca a la luz una de sus mejores armas al mostrar una serie de patrones creadores de los grandes estados de ánimo por los que cruza “Xibalbá”. En dichas fases, se puede ver esa libertad de los músicos en sus pensamientos, dando rienda suelta a su imaginario universo instrumental, un armario sin fondo que muestra a los cántabros en estado de gracia para este cuarto asalto, directo a tus estímulos.
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