Boris – “LφVE & EVφL” (2019)
Doom Metal / Drone / Experimental / Post Rock
La veteranía siempre es un grado no es tan solo una frase hecha, es un hecho que con el paso del tiempo, cae con el peso de toda la justicia. Y es que cuando estamos en vísperas de recibir el nuevo álbum de Kadavar, con el hype por las nubes, en boca de todos, muchos de ellos alabando lo nuevo de Chelsea Wolfe o cayendo en la estrepitosas ambientaciones de unos maestros de su índole como son Sunn O))), solo les diré una palabra; Boris.
No mal interpreten mis palabras pero siempre he creído, sobre todo para aquellos que destripen discos y a diario usen páginas y páginas de Word escribiendo artículos para sus magazines digitales, que una gran ambientación puede ser tu mejor inspiración. Con esto, las palabras salen solas de tu mente y no creo que haya una banda hoy en día que en este caso supera a estas leyendas de la tierra del sol naciente.
Boris es historia viva del sonido pesado, una de las piedras angulares del género, el azote del riff mayúsculo. Durante 23 años su autonomía es una de las más esenciales en el reinado de la distorsión. En su lanzamiento número 25, a más de un disco por año, y siendo el primero en el estreno del sello de Jack White, Third Man, el nuevo doble LP de los japoneses vuelve a explorar los límites de su conciencia. En una formación como Boris, a punto de extinguirse hace dos años, sorprende con cada nuevo lanzamiento lleno de ambientaciones asfixiantes, logrando preservar en ese espacio, todos los elementos musicales que rodean y a su vez enriquecen una discografía única en su género.
El amor y la maldad introducen sus dos caras en esta nueva aventura, evocando bellos paisajes al post rock, o sumergiéndose en las profundidades del doom/drone ambiental. En este caso, la apertura con “Away From You” rellena los claros del álbum, entre agradables líneas de bajo en bucle. Todo esto lleva a una conducción final hasta “Coma”, dónde la fortaleza drone más distinguida de Boris, retuerce el alma a través de sus casi 8 minutos. “EVOL” cierra esta primera parte con un alcance total en su exploración, la batida de la banda es única es un fondo de altas reverberaciones. Más allá de los ritmos tribales actuando como novedad en ese primer acto, capas superpuestas de drone emergen desde el núcleo planetario hasta llegar a ese acto final, dónde el solo de Wata arropa una gloriosa columna de celestial distorsión. Los decibelios suben, las letras se elevan, el círculo de Boris se completa, el gran significado de una nueva clase maestra adquiere su mayor significado es uno de los puntos culminantes del redondo.
Nuevamente, “Uzume” es como un alma gemela de “Coma”, rugidos en clave Sunn O))), retroalimentando el espacio tiempo tan estrecho y angosto por el laberinto de hormigón de Boris, mientras el crujir de sus riffs te acerca al paraíso de las mejores audiciones. Desolación y a su vez la interminable búsqueda, se dan de la mano en este corte. “LOVE”, aparte de ser el primer single de Boris para esta vigésima quinta entrega, es la viva esencia del mismo, una respuesta inmediata como tema más directo, si lo podemos mencionar así, dónde todo se enfoca en base a su sección rítmica aplastante y los arreglos de Wata a las 6 cuerdas. Un ascenso entre las sombras bajo versos dementes. “In The Pain(t)” vuelve al floreciente post rock que daba lugar al inicio del LP con el cantar de los pájaros y niños jugando como acompañamiento.
El final de “LφVE & EVφL” llega con “Shadow Of Skull” de la misma manera que nos hace entender en su contexto, que todo el recorrido hasta ahora encuentra su respuesta a todas las preguntas y el final del camino en esta clausura orquestada en sus lamentos a las voces, creando 11 minutos de dantesco sludge/doom, y llenando de esta manera, todos los elementos que rodean a la banda a lo largo del redondo. Es verdad, acaba con un corte en seco que a mi particularmente, no me gusta.
La cohesión de “LφVE & EVφL”, adquiere un nuevo sentido en el aprecio al estilo experimental de Boris. Considerando la naturaleza del mismo, es en la inspiración de estos 3 componentes dónde se saca un pura sangre para definir la transición perfecta de la banda en sus más de 20 años de provechosa existencia. En un recorrido por buena parte de su discografía, con este álbum se siguen desarrollando las principales directrices de su elevada construcción. Supongo que su capacidad de adaptarse a una variedad de géneros empíricos, hacen de Boris unos profetas visionarios con cada uno de sus lanzamientos, y este en cuestión, después de lo que paso en 2017, nos da a entender que Boris, es una banda que necesitamos para la purificación de nuestra alma. Una gama de densidades con una definición concreta en todo su conjunto.
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