Mother Mars – «On Lunar Highlands» (2017)
Heavy Psych / Stoner / Space Rock
Cuatro años después de su brillante “Steam Machine Museum” (reseña aquí), el pasado 8 de Diciembre veía la luz la nueva entrega de la banda australiana Mother Mars, compuesta para la ocasión por Frank Attard (batería, percusión, sintetizadores,) Paul Attard (guitarra, bajo, sintetizadores, piano, órgano, banjo, mandolina) Dave Schembri (voces, harmónica), con la colaboración de Mathew Slager (guitarra), y presentando una producción efectuada por los hermanos Attard, masterizada por el propio Frank en Frank Street Mastering y mezclada por Noel Summerville en 3345 Mastering. Habiendo corrido a cargo del mismo el diseño e ilustración de la portada.
Con un título premonitorio de su contenido, “On Lunar Highlands”, nos presentan 69 minutos de contundente rock espacial, lleno de improvisaciones y en el que la banda, con un estilo vintage, coquetea con sonidos blues, psicodelia, sonidos desérticos, así como con otros géneros del universo rock. Un álbum exuberante donde los haya, en los que un torrente infinito de sonidos sale de sus surcos. Una corriente desbordada de armonías con una profunda experimentación y madurez, que hará las delicias de los amantes de bandas como Hawkwind.
Con una enigmática portada que refleja fielmente el contenido de sus temas, la banda en este trabajo rompe las reglas, dirigiendo su proyecto libremente, sin ataduras. Diversificando su sonido con gran madurez. Aunque alguna de las piezas que componen el álbum, venían rondando desde hace tiempo, ha sido la entrada al estudio la que les ha dado forma, según el sentimiento del momento. Plasmando las ideas de una forma espontánea los temas van tomando la forma en la que nos llegan. Mother Mars no trata de llegar al oyente de una forma predeterminada, sino de la manera en la que a ellos mismos les satisface.
“Wrecker’s Reunion Ball” abre el disco con una guitarras bluseras, acompañadas de ecos de armónica, sobre una base stoner, psicodélica y por momentos hasta glam, pero siempre bajo ese espectro espacial que nos acompañará a lo largo de todo “On Lunar Highlands”. Con un aura de sonidos herederos de grandes bandas norteamericanas de mediados de los setenta, como Grand Funk o B.T.O. “Lost Planet Airmen” deja constancia del prodigioso sonido de la banda, nuevamente aderezado con la harmónica. Una pesada base rítmica domina la composición. Se toman un respiro en una pieza ridícula de medio minuto en la que el banjo es el único actor: “Bean Stalkin”. Que posteriormente tendrá un remake bajo el título “Bean Stalkin Again”. En “Though Is Best To Cult You Loose”, bajo repetitivos ritmos, exploran con paso firme sonidos setenteros, con unas cuidadas voces no exentas de la tensión que requiere el momento, concluyendo en unos riffs de claro signo stoner, llenos de distorsión.
Los sonidos retro se repiten en “Soap Bar Pick-Up Joint”, en esta ocasión inclinándose hacía la acidez de nuevo con las órdenes de un bajo pesado como un mamut, y afilados solos de guitarra. A lo largo de los nueve minutos de “The Stalwarts Of Saltwort Castle”, Mother Mars explora los sonidos Sabbath insuflando una importante dosis de psicodelia. Efectivos riffs, tanto de un bajo duro, como de una guitarra hiriente hacen huir la composición a esos terrenos lisérgicos en los que tan bien se mueven los australianos.
La banda se toma un paréntesis dando rienda suelta a la improvisación en “The Working Mind Of The Creator”. Introducidos por elementos tradicionales a base de mandolina, las exploraciones cósmicas se desarrollan sin argumento, como si de un recreo se tratara, antes de arrancar con el tema de mayor minutaje del disco, “Woodhollow Green”, los trece minutos más creativos y solventes de “On Lunar Highlands”. Suaves registros vocales llenos de sentimiento con una impecable ejecución y producción con un argumento de difusión psicodélica a lo largo de universos de epopeya sideral en el más puro estilo Hawkwind, que concluye en una verdadera tormenta de meteoritos.
Los terrenos bluseros son retomados en “Never Fail”, en los que la armónica da el contrapunto a un tema de folk blues psicodélico a base de guitarras acústicas y unos ejercicios corales que ponen orden en el caos precedente. Una colorida composición con aromas rurales. “Bigger than fear” nos presenta a la banda en toda su sabiduría, riffs setenteros con antepasados Sabbath y unas voces perfectamente moduladas, quedando la contraposición de fuerzas equilibrada. Entre los sonidos sludge y la ambientación cósmica estabilizan un tema que podría definir una de las características del disco. La madurez.
Los terrenos oscuros son explorados profundamente en el tema que da nombre al LP, “On Lunar Highlands”. Una composición que inevitablemente recuerda a “Dazed And Confused” de los mismísimos Led Zeppelin. Larga instrumentación llena de efectos y distorsiones, tras un paso lento y firme, desbocada en su parte final en esa huida hacía misteriosos universos lejanos. Manteniendo una tensión contenida, el suspense, y fletando una expedición hacia lo desconocido, desarrollan uno de los mejores temas del disco.
Si nos damos cuenta, a pesar de todos los matices e influencias musicales que contiene su interior, “On Lunar Highlands” es un “todo”, y nunca podrás decir que has captado la esencia del trabajo escuchando un solo tema. Con cada nuevo track seguirás descubriendo matices.
“The Heavy Hand Of The Destroyer” pone el broche final, con una nueva experimentación en la que los instrumentos tradicionales vuelven a hacer acto de presencia, ahora en un auténtico caos sonoro, dónde cada uno de los músicos va su aire creando una pieza aparentemente inconexa.
Mereció la pena la espera de estos cuatro años, ya que la cosecha ha sido satisfactoria. Variedad de frescos productos en forma de temas, que nos darán mucho juego cuando nos dispongamos a cocinarlos. Eso sí, a fuego lento y volumen alto.